Quinto Capitulo en Español de "The Guardian"

sábado, noviembre 05, 2011

Solin tembló al no poder controlar el miedo y la rabia. Sí, sentía un dolor inimaginable, pero no le  importó al entrar en la casa de sus enemigos.


El Olimpo.

La sala de los Oneroi, para ser preciso. No había estado en este lugar durante tanto tiempo que se había olvidado de cómo era. Nada más que la desesperación lo había hecho venir a este lugar.

Estaba haciendo esto solo por Lydia. Y por ella, haría cualquier cosa. Sin hacer preguntas. Todo lo que ella tenía que hacer era llamar y él acudiría a ella, sin importar las consecuencias.

Con su corazón latiendo fuertemente, entró en las cámaras de las que había sido desterrado.

Madoc, el mayor de los líderes de los Oneroi, levantó la vista con el ceño fruncido, gesto que rápidamente se transformó en una máscara de incredulidad. Como todos los Dream-Hunters existentes, Madoc poseía una belleza excepcional que hacía que los humanos casi no pudieran mirarlo a los ojos. Su cabello corto era negro azabache y sus ojos azules prácticamente brillaban.

Él se puso de pie. Apoyando los puños en la mesa de conferencias, se inclinó en lo que obviamente era una actitud agresiva. Cómo si algo así pudiera intimidarlo. “¿Solin?” Su tono era bajo y apagado, como si Madoc pensara que estaba alucinando. Solin mantuvo su cara estoica. No había necesidad de enajenar a Madoc todavía. “Sí, se congeló el infierno.” Tendría que haber pasado para que el estuviera en este lugar pidiéndole a Madoc algún tipo de favor.

Madoc levantó una ceja en un gesto condescendiente. “¿Por qué estás acá?”

Porque los Dioses sabían que si bien habían formado una tregua hacía algunos años en Grecia, nunca habían sido amigos. Ninguno de los dos confiaba en el otro. Habían peleado durante demasiados siglos como para eso.

Solin se mantuvo de pie del otro lado de la mesa e imitó la actitud de Madoc. “Tenemos un problema.”

Eso solo pareció divertirlo. Madoc resopló con un gesto de negación. “¿Tenemos?”

Solin  estaba a punto de borrarle el gesto sobrador de una piña. Pero no necesitaba sus puños para hacerlo tambalear. Sus palabras serían mucho más efectivas por esta vez.

“¿Te acordás de la llave del Olimpo?” Todos ellos habían atacado a Solin por la misma.

Por siglos.

Habían tratado de todo para encontrar y destruirla mientras Solin la había protegido con todas sus fuerzas.
Ella llave era lo único que podía matar a los Dioses del Olimpo y destruir sum era existencia. La sangre de las tres razas que, Zeus, Apolo, y los Destinos habían condenado y maldecido equivocadamente. Sangre que era una mezcla de una Diosa Atlante que los había maldecido después de que mataran a su único hijo y la encerraran en el Infierno Atlante. La Diosa de la destrucción absoluta, Apollymi, les había prometido que llegaría el día de su venganza cuando la bestia del pasado vendría y los confrontaría por sus numerosas trasgresiones.

“A menos que me envíen a Apolo y a esa perra de Artemisa, llevará a cabo mi justicia y vengará  a mi hijo inocente, al cual Apolo destripó como un carnicero… “

“Una combinación de todo lo que ustedes buscaron destruir en su desesperación, sobrevivirá contra viento y marea. Y su mezcla de sangre será su veneno. Y el día en que vaya por sus vidas, mi risa resonará en la Sala de Zeus, y cada Dios Griego sentirá mi furia mientras mueran en extrema agonía. ¡HE SAH TE, AKRAM JUSTIA! Todos aclamen la justicia de Reina.”

