-Historias Dark Hunter- Capitulo 36 Por DangerMel

domingo, julio 17, 2011

Artemisa había aparecido, pero dadas las circunstancias, Mel pensó que incluso hubiera sido mejor dejarla encerrada en alguna parte.
Estaba desquiciada con todo el mundo. Se comportaba de forma histérica, fuera con quien fuese y estaba con sus instintos totalmente descontrolados. Aunque pensándolo bien, si ella estuviera en su misma situación, estaría igual o peor. Ya que ambas, con sus fuertes caracteres, podían darse la mano.

-Melo ha llamado- murmuro Danger mirando seriamente a Zarek- Artemisa la ha echado a patadas. Dice que esta insoportable, que hay algo diferente en ella. Estoy muy preocupada. Solo sabemos que ha sido brutalmente abusada en Kalosis, pero nada más. Debe ser muy traumático para ella.
-Se le pasará, preciosa. Ya lo verás, será algo momentáneo por el Shock que ha sufrido por la droga y lo que le han hecho. Pero Artemisa es fuerte, lo superará…- Mel también quería pensar eso, pero en su pecho notaba una opresión que le decía que Artemisa no estaba nada bien.
-Espero que tengas razón. Pero no las tengo todas conmigo Z. Según Melo, estaba muy, pero que muy extraña. ¿y si le han hecho algo? ¿y si la están transformando en algo que no sabemos?- preguntó.
-No digas tonterías. Si eso hubiera pasado, Ash sabría algo, ¿no crees? El lo sabe todo- murmuró intentándole quitar hierro al asunto.
-Claro…- murmuró insegura.

Puede que su jefe lo supiera todo, pero cuando Artemisa estaba de por medio, algo raro había. Danger nunca había sabido exactamente lo que pasaba entre ellos, pero ambos cuando estaban reunidos, se podía ver que la tensión era inminente, era posible incluso cortarla con un cuchillo. Y aunque su amiga no le dijera nada, ella sabía que allí había algo escondido. Demasiado…

-Bueno, será mejor que nos marchemos a patrullar. Los Daimons están demasiado activos.- murmuró ella, mientras se ponía sus pantalones y corsé de cuero. Se armaba con un cinturón con dagas escondidas, y terminó por poner la última escondida en sus botas altas de tacón.

Zarek gruñó como un animal viéndola preparándose de esa manera. Se le había puesto dura nada más ver a Danger armarse hasta los codos.

-No deberías salir tan provocativa, los Daimons no son de piedra- “ni yo tampoco” pensó.
-Es mi arma más letal- dijo picarona- hay que ir con todas las armas posibles.
-Si si eso no te lo niego, pero… me distraes- sonrió.

Desde aquella pequeña “declaración” que habían tenido cuando ella “revivió” de su letargo por chamuscación solar, las cosas no habían cambiado para nada. Seguían teniendo su misma relación, aunque eso si, las indirectas sexuales se hacían cada vez más con sus conversaciones. Eran como dos perros en celo. Provocándose a cada momento que podían.

-Vamonos antes de que me arrepienta- rió Mel.


Salieron por la puerta en silencio y se metieron en el precioso Aston Martin V Vanquish de color plateado de Zarek. Condujeron hasta la zona donde se encontraba el cementerio de Lafayette, ya que esa era su zona de patrulla. Aparcaron por los alrededores y se encaminaron en busca de algo de acción.

Dangermel seguía teniendo un mal presentimiento en su interior. No estaba tranquila, aunque intentara aparentarlo para no alertar a Zarek. Sentía como si toda la tranquilidad que los estaba rodeando en el cementerio, no fuera más que una ilusión que en cualquier momento acabaría desapareciendo y acabara fastidiando la noche. Necesitaba acción, pero lo que sentía le hacía incluso querer no matar a ningún Daimon.

-Yo iré por allí, tu ves por el otro lado- murmuró manteniendo cerca la mano de sus dagas.
-Perfecto, ten cuidado. Cualquier cosa, grita- sonrió ladinamente.

Se introdujo por la puerta del cementerio, buscando algo fuera de lo normal. Pero la noche estaba en calma.
Un olor conocido llegó a sus fosas nasales. Era el aroma de Artemisa. Su amiga estaba acerca.
Siguió sus instintos y se acercó por allí. Pero…también captó otra esencia.
Una esencia de gusto salobre y muy apetecible. Sangre.

Corrió en la dirección de donde venía y allí estaba ella.

-¡Artemisa!-gritó- ¡Se puede saber que mierda haces!

Un humano estaba en brazos de Artemisa, con el cuello ensangrentado y abierto por dos pequeñas incisiones que le habían hecho sus colmillos.
Mel se quedó inmóvil por un momento, hasta que reaccionó y fue a por su amiga y la separó del cuello de ese pobre inocente, el cual tenía una sangre demasiado apetecible.

-¡Joder tía!¿que **** haces?- gruñó a su amiga, que estaba con los ojos fuera de sus órbitas, con una mirada que no era la de ella. Estaba completamente desconocida.
-Déjame Zo-rra!- gritó empujándola contra un árbol y salió corriendo, desapareciendo de allí como una bruma de niebla.

