Extracto: Nacido del Silencio (Saga La Liga)

miércoles, marzo 07, 2012

Darling abrió la puerta del dormitorio de su hermana y sonrió al verla sentada en su cama con sus auriculares rosas en sus oídos mientras estudiaba para sus finales. Podía escuchar los bajos en la música, aun desde lejos. Sin darse cuenta de su presencia y completamente perdida en su inocente juventud, ella movía la cabeza al estridente ritmo en su stylus. No parecía tener ni una preocupación en el universo – una forma de vida que él peleaba con todas sus fuerzas para proveerle.

Gracias a los dioses que todavía era inocente y feliz. Solo eso valía cada degradación y paliza por la que había pasado.

Con su largo cabello pelirrojo que caía hasta su cintura, Lise era hermosa – un duplicado exacto de la madre de ambos, salvo por sus ojos color verde avellana que había heredado de su padre. Ella era extremadamente alta. Con casi tres centímetros menos que él, era mucho más alta que su madre y la mayoría de las otras mujeres.

Sentada en su cama rosada con volados en un top azul y shorts, y rodeada por libros impresos, su reader de e-books, y su anotador, ella piel y huesos.

Cómo desearía haber podido estudiar para sus exámenes con tanta paz y seguridad.

A diferencia de su hermano y hermana, Darling había sido traído del colegio a su casa al momento de la muerte de su padre, dos días ates que su hermano y hermana siquiera hubieran sido notificados del asesinato. Una hermosa tarea que su madre y su tío le habían delegado. Había algunas cosas que un chico de doce años no debería tener que hacer, y decirle a sus hermanos menores que no volverían a ver a su padre era una de esas cosas.

Después del funeral, Arturo había le había demandado que se quedara en el palacio para ser educado, supuestamente, para su propia protección. Pero Darling conocía la verdad. Era otra forma que su tío tenía para mantenerlo controlado y asegurarse de que no tratara de encontrar a otro pariente para que fuera Consejero hasta su mayoría de edad.

Desde ese día en adelante, apenas había tenido un momento de libertad de la constante presencia de su tío de sus puños – a menos que lograra escaparse corriendo. Pero eso había cambiado al cumplir los diecisiete, cuando su tío había cometido el desafortunado error de contratar a Nykyrian para proteger los actos públicos de Darling. Pensado que el terrible Andarion lo intimidaría para comportarse, su tío nunca imaginó que se volverían amigos.

El segundo gran error de su tío.

Debido a su propio pasado terrible, Nykyrian había aceptado a Darling como un hermano. En vez de tenerlo cortito y obligarlo a hacer lo que su tío quería, Kykyrian le había proporcionado una coartada para que Darling pudiera vivir casi normalmente, y tener algunos días de libertad.

Al menos hasta que su tío empezó a preocuparse por su paradero y soltó sus perros para seguirlo. Entonces Darling fue traído nuevamente a su celda donde estuvo hasta que otra cosa distrajo a Arturo.

Cuando Nykyrian fundó Sentella para proteger a víctimas inocentes de la Liga y sus aliados, Darling con gusto se anotó como su miembro más joven y uno de sus cinco líderes.

Hasta este día, su tío no tiene idea sobre la doble vida que Darling estuvo viviendo por años.

Pero estaba a punto de conocer a Kere. Y no habrá piedad para él.

Primero, Darling tenía que asegurarse de que su familia estuviera segura.

Analise y su compañera, que estaba en la cama al lado de la de ella, finalmente se distrajeron de su trabajo, para verlo en la puerta.

Lise sonrió mientras apagaba su música. “¿Sashi? ¿Qué estás haciendo acá?” Su sonrisa se volvió un gesto de sorpresa al ver la figura de Darling, desde el cuello de su negro traje de guerra hasta las puntas brillantes de sus botas. Ella levantó su ceja. “Y vestido así, además. Wow. Casi te ves heterosexual, shilo.”

Darling no respondió a su palabra de cariño que significaba “hermano adorado.”

“Necesito que vengas conmigo.”

Toda la sangre se fue de su hermoso rostro mientras se le aflojó la mandíbula. “¿Momair?”

Él se sintió como un idiota al dase cuenta de lo que le había hecho. La última vez que le había hablado en un tono semejante había sido al decirle que su padre había muerto. “Ella está bien. Drake está bien. Yo estoy bien. Solamente necesito que vengas conmigo.”

La furia oscureció sus ojos verde avellana. “¡Pelotudo! No te atrevas a asustarme así otra vez. Sabés cómo es. No puedo creer que me hicieras eso. ¡Idiota!” Respirando irritada, hizo un gesto a los aparatos y los libros a su alrededor. “No puedo irme así nomás. Tengo exámenes mañana.”

“Eso puede esperar.”

Su compañera de cuarto se burló. “¿Todavía no conoció a tus instructores, verdad?”

Darling la ignoró. “Lise. Movete. Ahora.”

Esta vez ella arqueó ambas cejas ante sus órdenes que parecían militares. “¿Qué te pasa? ¿Estuviste tomando testosterona del vaso de Drake? Sin ánimos de ofender, pero quiero a mi dulce hermano gay de vuelta. Por favor andá a buscarlo y llevate a este. No me gusta para nada.”

