-Historias Dark Hunter- Capitulo 43 Por DangerMel
miércoles, julio 20, 2011Su cuerpo ya no era suyo. Algo había entrado en el, dejándola en un rincón donde solo podía ver, pero no moverse. Había una barrera que se lo impedía.
Intentó empujar esa barrera, pero nada sucedía, solo estaba débil. Intentó hablar, pero no tenía la suficiente fuerza para hacerlo.
Tenía que ganar esa batalla contra la cosa que la había poseído, tenía que encontrarse a si misma. Pero era una mera espectadora de sus ojos, y lo que vio nada más reaccionar, le partió una parte de su corazón.
Ella misma atacando a Zarek…
-¡Maldita sea!- gritó, pero solo era su mente la que lo hacía, su boca no se movía.
-Cállate cazadora, no luches, no puedes contra mí.
-¿Quien eres?- preguntó Danger. Se sentía como si hablara consigo misma, ya que realmente lo parecía.-¿Por qué has atacado a Zarek? ¡mamonazo!
-Desiderius…- ¡oh, oh!
-Pues nene, no se tú, pero creo que deberías haberte buscado el cuerpo de un hombre. No tienes pinta de saber moverte como yo, así que las armas de seducción que yo tengo, no van a funcionar contigo, guapo.- se oyó un rugido animal. Desiderius no se podía creer que aquella maldita cazadora tuviera el valor de burlarse de él. Tendría que haber apuñalado más veces a Zarek, a ver si así la dejaba callada por un rato.
-No estás en posición de burlarte de mí Dangermel, deberías calmarte si no quieres salir mal parada de esto.
-Mira, bonito de cara…o de niebla espectral o lo que seas. No tengo la pepitilla para tonterías, así que déjame mi mente y mi cuerpo de una **** vez, yo no te sirvo para nada.
-No, a mi no…pero a Stryker, todos y cada nos de vosotros le servís, y mientras yo quiera, yo controlaré tu cuerpo y haré lo que me de la gana, hasta llevarte ante él.
-¡Maldito hijo de la gran pu-ta!¡mamonazo, ca-brón*, subnormal! ¡Hijo del demonio! ¡Caraculo! ¡Maric…
-Eh tranquila pedazo de *****, no te pases ni un pelo. No me pongas a huevo lo de matarte, tu marca ahora mismo está a la vista- dijo Desiderius mirando el arco y la doble fecha que Danger tenía en el pecho.- Encima justo en el corazón. ¿curioso verdad? ¿Quién te lo rompió?
-Tu **** madre…
-Esa boquita. Mmm… me gusta tu cuerpo, tienes unos pechos preciosos, como me gustaría ser yo mismo para montármelo contigo de una forma que te dejara sumisa- murmuró lascivo.
-Que pena que estés muerto vagando entre la vida y la muerte como una sombra- se burló- y eso de sumisa, con migo no va, en todo caso yo te ataría a la cama para darte bien duro.
-Así que te gusta dominar, ¿eh? Eres toda una gatita.
-Y tu todo un jilipollas si piensas que me acostaría contigo. No tienes que comer petitsuise para llegar a conseguir algo conmigo, me gustan los hombres con cuerpo y no ilusiones de una noche de película de terror.
El no contestó de nuevo. No quería seguir con aquella absurda charla, además de que aquella cazadora acabaría por sacar lo peor de él y conseguiría que la matara antes de llegar a Kalosis con Stryker.
Mel notaba como su cuerpo se movía, pero no controlado por ella.
Caminaban por el cementerio, ella estaba ansiosa por ir donde había “atacado” a Zarek y saber como estaba, la preocupación le oprimía el pecho, pero Desiderius iba por un camino totalmente contrario al de antes, y lo peor fue quien había por ahí llamandola.
Todo pasó muy rápido, Melo estaba allí, intentando llevarla a “casa” pero la cosa no acabó bien. Desiderius con su cuerpo, le lanzó un cuchillo en el hombro y la hirió, pero Melo, luchando por ella misma también atacó el cuerpo de su amiga, provocándole heridas lacerantes, que incluso ella, en ese rincón de su propia mente, podía sentir el dolor.
-¡Joder! ¡ME vas a convertir en un colador pedazo de cabrón!- gruñó a ese vampiro que la controlaba.
El no contestó.
Se dirigió rápidamente hacía otra zona del cementerio donde un Bolt-hole los esperaba para traspasarlo y llevarlos a Kalosis. ¡Mierda! Allí, delante de sus morros estaban Stryker y su segundo al mando, Zolan, que había suplido el puesto de Urian.
-Buen trabajo Desiderius- murmuró Stryker con una malvada sonrisa de satisfacción.
-¡Vaya! ¡Los hijos de Pu-ta* de me acumulan!
-Cállate ya cazadora- murmuró en voz alta sin darse cuenta- Lo siento Stryker, pero tiene la boca demasiado larga.
-Deja que hable por favor Desiderius, sal de su cuerpo.
Mel notó como todo su cuerpo se movía. Era como una montaña rusa de esas que daban vueltas y más vueltas, hasta incluso revolverle el estómago y entrándole nauseas.
-¡Atadla!- unos diez Daimons aparecieron en aquella sala y la agarraron por todas sus extremidades, atándola a una columna que había en uno de los laterales.
-¿Qué quieres de mí?- murmuró Mel mostrándose altiva. Aun se sentía algo aturdida por haber sido “desposeída”. No se esperaba que fuera tan rápido aquello. Ella ya esperaba estar una larga temporada sin su cuerpo, y aunque era un alivio volver a tener todas sus facultades psicomotrices, no le gustaba el lugar en el que estaba, rodeada por ese ser que auguraba maldad por cada uno de sus poros.
