-Historias Dark Hunter- Capitulo 50 Por Briseida
lunes, julio 25, 20111252 D.C
En este día va hace calor, la brisa se colaba por el ventanal de la terraza que habia en el dormitorio. El bochorno hace casi imposible que Briseida pueda conciliar el sueño y camina con paso tranquilo hasta la ventana donde la cortina ondea según la trate el viento.
Con los pies descalzos y un largo camisón viejo con pequeñas y sencillas flores cosidas en el bajo y en el cuello sale al exterior para disfrutar del aire de lo que quedaba de noche.
Por unos momentos se sienta en el borde de la baranda de piedra mientras comienza a deshacer su larga trenza y pasa los dedos por el pelo mientras contempla el paisaje de altas montañas. Una ráfaga de viento la golpea y hace que su camisón se pegue a su cuerpo delineándolo, provocando que su piel se erice por el roce tan inesperado pero agradable.
Vuelve la vista a las montañas y sonríe al ver que éstas apenas tienen nieve. - Va ser un verano muy caluroso – Se baja de la barandilla y levantándose el bajo del pulcro camisón, camina hasta la cama para dejarse caer en ella agotada por el trabajo de la noche.
Enseguida se acomodó en la cama, pasando uno de los brazos por debajo del almohadón de plumas y relajándose a causa de las caricias de la brisa. El sopor se va apoderando de ella, hasta que sus propios pensamientos la conducen a un sueño tranquilo.
De repente escucha un ruido, como si algo se cayera en la habitación o alguien se tropezara. Se levanta de repente, con los ojos desorbitados y el pecho alterado por la respiración, para buscar con la mirada en cada rincón oscuro del dormitorio, pero todo lo que la rodea sigue en su sitio nada se ha movido, todo sigue tan tranquilo como siempre, exceptuando la cortina que sigue ondeando por el viento.
Se deja caer nuevamente en la cama soltando un suspiro, y el agobio del calor hace que tire de la cinta que le ata la zona del escote a la altura del cuello donde roza con la yema de los dedos una cicatriz que termina justo encima de una de sus clavículas, donde se une el hueco de los dos huesos. Cierra los ojos retomando el sueño, pero algo la hace despertar. Esta vez cuando trata de incorporarse algo se lo impide, no puede moverse, algo la tiene atrapada, algo o alguien.
Entonces lo vio, dejo de forcejear unos instantes para concentrarse mejor y vio la imponente sombra oscura que destacaba por encima de todo lo demás. El instinto de huir era un buen reflejo de supervivencia.
La sombra medía un metro noventa y cinco de puro terror, vestido de color oscuro. Su cabello, largo y lacio, caía directamente desde un mechón en forma de uve sobre la frente. La oscuridad del cuarto ocultaba el color de sus ojos, que poca gente había visto en realidad. Sus hombros tenían casi el doble de tamaño que los de la mayoría de los hombres. Con un rostro tan angelical como demoniaco parecía un rey que fuera a reclamar sus tierras por derecho propio y el demonio en que el destino lo había convertido.
Y la oleada de peligro que le procedía era su mejor carta de presentación.
En ese mismo instante sintió como la presión dejó de tener efecto e inmediatamente se arrastro por la cama con rapidez para correr todo lo que le dieran los pies, pero para entonces ya lo tenía encima. Soltó un alarido y luchó como una posesa, pateando y lanzando puñetazos, y cuando acertó a propinarle un buen golpe en la mejilla, logró zafarse. Intentó alejarse lo más rápidamente posible, las plantas de sus pies resonaban con fuerza sobre los baldosines del cuarto, mientras el aliento se le agolpaba en la garganta. Un soldado paso tras de la puerta cerrada, y ella trato de gritar en cuanto vio el destello de antorcha por la rendija de la puerta.
Pero entonces el hombre la sujeto de nuevo.
