-Historias Dark Hunter- Capitulo 58 Por Fletcher

miércoles, agosto 03, 2011

Flecther se aburría. Estaba tirada en una cama de el Santuario, casi recuperada de las heridas, mirando al techo. Un techo blanco.
-Como siga así, me pongo a contar las grietas-murmuró.
-No has grietas-dijo Otto entrando en la habitación. Cerró la puerta con suavidad-. ¿Qué tal vas?
-Aburrida.
-Me refería a la herida-dijo él, sentándose en la cama.
-Lo sé, y va bastante bien. ¿Qué me cuentas?
Otto la miró fijamente. Ella entrecerró los ojos.
-¿Recuerdas que puedo ver tus sentimientos?-dijo ella con un tono precavido.
-Entonces todo esto será más fácil-contestó Otto, y se le echó encima para darle un beso.
La hunter tenía pensadas un montón de escusas por si sucedía esto, pero todas se borraron de su mente junto con su cordura cuando Otto la besó. Enterró la mano en su pelo oscuro y le acercó más a ella.

Él se separó ligeramente.
-No deberíamos estar haciendo esto. "Nunca toques a tu escudero".
-No eres mi escudero y no he empezado yo-contestó ella arrastrándole a su lado. Otto pareció aceptar esa respuesta, porque se quitó la camiseta a base de tirones mientras le daba besos intermitentes.
Ella no tardó en imitarlo. Le desabrochó los vaqueros al chico con rapidez.
-¿Tienes prisa?-dijo ól entre risas.
-Mucho tiempo esperando-contestó ella. Sonrió, pícara-. Pero puedo esperar un poco-continuó alejándose de él.
Otto se abalanzó sobre ella, con los ojos más oscuros que de costumbre, entrecerrados de placer al sentir las caricias de la cazadora.
-Veo que no-comentó ella innecesariamente. Dejó un rastro de besos por el cuello del escudero mientras le desnudaba completamente-. Hum, dioses, si llego a saber esto antes no tardábamos tanto-dijo con una gran sonrisa lobuna al ver su miembro.
Otto terminó de arrancarle la ropa a ella.
-Lo mismo digo, mi guerrera oscura-murmuró contemplando su cuerpo. No es como si no supiese que al ser una hunter tuviese un cuerpo perfecto, pero todas eran hermosas y sin embargo solo ella despertaba esas sensaciones en él.
Se besaron de nuevo mientras él exploraba su cuerpo. Abandonó sus labios para concentrarse en sus pechos. Ella gimió del placer al sentir la boca de Otto sobre su piel. Él bajó más y más su mano hasta poder separlarle los muslos. La tocó con suavidad, haciéndola gemir de nuevo. La intrudujo un dedo y comenzó a moverlo depacio.
-Otto...-gimió ella.
Él salió de su cuerpo, haciendo que la hunter protestase débilmente. Sus protestas se tornaron en gemidos de placer cuando Otto se introdujo de un solo embite.
Fletcher vio borroso en el instante en que sintió al escudero dentro de ella. Él comenzó a moverse despacio, embistiéndola profundamente mientras le mordisqueaba los pechos.
Otto comezó a moverse cada vez más rápido, disfrutando cada empuje de caderas.
La cazadora oscura se estremeció un segundo antes de explotar de placer. Se retorció de una manera muy erótica debajo del cuerpo bien definido de Otto. Él, incapaz de soportar más, se liberó con un gruñido ronco.
El escudero se derrumbó sobre ella, agotado y sudoroso. Fletcher soltó un suspiro y sonrió. Le acarició el pelo húmedo por el sudor.
Otto la besó mientras salía de ella.
-No quería que te movieras. Se estaba bien así-murmuró ella.
-Muy cierto-contestó él. Rodó sobre sí mismo para tener a Fletch encima suya.
Ella se recostó sobre él y le recorrió la mandíbula con la lengua.
-Hum-murmuró él-. Quizá deberíamos movernos, hoy hay eclipse y ya se sabe...
-En momentos como este odio más que nunca a los Daimons. Capullos...
Otto se rió y le depositó un beso en el pelo.
-Arriba, venga.

_._._._._. El día del eclipse...