Durante once mil años, había sido el cuento de terror que habían usado para asustarlos a todos. Y era la verdadera razón por la que Los Destinos se negaban a que los Were-hunters eligieran a sus propios compañeros. Y por qué no dejaban que los Were-Hunters se reprodujeran con nadie más que con quien ellas elegían…

Pero el destino no podía ser negado por siempre.

Y aun los mejores planos eventualmente llevaron al arquitecto directo al infierno.

He sah te, akram justia…

La cara de Madoc se tornó tan blanca como su camisa cuando se dio cuenta de lo que venía. “¿Te referís a la llave la cual nos juraste que habías destruido? ¿Qué pasa con eso?”

“Estoy seguro de que no va a sorprenderte enterarte de que mentí. La llave no fue destruida.”

Madoc puteo. “¿Qué pasó con la llave?”

El dolor atravesó a Solin mientras sus miedos sobrepasaban a su furia. Si decía la verdad, matarían a Lydia.

Si no, Seth la mataría.

La espada de Damocles pendía sobre su cabeza ahora. Pero la verdad era que no podría negociar ni hacer un trato con Seth. Había tratado de hacerlo y el bastardo estaba empecinado en destruirlos.

No vuelvas a traicionarme Madoc. Sobre todo lo demás, los griegos eran su familia. Madoc podía ser racional a veces, y, como Solin, había sido capturado y torturado por Noir también.

Al final, no había argumento que disputara la única y amarga verdad a la que Solin volvía una y otra vez.

Los Dioses contra los que había peleado por siglos eran su única esperanza para salvar la vida de Lydia.

Su única esperanza.

Solin respiró profundamente y se preparó para la respuesta de Madoc. “Quiero que me jures por el Río Styx que no vas a destruir la llave cuando te diga cómo encontrarla. Que vas a pelear a mi lado, hermano, para protegerla.”

Madoc se rio amargamente. “Sabés que no puedo hacer eso.”

“No tenés elección en esto.”

Madoc se burló de él. “Yo—”

“Si no lo jurás,” le gruñó, interrumpiéndolo, “todos ustedes van a morir. Y de verdad me refiero a todos ustedes. No va a quedar un solo Dios Griego.”

“No me voy a rendir ante tus amenazas, además, sabés cómo reacciona Zeus cuando lo confrontan.”

Solin se encogió de hombros con un desdén que definitivamente no sentía. “Entonces vas a morir en la peor agonía…  de la misma forma que D’Alerian y M’Ordant.”  Ellos, junto con Madoc, habían sido el consejo gobernante para los Oneroi por siglos.

Hasta que Noir había puesto al malvado Oneroi contra sus hermanos. Casi había tenido éxito en destruir a cada uno de los Dream-Hunters.

Casi.

Y todavía se estaban recuperando de ese ataque.

Madoc fue uno de los pocos prisioneros que Noir había tomado, que había sobrevivido. Él, Delphine, quien había sido esencial en su salvación, y Zeth, uno de los malvados Oneroi que Noir había convertido, eran ahora los líderes. Y, si bien Delphine los lideraba, en esto, él sabía que Madoc era su mejor opción.

En cuando a D´Alerian, él había sido un Dream Hunter que Noir había torturado y asesinado para obtener la información de que Solin era el que había escondido la llave en el mundo humano.

El maldito bastardo no había podido mantener su boca cerrada. ¿Y al final, qué había conseguido con eso?

Una lenta y dolorosa muerte.

Madoc se enderezó y cruzó los brazos. Irritado, bufó como un toro. "Bien. Juro por el Río Styx que no destruiré la llave. ¿Decime dónde está?"

Solin tragó, mientras otra oleada de dolor atravesó su cuerpo. Él se culpaba a sí mismo por esto. Debería haber sabido que algo así iba a pasar. Pero era demasiado tarde para enfocarse en lo que podría o debería haber hecho.

Tenían que pelear, y hacerlo con todo lo que tenían.

"En este momento, está en manos del Guardián de Noir."


Traduccion: Rito de Sangre

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