-¡Vas a rogarme!- dijo a su oído, tapándola la boca con la mano. Le sacudió el cuello de un lado a otro, y la arrastro hacia el interior del dormitorio. Podía sentir su excitación en cada poro del la piel un sentimiento de posesión que pocos hombres tienen.
Sintió arcadas, la bilis le cosquilleaban en la garganta. Sacudió el cuerpo tratando de librarse furiosa. No se iba a rendir tan fácilmente. El miedo le daba fuerzas pero él era más fuerte.
La coloco de un empujón de espalda contra la pared empedrada de alado de la chimenea, manteniéndola inmóvil hasta que por fin dejó de forcejear. Sentía acelerados los latidos de su corazón y como poco a poco se iban acompasando. Clavo con los dientes apretados sus ojos en los del hombre y, de repente, se encontró entre sus brazos.
Una de sus manos la sostuvo por la base de la nuca. La otra empujo sus caderas contra las de él. Notó la erección sobre su vientre. Cerró los ojos. Cada centímetro de su piel volvió a la vida, su temperatura se elevó al igual que los latidos de su corazón. Odiaba reaccionar así ante él pero al igual que le sucedía al hombre, no podía controlarse.
Tiro de su pelo para poder encararla porque no se atrevía a mirarlo en esos momentos directamente a los ojos. El hombre acorto el poco espacio entre sus cuerpos y sintio como la ira tensaba sus músculos.
Trató de separarse ahora que podía, pero él la sujeto con fuerza y susurro.- ¿Todavía no lo sabes?- dijo con una convicción que daba miedo-. ¡Eres mía!.
Durante una milésima de segundo, ella se balanceó hacía él. Pero luego sacudió la cabeza, llevándose las manos a la cara, tratando de no escucharle.
Se sentía marcada, y la mayor locura era que en realidad no le importaba. Porque ella también lo deseaba. Lo cual no ayudaría a mejorar el estado de su salud mental.
Se frotó la frente, preguntándose si alguna vez volvería a tener una cierta apariencia de normalidad. Ja! Eso no iba a pasar, por mucho que lo deseara
-Por todos los dioses, ojala no hubieras aparecido ante mí. Desearía no haber visto tu cara nunca-.
-Tú sabes la verdad.- El hombre sonrío y mostró sus dientes blancos al hacerlo. Su superioridad y toda su seguridad la engullían. – Eres como yo Briseida-
El horror la recorrió y sintió su piel erizarse. Le empujo con fuerza.- ¡Maldito loco!
-Escúchame Briseida…
-¿Para qué? ¿Para decirme qué? ¿Quién eres o qué eres?- Se rió de él, empujado nuevamente en el pecho para apartarlo.- ¡Estás loco! ¿¡Entiendes!? ¡Loco! – Apretó los dientes consiguiendo moverlo del sitio y se enderezó.- Sí quieres representar tus fantasías… Hazlo con cualquier otra.
El fue a responder pero antes siquiera de que saliera la primera silaba, Ella le dio una fuerte bofetada en la mejilla.- No te atrevas, ni siquiera lo intentes.- Le dolía la mano, y mientras se iba se parando la frotó contra su vientre. Quería llorar, se sentía herida. Porque había tratado de herirlo a él, y no parecía afectado por el golpe propinado. Negó con la cabeza y sus mechones se deslizaron por encima de los hombros.- Por los dioses, casi llegué a creerte, casi-.
-Todo lo que te dicho es verdad. Mírame –
Su temor se hizo más grande y miro a su alrededor. La habitación parecía encoger por momentos.
De repente se quedó sin respiración, sintiendo que nada era lo que parecía ser, que ya no había reglas. La realidad se evaporaba ante sus narices. Cruzo la habitación a toda prisa.
Él la alcanzó casi en la puerta y ella lo esquivo dándole un manotazo en la mano. – ¡No te me acerques!- Agarro el pomo de la puerta y empujó con todas sus fuerzas y aun así la puerta no se movió ni un ápice.