Mel cogió su Iphone con rapidez y marcó el número de Zarek.

-He visto a Artemisa. Esta completamente descontrolada. Estaba mordiendo a un humano y ha huido.
-Joder!- gruñó Z desde el otro lado de la línea- ¿Dónde estás?
-Estoy…- una sensación extraña recorrió a Danger, sacándola de la conversación que estaba teniendo con Zarek.
-Mel- murmuró este al otro lado de la línea. Pero ella no contestó- Mel joder contesta…- nada.

Ella seguía mirando a su alrededor, en busca de esa presencia que la estaba perturbando. No podía decir exactamente lo que era, pero sentía como un fantasma a su alrededor. Una sombra, un alma que no había encontrado su camino.

-¿Quién hay ahí?- preguntó a la nada.
-Mel, ¿que **** haces?- no se había dado cuenta que todavía tenía al teléfono a Zarek y colgó inmediatamente. Fuera lo que fuese que había a su alrededor, no quería que él corriera el riesgo de que le pasara nada.

Caminó en dirección donde ella sentía la presencia armada con una daga, aunque si era lo que ella decía, no le serviría de nada. Ya que lo que fuera que fuese, estaría ya más que muerto, solo que atrapado entre los dos mundos.
Caminó hacía adentrándose más en el cementerio, recorriendo una decena de lapidas en la que desconocidos habían encontrado la paz. Al fondo, donde había un mausoleo, había un bucle de oscuridad. Se acercó con sigilo y allí había una especie de sombra muy difícil de ver en la noche.

-¿Qué ****…?- murmuró a la nada.

Lo siguiente pasó demasiado deprisa. La sombra comenzó a acercarse a ella y sintió un siseo electrizante por todo su cuerpo, haciendo que ya no le perteneciera.

***

Zarek se quedó con el móvil comunicando en la mano, con una preocupación dentro de el, demasiado palpable.
Intentó agudizar el oído para ver si podía rastrear a Mel, pero no consiguió nada. Conociéndola se habría adentrado hacía el interior del cementerio. Antes de nada llamó a la primera persona que pilló de su lista, que justamente era Kyrian.

-¿Z?- preguntó este extrañado- ¿ha pasado algo?
-No lo se Kyrian. No encuentro a Mel, hace un segundo me ha llamado, pero de repente dejó de hablar y hablaba con alguien, no se que **** a pasado, pero me ha colgado.
-Tranquilo, Melo y yo iremos para allí a ver que ha ocurrido. Intenta encontrarla, no queremos perder a nadie más por hoy… -murmuró con un largo suspiro.

Zarek colgó y se introdujo hacia dentro del cementerio silencioso. No se podía percibir nada, pero si que llegó a captar, al pasar por un pasillo lleno de lapidas, el olor de Mel, que era inconfundible para él con ese toque cítrico que ella utilizaba como champú.

Al fondo de ese sitio, alguien se erguía de pie, como mirando a la nada. Una mujer. Una hunter. Dangermel…

-¿Por qué cojones me has colgado?- le murmuró malhumorado mientras se acercaba.- No estoy para tonterías Mel, ya bastante tenemos encima como para que tu me asustes de esta manera.

Ella ni se inmutó.

-Te estoy hablando… ¡joder!- gruñó. Lo estaba sacando de sus casillas y Zarek no era una persona demasiado paciente en ese sentido.

Se acercó hasta agarrarla por el hombro con su mano y la giró para que la mirara. Había algo extraño ahí. Zarek no sabría decir el que, pero su mirada estaba… vacía.

-Mel…
-¡Cariño!- dijo esta demasiado entusiasmada y con un tono que nada le pegaba.- Si que has tardado, se me ha cortado la llamada- dijo apesadumbrada.
-¿estas bien?- preguntó Zarek- Será mejor que nos vayamos.
-¿Irnos? No todavía no. Tengo algo que hacer- dijo acariciando la punta de su daga de manera sensual.

Oh, oh… Todo era demasiado extraño. La mujer de pelo negro y mechas rojas que se encontraba delante de él, no era Danger. No se comportaba como Danger. Parecía incluso demasiado dulce para serlo, y ella no utilizaba ese comportamiento tan… raro.

-Vámonos, venga- la agarró de la mano y ella se soltó con un tirón.
-He dicho que me quedo, cazador- la última palabra la dijo destilando odio. Y en un abrir y cerrar de ojos, empuñó su arma y la clavó en el pecho de Zarek, haciéndolo gruñir por el lacerante dolor.
-¿Qué **** haces Mel? ¡Joder!- gruñó por el dolor que sentía en su pecho. Comenzaba a dolerle la cabeza, y sentía que iba a perder la consciencia. Un reguero de sangre recorría su herida abierta y Mel solo hacía que mirarlo con una mueca de satisfacción.
-Esto es solo el principio…-dijo en tono misterioso, como de película de terror. Y se marchó por un Bolt-Hole que había aparecido de repente a sus espaldas…

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