-Historias Dark Hunter- Capitulo 53 Por Jeliel
viernes, julio 29, 2011Dudé al atacar, mi golpe fue tristemente débil.
- Vamos, seguro que sabes hacerlo mejor - hizo un gesto con las manos, invitándome a atacar de nuevo.
Me sentía incapaz. ¿Y si le hacía daño? Reí por dentro, era un Katagario…
- Tú lo has querido - Vane se abalanzó contra mí y fui yo la que esta vez tuvo que ponerse en posición defensiva.
Solté un grito por la sorpresa, su ataque había sido directo y sin ñoñerías, aunque algo me decía que era capaz de atacar con mucha más fuerza.
Me defendí como pude, pero caí al suelo. No me dejó ni un segundo para recuperarme, se volvió a abalanzar sobre mí.
- ¡¡Vigila siempre tu espalda!! ¡A la derecha, sin olvidarte de la izquierda! ¡Vamos!
Paraba sus golpes de una forma que hasta a mí misma me sorprendía. Una furia desconocida se encendía en mí, y a medida que me iba concentrando más y más, me di cuenta de que incluso podía adelantarme y predecir sus golpes. Me dejé llevar por esa nueva sensación y en cuanto tuve la oportunidad y Vane se situó a mi espalda, me giré de golpe y le propiné un puñetazo bajo la barbilla que lo hizo trastabillar hacia atrás hasta chocar de espaldas contra la pared.
Volvió a lanzarse contra mí en cuanto vio mi sonrisa triunfal, pero de nuevo lo esquivé y lo hice caer. Tras repetir el proceso unas veces más y haber conseguido lanzar a Vane contra la pared del fondo del todo, derribando un estante lleno de armas que hicieron un ruido infernal al caer, éste me miró sonriendo, con un brillo malicioso en los ojos, después empezó a temblar y dos segundos más tarde Vane había desaparecido y en su lugar había un lobo blanco precioso que me miraba con esos penetrantes ojos verdes.
- No se te ocurrirá…
Di un paso atrás, pero él ya trotaba hacia mí. Me tiró al suelo al caer sobre mí con todo su peso, quedando debajo de él y me mordió en el hombro derecho.
Lancé un grito desesperada al notar como un chorro de sangre caliente se deslizaba por mi espalda. Eché la cabeza hacia atrás, levanté el brazo sano y le propiné tal puñetazo que el lobo salió disparado hacia atrás. Escuché un sonido lastimero por su parte, me puse en pie y él hizo lo mismo antes de volver a lanzarse contra mí; esta vez estaba preparada y me lancé sobre él a la vez, enfadada porque me hubiera hecho daño de verdad. Los puñetazos y las patadas corrían de mi cuenta sin límite mientras esquivaba su mandíbula y sus zarpas, aunque no pude esquivarlas todas.
Creo que pasaron horas sin cambio ninguno, hasta que caí al suelo de espaldas y fui incapaz de levantarme, resoplando. Vane me mordió en la cintura suavemente y luego volvió a transformarse en hombre para tumbarse a mi lado respirando fuertemente.
- Te gané - dijo.
Yo miraba al techo, me dolían todos los músculos del cuerpo. Lo miré fijamente mientras él contemplaba el techo también sonriendo mientras intentaba calmar la respiración. Su aura era de color azul intenso, con los bordes turquesas. Su pecho brillaba por el sudor y se agitaba al ritmo de su respiración, sus pezones eran pequeños y oscuros, apuntaban hacia arriba igual que su mirada. Seguí bajando la mirada y abrí mucho los ojos al darme cuenta de que no se había vestido al transformarse, yacía desnudo y sus pezones no eran lo único que empezaba a subir hacia arriba.
Me levanté de golpe totalmente avergonzada, pero las piernas me fallaron y caí de culo a su lado. Vane empezó a reírse a carcajada limpia mirándome y automáticamente se conjuró unos tejanos y una camiseta negra muy parecida a la que llevaba antes. Me miré y vi que uno de los tirantes de mi camiseta estaba roto y caía hacia delante dejando ver más de lo que me gustaría de mi pecho. Tenía sangre seca por todos lados a causa de las dentelladas de Vane, me dolía el hombro y mis pantalones tenían marcas de garras.
