-Historias Dark Hunter- Capitulo 48 Por DangerMel
sábado, julio 23, 2011-¡Oh vamos! No llores más. Vas a hacer que vomite- murmuró Tegan con desdén.
Dangermel, desde que había ingerido la sangre de él, y él le había hincado el diente, no había dejado de llorar. Sus recuerdos volvieron a su mente como un torbellino que lo arrasaba todo a su paso. Se sentía completamente desmadejada, rota…no quería seguir con su vida. Quería morir e iba a enloquecer, lo sabía y Tegan también. Ya que lo primero que tenía pensado hacer, era matarse, porque así el también moriría, pero el no la dejaría, sería capaz de lo que fuese para mantenerla fuera de peligro. Su venganza solo acababa de comenzar, y no se redimiría a ella, jamás.
-¿Por qué me has hecho esto?- murmuró Danger con voz débil.
-Oh Melanie…
-¡Yo no me llamo así!- gritó al oír su verdadero nombre en labios de esa persona a la que odiaba con todo su corazón.
-Vale, Dangermel… Eres patética hasta para eso- rió- Piensas que por cambiarte el nombre, tu pelo, e intentar parecer una chica dura, ¿eres mas guay? Porque yo no lo creo…-se burló- sigues siendo esa maldita ilusa a la que conocí hace más de 2500 años. Tu nueva vida como inmortal te ha cambiado la apariencia, pero en interior, por muy dura que parezcas, no lo eres. ¿o me equivoco?
-Por supuesto que te equivocas. El perder a MIS hijos, me hizo cambiar. ¡Tu me hiciste cambiar! Tu egoísmo me rompió el corazón, no lo voy a negar. ¡Yo te amaba!- se recriminó a si misma por decir aquellas palabras al ver la satisfacción que le produjo a Tegan el oír que lo había amado.- Pero ahora solo siento odio e ira hacia ti. Jamás sentiré una cosa diferente. Y juro por mis hijos, que tu morirás, aunque yo vaya detrás- sentenció.
Intentó moverse pero las cadenas la mantenían en esa incomoda posición. Se sentía tan indefensa. La última vez que se sintió así, justamente había sido a manos de el, cuando se lanzó a atacarlo siendo una simple humana y lo único que consiguió fue que el la matara.
Gritó. Gritó hasta sentir que su garganta se desgarraba. Quería soltarse y levantarse para arrancarle la cabeza a ese mal nacido. Pero ni eso podía sin salir ella muerta de aquella situación.
-Te recuerdo que también eran mis hijos- murmuró con indiferencia- vale que yo mandé matarlos- sonrió- pero los quería…
-Si los hubieras querido no hubieras hecho eso… -gruñó sin dar crédito a lo que oían sus oídos.
El silencio se hizo allí. Ambos se mantenían la mirada con una tensión que era hasta posible cortarla con un cuchillo. Tegan se sentó en un pequeño sillón de color rojo que había a su espalda, observando a Danger con atención, sin perderse cada detalle de los movimientos que ella intentaba para liberarse.
-Vas a luchar con nosotros- sentenció.
-Jamás…
-¿Que prefieres?- comenzó- ¿Luchar con nosotros, o que Desiderius y otros espectros que están de nuestro lado, vayan en busca de todos y cada uno de tus “amiguitos”?- dijo burlón- Yo de ti elegiría rápido. Porque no tienes mucho tiempo.
Sus ojos estaban a punto de salírsele de las órbitas. Mel no daba crédito a esa petición. Pero ya tenía una respuesta clara.
Prefería luchar con sus enemigos, a que todos y cada uno de sus compañeros acabaran allí como ella. Sería lo último que ella querría hacer en su vida eterna, pero no le quedaba de otra. Al menos, de esta manera, podía “proteger” a los suyos.
-Luchare con vosotros…-susurró con una enorme inseguridad.
-No me valen tus palabras. Lo demostrarás, y será ahora mismo- sonrió con maldad.
La desató y la agarró por las manos, evitando que ella se largara de allí o hiciera cualquier locura, aunque ni ganas de huir tenía. Se rendía. Se rendía ante él y los Daimons.
***
Tegan la transportó de Nuevo a Nueva Orleans, lo que no se esperaba era ver delante de quien habían ido a parar. Fletcher. Su compañera Dark Hunter.
-¿Danger?- preguntó Fletch- ¡Dioses! He estado muy perdida, menos mal que me has encontrado. ¿Hay alguna novedad? –preguntó inocentemente. Ella no sabía nada de lo que había pasado.
-Atácala- susurró Tegan a sus espaldas. Mel se quedó paralizada allí. Sin responder a Fletcher y con la adrenalina invadiendo sus sentidos. Estaba aterrorizada, una sensación que pocas veces sentía y que la dejaba en un estado irracional de inconsciencia mental.