Le dolía todo el cuerpo, si antes ya había sentido sus puñaladas, ahora era peor. Sentía como la sangre salía de su cuerpo a borbotones, sus heridas eran bastante profundas y necesitaba una noche de descanso para que se le curaran. Se notaba débil, pero no lo iba a mostrar delante de aquellos Daimons, ella era fuerte, y no podrían con ella.
-Ya has visto de lo que es capaz una sombra. Esto solo es el principio de lo que esta por llegar Danger, y se que tu eres una gran asesina de los míos. Ha llegado a mis oídos que te encanta castrar a mis hombres antes de matarlo, e incluso bañarte de sus sangre.
-Oh si, eso hace hasta que me de un orgasmo- murmuró ella sonriendo con satisfacción.- Además, los grititos de nena me hacen mucha gracia. Hacen de un día aburrido un entretenimiento perfecto.- sonrió.
-Se te van a quitar las ganas de enorgullecerte de eso Dangermel. A partir de hoy, no volverás con tus amiguitos cazadores- una mueca de horror cruzó el rostro de Mel- Vas a trabajar para mí…
-¡Jamás!- le cortó con un grito- Nunca, ¡óyeme! Nunca, conseguirás que esté contigo.
-¿De verdad?- dijo colocándose delante de Mel sonriendo- Tegan, ven aquí.
Un ramalazo de pánico pasó por el rostro de Danger. No podía ser… ¡No! Ese nombre… ese nombre era su mayor pesadilla envuelta por un rostro de un hombre al que ella había amado con toda su alma y había tenido dos preciosidades de hijos. Ese hombre que la había traicionado y asesinado.
-Hola mi amor- Tegan, plantado al lado de Stryker, miró a Dangermel con sorna al ver la reacción de ella al verlo. Su cara desencajada mostraba un dolor que la laceraba como si la hubieran abierto en canal y le fueran a sacar lentamente sus órganos hasta terminar con el corazón. El cual le había dejado de latir, y pugnaba con explotar en un ataque de ira irracional.- ¿No te alegras de verme? Esposa mía.
No le salían las palabras. Su mente obraba a máxima velocidad, pero era incapaz de decir todo lo que le estaba pasando por la cabeza. Tenía ganas de gritar, de llorar y de volver a matarlo. Pero al parecer ni eso había hecho.
-Te preguntarás porque sigo vivo, ya que tu me mataste.- dijo seriamente- pero como ves no lo hiciste. Debiste asegurarte de cortarme la cabeza, y no lo hiciste, aun me quedaba algo de vida cuando Stryker me encontró, dándome el poder de la inmortalidad y convirtiéndome en uno de los suyos.
-Hijo de ****…-gruñó, pero el insulto le salió demasiado bajo para las ganas que tenía de gritar.
-Deberías poner una hoja de reclamaciones a tu diosa, porque tu venganza se quedó a medias- soltó una carcajada- Y ahora llega mi momento de vengarme de nuevo.
-¿Vengarte?¿Tu?- Mel estaba incrédula- Tu mataste a nuestros hijos, ¡tu me mataste! Deberías estar muerto…esto…esto no me puede estar sucediendo- lo último lo dijo más para si misma.
-Pues es así querida mía. Por cierto te ves muy bien con tu inmortalidad. Hecho de menos tus rubios rizos, pero ese pelo negro con mechas rojas te hace toda una guerrera. –sonrió lascivo y se giró a mirar a Stryker- Te pido permiso para llevarla a mis aposentos.- Stryker asintió. Y entre los mismos Daimons que la habían atado, se la llevaron hacía alguna habitación de las que allí había, mientras gritaba y pataleaba que la soltaran. Pero el shock de ver de nuevo a su patético marido, la tenía en un estado de shock.
La dejaron en una inmensa cama y la amarraron de nuevo con unas cuerdas, dejándola con las piernas separadas y en una postura que era del todo humillante.
Mel se sentía cada vez más débil, ya no sabía si por la sangre que estaba perdiendo, o por el maldito cabrón que tenía delante, al cual pensaba que jamás volvería a ver. Y por desgracia tubo que recordar los buenos momentos con él, esos que habían quedado en el olvido después de lo que había hecho.
Después de todos esos siglos aun no se lo podía creer. ¿Que hombre era capaz de matar a sus propios hijos por quedarse con todo el legado? El mismo que tenía delante…
-¡Te voy a matar!- gritó como si estuviera poseída. Haciendo movimientos idénticos a la niña del exorcista.
-Eso te gustaría ¿verdad?- sonrió mirándola directamente con aquellos ojos verde obsidiana- Pero tengo la solución para que no lo hagas.
Sacó una daga de su bolsillo y se hizo un corte en la muñeca, dejando caer un reguero de su sangre. Se acercó a Danger y le puso la muñeca en la boca, haciendo que su sangre entrara. Ella intentaba resistirse, pero notaba como gota a gota resbalaba por su gasganta, dejandole un amargo regusto en el corazón. Entonces él, mientras ella seguía de esa manera, la mordió y succionó su sangre. Vinculando así sus fuerzas vitales…
-Ahora, si yo muero, tu también- se carcajeó.
Mel gritó, y por una vez mostró su debilidad, soltando unos lagrimones de rabia e impotencia que la hacían gritar hasta que la garganta le dolía.
Se sentía hundida en un pozo profundo del que no veía salida posible. Ahora tenía que dejar atrás todo lo que había conseguido. A Acheron, los Dark Hunters, a sus amigas… a…Zarek…
Su corazón se contrajo pensando en este último. Las lagrimas retenidas durante tanto siglos, salieron a flote, mientras que de fondo, la risa malévola de Tegan, inundaba la habitación…
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