- Vamos, te enseñaré tu habitación y la ducha - dijo mientras se levantaba no sin esfuerzo.
Reparó mi ropa con su magia y me ayudó a levantarme. Me sorprendió que en la habitación en la que yo iba a dormir hasta que me buscara un apartamento hubiera una bolsa con ropa de mujer de mi talla. No la había comprado yo, ni mucho menos.
Rebusqué en la bolsa cuando me hube duchado y vi un vestido morado oscuro, ligeramente escotado, con una tira de brillantes bajo el pecho, fruncido en la cintura y ligeramente vaporoso de cintura para abajo. No era ni corto ni largo, caía hasta medio muslo. Lo combiné con unas sandalias plateadas que encontré en la misma habitación. ¿dónde estaba la ropa que acababa de quitarme para ducharme? Había desaparecido, genial.
Salí de la habitación poniendo verde a todos los hombres y se me atragantaron las palabras al ver a Vane esperándome en el pasillo, duchado y vestido con un traje Armani negro, y camisa y corbata grises. Lo fulminé con la mirada.
- Esperaba algún cumplido por tu parte - dijo, crucé los brazos por encima del pecho -. Tú estás muy guapa.
- ¿A qué viene esto?
- Pensé que te apetecería cenar. Como no tienes permiso para salir sola pensaba llevarte a cenar por ahí.
Bajé los brazos lentamente.
- Sácame de aquí - dije y empecé a caminar hacia la puerta con él detrás.
Intenté pasar desapercibida mientras cruzaba El Santuario, pero la voz de Fury llegó a mis oídos.
- ¡¡Eh, muñeca!! ¡Aquí un hombre soltero y desesperado buscando caridad!
Lo golpee al pasar por su lado mientras Fang se reía disimuladamente. Uno de los cuatrillizos de los Peltier continuó el juego a Fury.
- Artemisa sí que sabe elegirlas. Tenerlas a todas reunidas en Nueva Orleans es un deleite para la vista - esbozó una sonrisa enorme.
Salí a la calle taconeando y furiosa. Me giré de golpe para encararme con Vane.
- ¡Esto es inadm... - dejé la frase a medias cuando él me acarició la cara.
- Limitémonos a cenar, no le des más vueltas, no van a cambiar. Mejor dicho, no vamos a cambiar - me guiñó un ojo.
- No sé si es buena idea que salgas con ella - dijo el oso que estaba en la puerta -. Acabamos de llegar de perseguir a Dangermel y ha quedado bastante claro que ha cambiado de bando y va cazando a los suyos.
- Dale un respiro, Dev. Llevamos horas entrenando y es su primer día, merece desconectar un rato.
Vane hizo el amago de ofrecerme el brazo para que me agarrara a él, pero al verme dudar empezó a caminar con las manos en los bolsillos y yo me apresuré a seguirlo.
En unos minutos estuvimos en un restaurante llamado Marigny Guest House que a simple vista parecía pequeño, camuflado como una casa más, una vez dentro pude comprobar que era muy elegante.
- Me encanta este sitio, es elegante, poco conocido y discreto.
Comí en exceso y volvimos a casa sin ningún incidente. Esa noche, en cuanto me quedé sola en la habitación, lloré como hacía años que no lloraba. Me juré a mí misma que no volvería a llorar por mi suerte. Solo esa noche, por última vez…
Cuando volví a despertar por la mañana Vane estaba dormido en el suelo, tumbado de lado, dándome la espalda. ¿Qué hacía allí? En cuanto me levanté de la cama abrió los ojos sobresaltado.
- Gritabas en sueños llamando a Carlos, vine a verte y me quedé por si necesitabas algo - dijo antes de que pudiera preguntarle nada y mientras yo examinaba mi hombro, en el que ya no había ninguna herida.
Desayunamos en El Santuario sin prisa. Noté que mis poderes menguaban y al girarme vi aparecer a Melo y a Kyrian por la puerta. Ambos iban muy serios y parecían discutir algo en susurros. Algo malo estaba pasando y yo había llegado en el peor momento para meterme en medio, lo presentía.
Los saludé con la mano y Melo se acercó sonriendo.
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