-Mel…¿Quién es…?- a Fletcher no le dio tiempo de terminar la frase. Mel sacó sus dos dagas de sus botas, y se acercó con paso decidido para atacar a Fletcher. Sintiendo el dolor de ella diez veces multiplicado y viendo como esta caía al suelo con los ojos fuera de sus órbitas, mirándola con reprobación y sin entender lo que allí ocurría.
<< Lo siento >> gesticuló con sus labios, mientras se derrumbaba al lado de una de sus compañeras con lágrimas en sus ojos.
***
Cuando despertó, seguía allí mismo, al lado de Fletcher que yacía semi inconsciente en el suelo. Tegan estaba mirándola fijamente, con una asquerosa sonrisa y murmuró…
-Todavía no hemos acabado. La prueba de fuego llega ahora…-la agarró sin ningún tipo de delicadeza por el brazo y literalmente la arrastró hacía donde dos Daimons los esperaban. Miró de reojo a Fletcher que seguía allí y rezó por que alguien la encontrara.
Los dos Daimons, Tegan y Dangermel, se encaminaron por la calles de nueva Orleans. Mel se sentía como si le hubiera pasado un camión por encima. Pero era lógico, había atacado a uno de los suyos.
Pasaron por incontables calles, ya ni siquiera sabía cuales eran, estaba bastante desorientada, pero cuando los dos Daimons se adelantaron y agarraron a una chica y se la acercaron, por poco le da un paro cardiaco allí mismo.
Tegan permanecía alejado de todo aquello. Ella lo miró atentamente y vio como sonreía y solo con mirarlo supo lo que el quería.
Se instaló un fuerte dolor en su pecho con lo que iba a hacer y peor fue cuando lo hizo. Su titi, Melo…ella iba a ser su siguiente víctima.
Dejó a su amiga hecha un cuadro y ella, a parte del dolor que le infringía herir a un Cazador, se rompió por dentro por el golpe bajo que había utilizado con ella. Al menos ella le había podido leer la mente y sabría la verdad, pero no por eso dejaba de ser más doloroso. Se sentía como una pu-ta mierd-a, el ser más miserable de la tierra, y cuando desapareció por el bolt-hole con aquellos malditos no tubo ni el suficiente valor para girarse a ver a su amiga, que por suerte Kyrian estaba allí y eso le alivió algo del dolor.
Una vez en Kalosis, no supo como, pero llegó a su “habitación”, ya que no la sentía como eso. Pero necesitaba tirarse en una cama y llorar de nuevo. Sacar todo el dolor, desahogarse de la única manera que podía allí, a parte que debían cicatrizar sus heridas exteriores, pero las interiores…esas no cicatrizaría nunca. Permanecerían intactas a lo largo de su vida para recordarle lo que había hecho.
***
Una maldita semana. Una maldita semana encerrada entre esas cuatro paredes, sin salir, sin mostrarse ante nadie. Encerrada con sus enemigos a los cuales ansiaba matar con sus propias manos, sobre todo a uno en concreto. Tegan. Ese si que era su mayor enemigo y nadie más.
-Aquí tienes tu comida- Tegan entró con altivez a la habitación y prácticamente le tiró la comida como si fuera un perro rabioso.
-Puedes metértela por el culo- dijo con toda la rabia que sentía en su interior.
-Quieta pantera. Controla tus instintos felinos conmigo Melanie…
-Te he dicho que no me llames así.
Le dolía tanto oír ese nombre en sus labios. El mismo que una vez había sido pronunciado con dulzura y con amor. Bueno, solo con dulzura, porque lo del amor había sido solo una imaginación de su ilusa cabeza. Nada de lo que salía de los labios de ese hombre era real.
Se quedó mirándolo con rabia. Todo él, con su porte altivo. Su cuerpo musculado, el pelo rubio como los rayos del sol y… su cuello.
Sentía la necesidad de lanzarse a por el. De cercenarle con sus dientes la yugular y tragar sangre hasta sentirse completamente satisfecha.
-Te veo hambrienta- se burló Tegan intuyendo los pensamiento de la Cazadora.- ¿Quieres mi sangre?
-Jamás. Antes muerta que beber tu sangre.- mintió.
-¡Oh! me halagas, cariño. Pero te conozco, aunque no lo creas. Además, estamos vinculados, ahora ya no eres como antes. Necesitas la sangre para vivir, y ya hace una semana que no te alimentas- murmuró- Tus heridas ni siquiera se han curado del todo, cuando antes si lo hacían. Eres vulnerable…
-¡Cállate!- gritó. Era cierto que sus heridas no habían cicatrizado como deberían, pero tampoco le importaba. Se merecía todas y cada una de ellas por lo que le estaba haciendo a los suyos. Debía sufrir. No es que fuese una actitud melodramática, pero ella sentía eso en su interior. Debía pagar por el daño que había hecho y que estaba segura que volvería a hacer.