-Briseida-
-¡Déjame salir!- la figura que adornaba el pomo le araño la palma de la mano cuando siguió tirando. Y grito cuando sitio la mano de él posarse sobre su hombro.- ¡Ya basta!-.
Se apartó por un lateral dando bandazos por alrededor del dormitorio y escucho los pasos que la seguían aproximándose lenta e inexorablemente.-Yo te ayudare Briseida-
-¡Déjame en paz!-. Volvió a esquivarlo con un rápido movimiento y corrió hacia la puerta. Esta vez se abrió antes incluso de que pudiera llegar al pomo siquiera.
Como si él lo hubiese deseado.
Se volvió para mirarlo y el miedo la invadió nuevamente.
-Todo esto no es real-.
Salió corriendo por el pasillo, dejando la puerta abierta. Se encontró con que no sabía porque lado debía escapar. Así que corrió por el lado derecho y subió a toda prisa por unas escaleras. Sentía el frio bajo las plantas de sus pies y las ansias de llegar a las almenas donde la luz aclararía su mente. Fue atravesar el umbral del portón y…
Él estaba allí, apoyado en el marco impidiéndole el paso, con un codo reposando en un extremo y la pierna cruzada sobre la otra, como si llevase tiempo esperándola allí.
Briseida tropezó al detenerse bruscamente y se rompió una uña al tratar de no caer hacia tras. Se giro sintiendo que las esperanzas se le agotaban y como el miedo y la incredulidad le oprimían el corazón.
-¡No!- quería salir de ahí, así que corrió todo lo deprisa que pudo pero lo escuchaba tras de ella. Corrió hasta quedar sin aliento, hasta que el agotamiento la cegó y sus piernas no la respondieron. No pudo continuar y él aún continuaba allí.
Cayó sobre el césped del jardín de rodillas, sollozando.
Nadie la veía, ni la escuchaban. Se encogió hecha un ovillo, como si se estuviera defendiendo de una paliza y comenzó a llorar. Siempre lograba confundirla y la empatía le hacia sentir todo lo él sentía y eso la aterraba.
Cuando él la levantó, no se resistió. ¿Para qué? Si aquello era un sueño tarde o temprano terminaría por despertar. Y si era verdad… Entonces que los dioses la ayudaran.
El hombre pudo sentir su temblor la confusión que emanaba de ella como oleadas de angustia. Entró en el cuarto y la dejó en la cama con suavidad.
Al poco rato, la mujer se giró, y el hombre sintió sus ojos fijos en él.
-Dime por qué-
El hombre sonrió bajo la poca luz del dormitorio y tardo en contestar. Quizá pensando en hacerlo o no.- Hiciste que me diera cuenta de… la oscuridad que oculto en mi interior.
Sonaban tan dulces esas palabras, parecían tan fáciles de creer.
Por eso apartó la mirada. Su voz junto con esa forma de mirarla estaba haciendo estragos en su interior.
Él se acercó y con una mano apoyada en el borde de la cama llevó la otra hacia su barbilla y la levantó con la yema de un dedo para que enfrentase su mirada.- Tú me deseas. No lo niegues Briseida-. Acompaño la última frase con un gesto negativo.
Luego vio la duda persistente en ella sintiendo su corazón acelerado y mostró una sonrisa torcida. Se arrimó más ella poniendo su otro brazo a la altura de la cabeza y encerrándola entre ambos. Se agachó lentamente sin apartar su mirada de ella hasta que presiono los labios contra los de ella.
“juego finalizado”, pensó el hombre oprimiéndola contra sí.
Empujó la lengua dentro de su boca mientras la sujetaba por las caderas y la colocaba el miembro en su mano. El gemido de satisfacción de ella aumentó su erección, y cuando las uñas de la mujer se clavaron en su espalda le fascinaron las pequeñas punzadas de dolor porque significaba que estaba tan ansiosa como él.
