-Historias Dark Hunter- Capitulo 33 Por DangerMel

martes, julio 12, 2011

Me desperté rodeada de plumas... Ups! Creo que me he equivocado de saga. Que daño me había hecho el leer libros sobre vampiros que brillaban como cristalitos de Swarosky en vez de churruscarse como yo.

¡Por todos los dioses! Me ardía hasta la pepitilla. Era insoportable el dolor. Se podía freir un huevo frito en mi cuerpo.

-Shhh , tranquila Mel, no te muevas tanto- ¿moverme? Pero si estaba quieta. O al menos eso creía hasta que de nuevo sentí dolor en el cuerpo- Abre los ojos, que estoy aquí contigo.- la voz de Zarek era como un balsamo que me inundaba de tranquilidad.
-mmm...- gruñí. No estaba segura de poder pronunciar nada más.

Poco a poco fui desperezandome y conseguí abrir los ojos, aunque no podía enfocar totalmente con claridad, pero al menos me estaba alegrando la vista con Zarek delante de mí con su torso desnudo, enmarcando sus musculos y dejando a la vista sus preciosos tatuajes. Dandome ganas de lamerlos hasta quedarme seca.

-Una botella de hidromiel por favor- murmuré con voz pastosa.- Tengo mucha sed.- estaba casi babeando de tanto mirar a Zarek.

La dulce risa de Zarek envolvió la estancia y cuando intenté sonreir, noté un dolor alrededor de mi cara.

-No sería mejor un vaso de agua para la sed- murmuró.
-Eso es solo para los débiles- murmuré y de nuevo, cuando intenté reir, me dolía- Joder, ¡malditas quemaduras!- gruñí- Debo estar horrible toda quemada.
-Eres preciosa. Incluso ahora que pareces un pollo quemado.
-Capullo- reí- Quiero verme.- aunque me daba pánico.

Zarek puso una mueca, en la que pude leer "que podría reaccionar bastante mal". PEro tendría que hacerlo tarde o temprano.

Me ayudó a incorporarme en la cama y me agarró suavemente para llegar al espejo que había al fondo de la habitación.

La imagen que había frente a mí me dejó casi en Shock. Tenía el cuerpo prácticamente quemado. No había ni un solo lugar que no estubiera cubierto por quemaduras. ¡Estaba horrible! Ni Gollum en su peor noche tenía la pinta que yo tenía.

-Dioses...Espero que no me queden cicatrizes... estoy horrible...-tenía incluso ganas de llorar.
-Melo viene para aquí, ahora que estás mejor, ella podrá curarte.
-¿Pero y ella?¿ Se quedará con mis heridas?
-Solo será durante un rato, y los más seguro es que tengan mejor pinta que las tuyas.
- Eso espero...No quiero que ella tenga que pasar por este dolor por mi culpa.

Después de horrorizarme con lo que veía en ese espejo, volví a la cama, pero nos sin antes meterle un buen meneo a la botella de hidromiel. ¡Con razón era la bebida de los dioses! ¡Era deliciosa!

Al caer la noche Melo apareció por allí y procedió a curarme. Su toque era milagroso y me dejó como nueva, solo que ella se llevó parte de mis heridas, pero menos mal que no estaban tan mal como habían sido en mi y a ella se le irían en pocas horas.

En los dos días que había estado inconsciente me habían hablado de la desaparición de Artemisa, y que todavía no sabían nada de nada. Realmente me preocupó, no era normal que ni siquiera atendiera a las llamadas que le hacíamos y puestos, a todo lo que había pasado en los pocos días que llevábamos en nueva Orleans, un mal presentimiento se cernía en mí.

Melo se fue después de terminar conmigo junto a Kyrian, ya que tenía que descansar y recuperarse y no pude evitar el sentirme culpable.
Durante esos dos días, mis amigas hunters habían venido a visitarme, segun me estaba contando Zarek y habían estado todos muy preocupados.

Justo en ese momento me fijé en las dos marcas oscuras que había debajo de los ojos de Zarek.

-¿Has dormido estos días?- pregunté, aunque creo que sabía la respuesta.
-La verdad es que no...
-¿Porque?
-¿Se puede saber porque no llegaste a tiempo?- evitó mi pregunta. Se notaba demasiado que no quería responder a lo anterior.

Eso era una de las cosas que me molestaban de Zarek, que escondiera lo que sentía bajo una mascara de dureza que yo sabía que realmente no tenía. Porque ante esa apariencia de hombre duro, que no le gusta la gente, había una persona con un corazón que no le cabía en ese precioso pecho que me comería de arriba abajo.

Vale, no lo podía evitar. Estar cerca de Zarek me ponía completamente cachonda. Pero.. ¿a quien en su sano juicio no lo haría? Desprendía sensualidad por todo su cuerpo, aunque el intentara camuflarla.

-¿Me piensas contestar?¿O vas a seguir mirandome como si quisieras follarme durante todo el día?- murmuró con un tono bastante seco.
-Vale que me pongas, pero no me seas tan engreido guapo- gruñí- no eres el hombre más sexy del mundo para que lo sepas.- mentí, porque para mí lo era.
-Eso no te lo crees ni tu. Soy el hombre más guapo de tu mundo nena.
-Creído, malhumorado, imbecil, caraculo, pedorro, mentecato, inutil... buenorro.- oh mierda eso ultimo sobraba.
-¿Lo ves?- rió.
-Callate
-Pues habla.-contestó.

suspiré profundamente e intenté recordar que era exactamente lo que me había pasado. Ya que parecía tener algunas lagunas mentales.