-Me deseas Melanie. No lo niegues- poco a poco se iba acercando hacía la cama con sabanas blancas en la que ella se encontraba agarrada fuertemente a las sabanas y con cara furiosa- Yo también te deseo. No puedo negar lo preciosa que eres. Tu nuevo atuendo de rockera sexy, tu cabello negro y rojo. Me pone cardiaco. Además, yo también necesito tu vena, así que no me voy a negar a hacer lo que tengo que hacer- comenzó con una mueca socarrona para acabar con una sonrisa maligna.
La agarró sin ningún tipo de miramiento del pelo y le echó la cabeza hacía atrás olisqueando como un perro a su presa.
-¡Suéltame!- gritó Mel con todas sus fuerzas- ¡No me toques!
-¿Me lo vas a impedir?
Hizo que se tumbara fuertemente y se puso a horcajadas encima de ella. Mel se revolvió intentando zafarse de su agarre, pero lo único que consiguió fue que Tegan la agarrara por el cuello inmovilizándola y cortándole la respiración. Sus manos intentaban luchar contra él, que le estaba resquebrajando la fina camiseta que llevaba y los leggins negros que llevaba puesto. Dejando su cuerpo expuesto a el, que supo aprovecharse de la situación con satisfacción.
Manoseo su cuerpo por todas partes, tocándola como si fuera un amante enloquecido por la pasión, solo que él actuaba de manera violenta con ella.
-¡Déjame!¡Maldito hijo de pu-ta!¡No me toques!- gritó con el poco aire que conseguía inhalar.
-Mmm…que suave eres- la ignoró mientras jugaba con los pliegues de su sexo e introdujo un dedo en su interior. Pero el quería más.
Sacó el dedo de allí dentro, y mientas continuaba ahogándola se quitó sus pantalones, donde su miembro completamente erecto esperaba atención. Sin ningún miramiento, le abrió las piernas y colocó su glande en la entrada de ella y lo hundió de una estocada.
-¡Joder!-gritó con lagrimones en sus ojos por lo humillada que se sentía- ¡Mamonazo de mierd-a!
Tegan comenzó a bombear en su interior, sintiéndose acogido por ella aunque realmente no lo fuera. Al poco tiempo comenzó a gemir, agarrando a Mel de los brazos para inmovilizarla, aunque sus piernas intentaran apalearlo, pero no lo consiguió. Tenía mucha fuerza y estaba cegado en montárselo con ella, así que no le importaba que ella no quisiera solo miraba por su persona y lo estaba disfrutando como un niño.
-Me gusta tenerte así, mi zorrita...- murmuró con un gruñido gutural.
Mel echó la cabeza para atrás y Tegan aprovechó el momento para lanzarse a por su cuello y beber de su sangre.
Se sentía totalmente humillada en eso momento, pero lo peor no fue eso… Lo peor era que en el momento que él le clavó los colmillos, un cosquilleo comenzó a revolotear en su bajo vientre, excitándola mientras el bebía de su cuello y bombeaba en su interior.
Ambos estaban gimiendo y notando como sus orgasmos se comenzaban a formar.
Se sentía confusa y sucia. Estaba disfrutando de algo que no debería estar pasando.
-¿Te gusta eh?- sonrió satisfecho desclavando sus colmillos- La sangre provoca un fuerte éxtasis en nuestros cuerpos.- ella no lo escuchaba, solo sentía. Sentía como su clímax estaba a punto de estallar. Mostró sus colmillos a Tegan y este le dio la bienvenida ladeando su cuello a un lado y ella cegada por la sed le mordió, succionando su sangre como si no hubiera mañana y abriendo paso a un orgasmo devastador que los dejó a ambos agotados uno encima del otro…
***
Zarek estaba sentado en el rojo sofá de su casa. Mirando la noche por la ventana y sin ganas de hacer nada más.
La echaba de menos, necesitaba de sus caricias, necesitaba su locura y su humor loco. Se sentía vacío.
Nunca en su existencia había echado de menos a alguien como la echaba de menos a ella. Aunque sabía que había cambiado. Ya lo demostró haciéndole daño a Fletcher y a Melo. Les había hecho daño a los que eran de su misma condición y eso estaba trayendo de cabeza a todos los Dark Hunters y sobre todo a él.
Se había ido al bando de sus enemigos. Luchando en su contra e hiriendo a los suyos y realmente estaba dolido. Casi lo había matado con su puñal, aunque ahí estaba poseída, pero con Melo y Fletcher era ella misma. Así que era la única culpable.
Su nueva condición recién descubierta de semi dios, aun lo tenía aturdido y con todo lo que estaba pasando en Nueva Orleans se sentía fuera de lugar y su corazón, estaba dolido y roto por una chica que lo había abandonado, tanto a él como a los suyos y no podía permitirse esa debilidad, lucharía… Lucharía contra ella querer. Sería su enemiga y actuaría de manera indiferente. Tenían que capturarla y pararle los pies y que fuera los que los dioses eligieran. Ella ya había elegido su bando…
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