La acomodo bajo su cuerpo en un abrir y cerrar de ojos y le subió con destreza el envejecido camisón rasgándolo con feroz impaciencia. Ya no había tiempo para delicadezas.
Se enderezó soltándola lo imprescindible para quitarse de tirón la camisola y desabrocharse los pantalones. La visión que ofrecía quitaba el aliento. No había cuerpo más perfecto, hasta la poca luz proveniente del exterior parecía querer acariciarlo. Estiró la mano para tocarlo y sintió el calor se su brazo enredándose por una de sus rodillas, le levantó la pierna y se introdujo en su cuerpo.
La sintió dar un grito ahogado ante la energía de la entrada, y su humedad acogedora vibrando en un orgasmo que le hizo sonreír sabedor de que por mucho que tratase de controlarse no podía hacerlo. Y se quedo inmóvil, absorbiendo la sensación de su éxtasis, sintiendo sus incontroladas palpitaciones íntimas.
Un abrumador instinto de posesión fluyó por su cuerpo. Con aprensión, se dio cuenta de que quería marcarla. Marcarla como suya. Quería ese olor especial sobre la totalidad de su cuerpo para que ningún otro hombre o ser se le acercara para que supieran a quien pertenecía y que temieran las repercusiones de querer poseerla.
Ella al ver el cambio en su rostro acercó las manos a su cara sin pensarlo y tras una caricia breve, la primera en realidad, se adelanto para besarlo y atraerlo. Aquello desato el descontrol del hombre.
Su cuerpo salto fuera del alcance de su mente y antes de poder pensar en sus acciones, antes de poder detenerse, se apoyo con los brazos y arremetió contra ella, con fuerza, penetrándola. El cabezal de la cama golpeo contra la pared al ritmo de sus empujones, y ella se aferró a sus muñecas tratando de mantenerse en el sitio. Soltó un sonido profundo que inundo la habitación, haciéndose cada vez más fuerte, hasta que advirtió que el gruñido procedía de su propio interior. Un calor febril se apoderó de toda su piel, y pudo percibir esa oscura fragancia de posesión.
Eso le hizo excitarse más y ya no fue capaz de detenerse.
Sus labios dejaron los dientes al descubierto mientras sus músculos se retorcían y sus caderas chocaban contra ella. Empapado en sudor, la cabeza le daba vueltas, frenético, sin respiración, tomó todo lo que ella le ofrecía. La tomo y exigió más. Convirtiéndola en un animal, al igual que él. Hasta llegar al más puro salvajismo.
Su orgasmo llegó violentamente, llenándola, bombeando en su interior, en un éxtasis interminable, hasta que se dio cuenta de que ella experimentaba su propio clímax al mismo tiempo que él.
Fue la unión más perfecta que nunca había experimentado…
Entonces se despertó de un sobresalto… con la piel empapada en sudor y el corazón demasiado acelerado.
Miro a su alrededor ansiosa y tardó unos minutos en darse cuenta que, en realidad todo había sido un sueño.
EPOCA ACTUAL
¿Un sueño?.. Con cada día que pasaba y pensaba en ello más se convencía de que lo de aquél día no tubo nada de sueño.
Había aprendido a mantener las distancias, pero cada vez que Jaden la miraba seguía sintiendo ese poder, esa clase de sugestión posesiva que muchas veces la ponía los pelos de punta.
Negó con la cabeza, y se aproximó al gran ventanal del piso franco que le habían conseguido en el One Shell Square de Nueva Orleans, en la planta más alta, donde podía ver por encima de todo los de más.
Siempre le había gustado las alturas, en ocasiones le daba tiempo a ver como los últimos rallos del sol morían por el horizonte y aquello le agradaba, por que era una de las pocas cosas que le decía que de un modo u otro aún vivía.
Al girarse se encontró a Jaden de brazos cruzados, la miraba con escrutinio y con ese brillo especial que parecía aclarar sus ojos.