Quedaron en la puerta del Santuario, así que mucho no tuvieron que andar. Después del rato que habían pasado juntos, Otto apenas le había dirigido una mirada.
Fletcher sentía su desconcierto y su arrepentimiento con lo que habían hecho. Otto era de ese tipo de personas que no rompían las normas ni sin saberlo y ahora no sabía cómo manejar la situación, de modo que ella no le presionó y simplemente asintió cuando le preguntó, con un repentino interés por sus viejas Converse, si estaba lista.
Se repartieron las posiciones para patrullar la ciudad. A ella le tocó la zone oeste, a lo que respondió un sonriente "Siempre estoy lista para matar Daimons".
Otto le llevó en su coche, sin dirigirla una mirada.
-Otto, si no me hablas al menos pon la radio, por los dioses-protestó ella tras un tenso silencio.
Él encendió la radio sin una palabra.
-Idiota-masculló Fletcher.
Empezó a sonar Born to be Wild de Steppenwolf para llenar el incómodo silencio que reinaba en el coche.
-Para por aquí. Quiero echar un vistazo.
Otto frenó y acompañó a la hunter cuando ésta bajó del coche y comenzó a merodear por las calles.
-Podrías al menos darme conversación. Día de eclipse, mucho tiempo en mi compañía, etecé, etecé. ¿No piensas hablar en tanto tiempo?
-No deberíamos haberlo hecho-soltó al fin.
Ella se paró en seco.
-No sé quién es más gilipollas, si tú o yo.
Él abrió la boca para protestar, pero ella continuó, cada vez más enfadada.
-Sabes perfectamente lo que estabas haciendo. Que yo recuerde no he irrumpido en tu habitación ni te he besado ni he comenzado nada. Así que piensa un pelín antes de hablar y de actuar. Soy una **** Dark-Hunter, sabes los problemas que tenemos a la hora de confiar en la gente. Lo sabes todo de mí, sabes mis miedos, mis manías, mi pasado, ¡lo sabes TODO!-acabó gritando.
-Fletcher, por favor, baja la voz. Los daimons...
-¡Me dan igual los daimons! ¡Que vengan, joder, es mi trabajo liquidarlos!
-Fletcher...
-¡Marya!-gritó ella.
Otto la miró sin comprender.
-Mi nombre es Marya. Escúchame. Si vas a estar arrepintiéndote siempre de lo que hemos hecho, al menos cállate. Ya siento las dudas de tu corazón y aunque no lo creas, me duelen. Así que si no me vas a servir de ayuda, preferiría que te marchases. Yo cazo sola.
Dicho esto, echó a andar furiosa. Otto corrió para alcanzarla.
-Flet... Marya, lo siento. No era mi intención...-comenzó, arrepentido.
-Mira mira... parece que la hunter y su juguetito están discutiendo...-resonó una voz burlona. Un grupo de unos cinco daimons apareció por la esquina.
Fletcher se caracterizaba por la sangre fría y la rapidez a la hora de acabar con los daimons. Nunca atacaba de forma descontrolada o sin pensarlo realmente.
Pero las últimas horas con Otto y su reciente discursión fue el detonante que la hizo explotar. Sacó uno de los puñales ornamentales que le colgaban del cinturón y lo lanzó con furia hacia el que había hablado. Se clavó limpiamente en el pecho del daimon, que explotó en una nube de polvo brillante.
-Poneos en fila para que pueda haceros purpurina fácilmente, capullos-dijo la hunter con frialdad. Dos de los daimons se miraron entre sí, confusos. Pero los otros atacaron a la vez. Uno fue directamente hacia Fletcher, que se vio obligada a sacar uno de los dos sables que tenía en vainas en la espalda.
Pero el otro se concentró en el único humano presente.
Otto era un buen luchador y estaba acostumbrado a luchar contra daimons... pero no contra spathis. Encima, iba desarmado.
-Oh, mierda-maldijo en voz alta. Esquivó el primer golpe, pero el segundo le mandó volando hasta chocar contra la pared. Intentó incorporarse, mareado, pero ahora no uno si no tres daimons le rodeaban.
-¡Joder!-gritó Fletcher algo más lejos. Sacó los dos sables en un movimiento fluido y con uno le cortó en la cara al Spathi. La otra la clavó con fuerza en su pecho.
El daimon entrenado abrió los ojos sorprendido antes de explotar en una nube dorada.
La cazadora corrió a ayudar al escudero. Acabó con uno por la espalda, alertando a los otros dos.
El spathi fue más rápido y agarró a Otto por el brazo, clavando sus colmillos en el cuello desnudo del chico. Este soltó un grito de dolor y se debatió.
Fletcher lo miró con el pánico brillando en sus ojos. Agarró al otro daimon del pelo y sostuvo el puñal justo encima de su marca en el pecho.
-Suéltale-espetó, intentado controlar su voz. Sentía con demasiada claridad el dolor de Otto. La mano le comenzó a temblar-. Suéltale o...
-¿O qué? Es un inútil, no me importa que lo mates... pero él...-dijo relamiéndose. Volvió a morder a Otto, quien a su vez volvió a gritar.
Fletcher escuchó más de un grito. Escuchó a toda su aldea gritando, escuchó el crepitar de las llamas y la risa socarrona de aquel estúpido colono griego. La mano le dejó de temblar. El pánico dejó de verse en sus ojos oscuros de Dark Hunter. Hundió el puñal en el pecho del daimon y dejó que el polvo en el que explotó le bañase el rostro.
-No deberías haber dicho eso. Voy a utilizar el jabón de mi tierra para lavarte la boca, gilipollas-dijo con tranquilidad. Su extraño acento se volvió más duro, perdiendo su musicalidad-. Y disfrutaré cuando te atragantes y te ahogues con él-terminó con voz cruel.
Otto entreabrió los ojos, sorprendido. El daimon se había separado de él otra vez sintió como se le nublaba la vista.
El spathi entrecerró los ojos sobre la chica. Ahí parada no parecía gran cosa, pero cuando extrajo los dos sables de las vainas y adoptó la posición de ataque, impuso lo suficente como para que el daimon no soltase a su rehén.
-Ven conmigo y no sufrirá más daños-le dijo con voz melosa.
-Llévatelo-dijo fríamente ella.
-¿Qué?-dijo Otto. El pánico se le hizo un nudo en el pecho.
El spathi sonrió con malicia.
-Como quieras-dijo, abriendo de nuevo la boca. Pero antes de que consiguiese hincarle de nuevo el diente, cayó al suelo de una forma bastante estrepitosa. Un cristal de escaparate se rompió sobre su cabeza, derramando una lluvia de cristales sobre los tres.
Otto cayó al suelo y se apoyó contra la pared, mareado.
Fletcher agarró al aturdido spathi por el cuello y lo levantó.
-Nadie me amenaza, nadie-murmuró con voz gélida. Alzó de nuevo el puñal y trazó una F en el estómago del daimon. Lo contempló con gesto aburrido y lo clavó rápidamente en el corazón-. Fin.
Corrió al lado de Otto.
-Está bien, ahora soy yo quien te llevará al Santuario.
-¿Tenías que hacer la marca estilo el Zorro?
Ella puso cara de ofendida.
-Por supuesto, es algo que siempre he querido hacer. Hum, ¿te has cortado con los cristales? Hay que ver...
Otto sonrió.

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