-No me dio tiempo a llegar. Iba bien de tiempo, hasta que de camino hacía aquí. Caminando. Ya que no tengo ningún puto coche para moverme por esta ciudad y no se me ocurrió llamar a nadie, porque como acabo de decir creí que me daba tiempo. -comencé- Pero me encontré con un rubio cabrón matando a un humano, y no pude resistirme a torturarlo aunque tenía claro que iba muy justa de tiempo, tal que, cuando me dí cuenta y ya lo había matado, solo me quedaban 15 minutos para volver hacía aquí. Corrí como loca, pero el resto ya lo sabes, no me dió tiempo.
-Es que eres subnormal- gruñó.
-Oye majo, eso lo serás tu. ¡Si no me dio tiempo, pues no me lo dio!- grité.

Me levanté de la cama donde estaba sentada, saliendo por la puerta hacía el salón. En aquellos momentos no quería tener a Zarek cerca pero me siguió.

-No huyas Danger! y escucha lo que tengo que decir- mururó a grito pelado.
-Es que te estás poniendo como un imbécil Zarek, no puede ser que me reproches el haber hecho mi trabajo...
-No te reprocho eso Mel, lo único que te reprocho es tu puñetera obsesión de torturar a esos hijos de ****. En ese momento deberías haber pensando en las consecuencías, sabías que estaba a punto de amanecer. Pero por tu **** que tuviste que cortarle los huevos al Daimon, arriesgandote así a... matarte.- su cara mostraba una rabia que me parecía demasiado exagerada.

Vale que me había arriesgado demasiado. Pero era mi trabajo, y mis formas de matar a los daimons no iban a cambiar. Los quería a todos capados y que sufrieran como los cabrones que eran. Era así y así iba a ser siempre. Me gustaba, me gustaba demasiado hacer eso, me sentía poderosa.

-¿Te quedas callada porque sabes que tengo razón? Te jode la verda Danger... te jode demasiado, y sabes perfectamente que tu forma de matarlos, entreteniendote de esa manera, te hará perder más de una batalla.
-¡Callate!- grité y moviendolo por telequinesis, lo estampé contra la pared más cercana.- ¡Deja de juzgar siempre lo que hago! Siempre me haces lo mismo Zarek, los mato así porque me da la gana. Y si, me arriesgo. Lo sé. ¡Pero me da igual! Lo único que quiero es ver derramada su sangre, me gusta sentir como se desangran y como chillan. Me gusta verlos sufrir, soy una sádica, lo sé. Pero tu también lo eres, y eso no me lo puedes negar. Y si muero ,me importa una mierda, porque habré muerto defendiendo una causa.
-Eres una imbecil Mel. ¿No te das cuenta que no quiero que te pase nada? ¡Joder!- sus palabras me pillaron de improvisto y sobre todo su expresión de horro y preocupacion mezcladas en su rostro.- Tu no sabes lo que ha sido para mí verte ahí durante dos días inmovil Mel. - susurró- cuando Aqueron te trajo, ni siquiera sabía si ibas a sobrevivir. Estas medio muerta Mel, y yo me sentí como un inutil sin poder hacer nada.
-Zarek...-susurré. Me había quedado sin palabras...- Gra...gracias por haberme cuidado.- suavizé mi voz y mi expresión, disolviendo la tensión que había creado nuestra discusión.
-No tienes que darmelas Mel.- Me acerqué a el lentamente a abrazarlo. Necesitaba sentirlo cerca.

Todo el cabreo que había sentido hacía unos instantes, se había disipado.

-No quiero perderte Mel, y estuve a punto de hacerlo. Eres la única hunter, que de verdad me conocé.
-Te quiero mucho Zarek. - ¿le acababa de decir te quiero ?
EL me miró también sorprendido. Ya que creo que en los siglos que hacía que nos conociamos jamás le había dicho algo así.

-Digo... como a un hermano. Ya lo sabes- reí nerviosamente.- Tu también eres quien más me conoce. Sabes todo de mí y nunca me has juzgado. Bueno hace cinco minutos si, pero te entiendo. Porque yo.. yo tampoco quiero perderte.

Nuestro rostros estaban casi rozandose. Nos miramos directamente a los ojos. Diciendo con la mirada, lo que realmente no nos atreviamos a decir con palabras. Algo intentabamos evitar. POrque no podía ser... siempre lo habíamos tenido claro, todo estaba muy claro entre nosotros. Pero...

Nos fuimos acercando lentamente el uno al otro. Nuestros labios a punto de rozarse. Sentía su dulce respiración en mi boca y un calor comenzó a recorrer mi cuerpo. Necesitaba probar esos labios carnosos de nuevo que hacían maravillas con mi boca. Pero mi maldito Iphone, sonó interrumpiendo el momento.

Nos separamos y fui a atender la llamada. Artemisa había aparecido, pero no parecía que fuera en muy buenas condiciones. Había sido capturada por Stryker. ¡Lo que nos faltaba! Las cosas se ponían cada vez más calientes, y por una vez no estaba hablando de sexo...

Había mucho por hacer y lo primero que debía, era comentarle a todos la extraña visita a Savitar, el cual me había dejado conun misterio impresionante que me daba vueltas en la cabeza. Ya que ahora, cada uno tenía que pensar la manera de aportar algo en esta guerra, ya que cada uno teníamos una misión pero había que descubrir cual...

¡Maldita sea con los misterios!

Más Información En...

0 comentarios