- ¿Es qué no sabes llamar a la puerta?- apretó los labios y caminó descalza por el suelo de tarima hasta la zona de la cocina, donde se paró para coger un vaso que dejó con excesiva fuerza en la encimera para luego buscar en la nevera de doble puerta una botella de zumo, se sirvió un vaso y volvió a mirar a Jaden que seguía mirándola esta vez con una sonrisa socarrona en los labios
- Has soñado hoy Briseida- No se molestaba siquiera en preguntar, ya me conocía lo suficiente para saber cuando estaba nerviosa o enfadada o quizá ambas.
- Pues entonces sabrás que también estoy cabreada-
- Cabreada, confundida, preocupada y excitada ¿Puede ser?- Por todos los dioses que no existian, como le encantaba exasperar a esa mujer. – También hay otras cosas pero esas son las que más- Se acercó caminando con lentitud como un gato que sabe tiene arrinconado a su presa y se apoyo en la encimera para coger el vaso y darle un trago al zumo. - ¿Qué es lo que te preocupa Brisa?- El tono tenía una nota cariñosa y paciente.
- Que, ¿Qué me preocupa?, que me preocupa dices?!. Pues veras Me a aparecido un tío, un familiar, del que no tenía ni idea que existía, para colmo casi lo mato, ¡¡Con el punzón de Savitar!! Para echarle más leña al asunto lo ataque en el Santuario.. y lo mejor de todo esto es que Acheron me a dicho que debo hablar contigo sobre mi pasado.. ¿Por qué **** no recuerdo nada? ¿Qué te pasa, te gusta joderme a propósito? ¿OH qué?- Ya esta ya había echado parte de la tensión que tenía acumulada, suspiro y no aparto la mirada de Jaden.
- ¿¡Eso te dijó!?... Bueno pues tiene parte de razón, resulta que el también estuvo de acuerdo en que olvidases tu pasado por un tiempo. Pero vamos a dejar eso por el momento..
Le cortó antes de que terminase la frase - No, Jaden vas a contármelo, vas a decirme por que razón no conozco a ningún cazador, por que siempre tenía otras cosas que hacer cuando había problemas con los cazadores, si por ti fuese no estaría aquí ¿verdad?-
- Sí, no me gusta ni un pelo que estés aquí- entrecerró los ojos mirándola, si pudiese se la llevaría y la encerraría en algún lugar remoto de allí – Tampoco me gusta que me hables de esa forma, yo no soy uno de esos hombrecitos a los que te gusta dominar con tanta facilidad Brisa.
-No. No lo eres, ya sabemos todos lo que eres y que yo sepa jamás hice un trato contigo Jaden-
- Eso no significa que no vayas hacerlo en un futuro.-
- Contestame!- era la unica persona que tardaba dos minutos es sacarla de sus casillas. Suspiró tratando de calmarse pues acababa de levantarle la voz. – Por favor Jaden-
Jaden ni se inmutó solo la miró a modo de advertencia y cuando vio que ella se calmó asintió. – Eres una cazadora Brisa, pero el día que decidiste serlo paso algo que te cambio y te hace ser diferente, hay en ocasiones en las que eres más violenta, te atrae mas el olor de la sangre e incluso disfrutas con el dolor de los de más… No lo niegues. Te haces más insensible a ciertas cosas.. Pero a otras, es todo lo contrario.
Briseida rechino los dientes y no dijo nada, no queria interrumpirle ni decirle que era verdad o mentira..
- Cuando te convertiste, cuando tu familia murió os atacaron una clase de demonios, y como me has pedido que te lo cuente todo, eso es lo que are. Hicieron un trato conmigo y en su euforia por haber conseguido lo que querían se fueron a celebrarlo y tu familia fue el festín- vio como su cara cambiaba por momentos e incluso el color de sus mejillas pasaba del rojo al blanco por la indignación y la furía. –Uno de ellos te mordió varias veces y cuando volviste como cazadora había una parte de ti que era incontrolable y que era mejor ocultar o los tuyos como tu les dices, ellos te habrían matado, preferí dormirla y que poco a poco despertase, por eso no te acuerdas de tu pasado. No te acuerdas de casi nada que pasó incluso después.-
- Dime una cosa, a cuantos mataron de mi familia?- Comenzó a repiquetear con las uñas encima de la encimera, aunque parecía tranquila, era como un volcán dormido, sólo que estaba apunto de despertar.
- Tus padres- Con cuidado acercó la mano al rostro de Briseda le apartó un mechon de la frente y presiono en su entrecejo para hacer aparecer una imagen de sus padres. – Tus dos hermanas, Alethea y Panthea que se parecía físicamente a ti, Kyrian tu hermano mayor y Lykaios que tenía 8 meses cuando murió.
Cuando volvió abrir los ojos tenía los ojos llorosos, pero se contuvo, apretó la mano en un puño y dejo que la rabia bajase de su garganta al estomago para poder hablar, el haber visto sus rostros llenos de felicidad, el parecido de su tío con Kyrian, de su hermana Panthea con ella misma. Sólo abría heridas y comenzaba haber cuerpos desgarrados y sangre por todas partes – Me vengué de ellos? – Ya sabía la respuesta pero quería escuchar la certeza de sus labios.
- No Briseida, no lo permití.- aparto la mano de su frente sabiendo que las imágenes desaparecerían y no llegaría a recordar todo en ese momento.
-¿Por qué? Tenía derecho!! Tengo derecho!!.- Golpeó con el puño en la encimera y la botella de zumo se volcó por el impacto.
- Habrías muerto!, te habrían despedazado en menos de tres segundos o algo peor Brisa. Y puedes darle las gracias a Acheron, de alguna manera se enteró, el prometió la seguridad de las familias de los cazadores y con esta… fallo en parte, te salvamos Brisa, cuando llegamos fue tarde pero a ti te salvamos.
- Quiero matarlos Jaden… Llevo dos mil años pagando por una venganza y quiero cumplirla ¿¡¡me olles?!!- No pensaba llorar.. Joder , no había llorado en siglos y no iba a empezar ahora.. aunque sentía la necesidad de golpear, gritar y despedazar a alguien.
- Ahora no es el momento, más adelante Brisa, has venido aquí por otras cosas, ya seguiremos hablando de eso.-
- Dioses.. Kyrian me odia Jaden, ca...casi lo mato y ahora su pareja tiene la herida que yo le infligí … No sé que está pasando y encima voy y…-
- Ya está bien, deja de lamentarte, vas hacer que vomite aquí mismo, ese no es tu estilo, ve y averigua que es lo que pasa, cuantos sois, que tenéis que hacer y contra quien lucháis exactamente. Creo que Acheron ya les a dejado claro a los osos que fue un mal entendido, con seguridad encontraras a alguien que te de una explicación y te diga por donde empezar si no encuentras a Archeron habrá alguien y sí no ve hablar con tu tío.
- Creo que iré a ver a Kyrian directamente, necesito saber que esa tal Melo esta bien y que **** esta pasando para que los cazadores prefieran estar juntos perdiendo sus poderes a estar separados.
Después de tomar la decisión de volver a la casa donde estaba Kyrian y discutir un buen rato con Jaden se escontraba detrás de la puerta sola, espero como 2 minutos mirando el timbre y la verdad es que se sentía más que culpable incomoda, sobre todo por que ya empezaba a notar como sus poderes menguaban.
- Una.. dos..- La puerta se abrió y encontró a Kyrian al otro lado con un aspecto que dejaba mucho que desear. Se notaba que no había dormido , la ropa aún estaba sucia y rasgada y su cara de sorpresa y tristeza le traspasaba el alma. – Sea lo que sea no es culpa tuya Kyrian, si dejas que ese sentimiento se carcoma…-
-sí no me hubieses herido Melo estaría en pie. No se habría enfrentado sola al ataque y tendría en su cuerpo una herida menos- aunque habia dolor y rabia en sus palabras echo el cuerpo a un lado para dejarla pasar.
- Lo sé, pero no está así sólo por mi herida, ¿Verdad?.. Le atacaron.. he venido a saber si sabes quien y por que razón estais luchando todos tan juntos, ella estaría recuperada si..- En esos momentos escucho un ruido y vio a Melo, se mantenía en pie a duras penas y tenia más vendas que carne a la vista. Aún así en su mano derecha tenía el adorno de pelo que un buen día le regalo savitar.
- Esto... Es tuyo- Lo lanzó con precisión y fuerza, el pincho pasó por encima de la cabeza de Briseida y se clavó en el marco de la puerta. De seguro si habia fallado era por que había querído. No Miró a Kyrian hasta que sintió como la sangre volvía a gotear por su brazo y se acumulaba gota a gota en el suelo. Con esa declaración estaba dejando a las claras que como volviera atacar a Kyrian se las vería con ella.
Kyrian maldijo en todas las lenguas que conocia, y eran unas cuantas, se acerco a Melo con un cabreo monumental, pero cuando la cogió en brazos lo hizo con una delicadeza y facilidad que tocaba el corazon.. Hablaban en susurros y parecían estar discutiendo si ella se quedaba presente o si volvía a la cama.
-Me volveré a levantar si me dejas allí, si me dejas en el sofá prometo no moverme.. de verdad.-
- También prometiste no curarme y lo hiciste… como me mientas te ato a la cama ¿entendido?
Melo asintió luego Kyrian le dio un beso que le quitó el aliento y la dejo con mucho cuidado en el sofá.
- Y bien- Briseida mirada a Kyrian y a Melo alternativamente. Podía sentir el cariño, el respeto y la atracción sexual que esos dos se procesaban el uno al otro. – Me va contar alguien que **** está pasando?.-
-Kyrian, tu sobrinita tiene un piquito de oro- sonrío y se quedó mirando a Briseida. – Pasa que el enemigo ha encontrado alguna manera de hacer que nos ataquemos entre nosotros. Antes de que preguntes no se como, sólo se que de la mañana a la noche una de los nuestro a pasado al bando contrario y este es el resultado.
- Como se llama y como es?- Miro a Kyrian y este fue el siguiente en responder.
- Dangermel- Le dio una descripción completa del físico de la mujer y suspiro con cierta impotencia. – Yo no vi nada de lo contrario, esta situación sería diferente-
Briseida miró a los dos. – espero que lo que voy a decir ahora no os siente mal, pero no se si sois conscientes de que 1º si vais tres cazadores juntos, perdéis los poderes muy rápido, sois carne de cañón 2º tardáis como el triple en regeneraros entiendo que seáis amigos y que os queráis y todo eso.. Pero por eso mismo si queréis el éxito y la protección y la victoria del otro, no entiendo por que vais juntos. Y 3º y último esa cazadora tiene que morir. No me miréis de esa forma. Me contáis que esta con los deimons, que casi te mata y aún así ¿La defendéis?- niega con la cabeza..
-Te has parado a pensar que a lo mejor la obligan?, que puede le hayan amenazado con matarla?.. convertirse en sombra para toda la eternidad no es plato de buen gusto para nadie- Melo se removió en el sofá. Aquella conversación no le gustaba ni un pelo.
- Mira Melo como ya dije lo entiendo, os conocéis y sois amigos, yo soy mas una extraña, pero por eso mismo. Voy hacerte una pregunta y quiero que me conteste con sinceridad. Si te hubiesen cogido a ti, si te hubiesen amenazado con una muerte horrible que como consecuencia habrías terminado siendo una sombra, ¿habrías preferido eso a mutilar a tus compañeros, amigos e incluso hermanos? ¿Tú le harías eso a Kyrian?
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