Darling puteó en phrixian por lo bajo. Odiaba cada vez que Lise actuaba de esa forma. Malcriada por todos a su alrededor, incluyendo a sus guardias, siempre había sido la criatura más imposible en el universo. Después de su madre. “¿Me vas a hacer desmayarte y sacarte cargando?”

Sus ojos lo desafiaron a que lo intentara. “Hacelo y le digo a Momair.”

Burlándose de su amenaza, pagaría dinero por ver a su madre tratando de castigarlo. Hacerlo sentir culpable, era otra cosa…

“Esperá,” él dijo en un tono temeroso, “eso significaría que ella tendría que hablarme.” E hizo un sonido de sorpresa. “Quizás hasta reconocer que existo. ¡Dios lo prohíba! El trono de Kere se congelaría del shock.”

Honestamente, no podía acordarse la última vez que su madre había le había dicho algo. Ni siquiera una sola sílaba. Debió haber sido tres años atrás. Quizás muchos más. Cuando se encontraba en su presencia, se iba rápidamente por la puerta más cercana. Al principio, se lo había tomado a pecho. Pero ahora, extrañamente, lo consideraba divertido.

“Ni lo pienses, hermanita. Nunca va a pasar.” Él señaló su reloj con un golpecito. “Tenés cinco minutos para vestirte con algo más apropiado antes de que te desmaye y te lleve por la puerta. Aunque estés desnuda.”

Ella se sacó los auriculares haciendo una rabieta. “Dios. Te juro que estuviste juntándote con ese neandertal de Syn demasiado tiempo. Hasta estás empezando a sonar como él.” Finalmente se levantó y comenzó a juntar sus cosas y ponerlas en un bolso rosado. “¿A dónde vamos y por cuánto tiempo?”

“Unos días.”

“¿Momair lo sabe?”

“Te voy a llevar con ella y con Drake.”

Lise se enderezó frunciendo el ceño. “¿Necesito llevar ropa?”

“No. No quiero que lleves nada demasiado personal. Quiero que parezca que vas a volver en cualquier momento.”

Ella miró de reojo a su compañera de cuarto antes de mirarlo de vuelta. “Ahora me estás asustando.”

Él no le respondió mientras se encontraba con la mirada de su compañera. “¿Podés decirle a sus instructores que tuvimos una emergencia familiar?”

“Seguro.”

“Gracias.”

Tan pronto como Lise se puso un par de pantalones aceptables sobre sus shorts, y una remera larga y zapatos, la agarró del brazo para sacarla del dormitorio y llevarla al pasillo.

Ella miró alrededor frunciendo el ceño. “¿Dónde están mis custodios?”

“Fueron dados de baja por un tiempo.” Asegurándose de que no pudieran verlo, los había dejado inconscientes y puesto en un cuarto al fondo del pasillo.

Ella aminoró la marcha. “Sashi, tenés que decirme qué está pasando. ¿Nos estamos escapando de Arturo?”

Solamente Lise lo llamaba sashi. Significaba “querido” en Caronese. Un epíteto que ella le había dado cuando tenía cuatro años y él le había enseñado a atrapar luciérnagas en su jardín.

Aunque ahora tenía veinte años, todavía la veía como esa pequeñita adorable que corría hacia él, riéndose todo el día.

Porque lo habían obligado a madurar tan rápido mientras que sus hermanos habían podido vivir una niñez relativamente normal, le costaba mucho verlos como adultos. Algo que hacía que ellos se enojaran con él.

Pero no podía evitarlo. Estaba demasiado acostumbrado a protegerlos. Además, se sentía más como su padre que como su hermano.

Darling aflojó un poco su agarre. “Si, nos estamos escapando de Arturo.”

“¿Por qué no me dijiste eso en mi habitación?”

“No quería que tu compañera lo supiera. Tengo que asegurarme que todos estén a salvo por unos días.”

Ella le frunció el ceño. “Realmente me estás asustando. Sé que algo va mal. ¿Qué es?”

“Voy a tratar de que salgamos de su control.”

Ella se frenó tan abruptamente que se zafó de su agarre. “¿Qué vas a hacer? ¿Es algo peligroso? Más vale que no sea nada peligroso… ¿Es algo peligroso?”

Él tuvo que aguantarse la necesidad de estrangularla por hacerlos perder tiempo. Si bien a Arturo no le importaba Drake o su madre, de vez en cuando se fijaba en Annalise, una princesa virgen valía más en el mercado del matrimonio que una usada. Y los guardias que había noqueado se despertarían pronto y se darían cuenta que ella se había ido.

Tenían que irse antes de que eso pasara o nunca lo lograrían.

“Lise, no tengo tiempo para explicarte. ¿Está bien? Necesito que confíes en mi y cooperes.”

“Está bien.” Ella levantó su mano para tocar la parte de su cara que tenía la cicatriz. “Pero por favor, no dejes que te lastimen, sashi. Ni por mí, ni por nadie. Sos el único padre que conocí, y sos la única persona en el universo entero que conozco a la que puedo llamar si necesito algo. No puedo perderte ¿sabés? Sos todo lo que tengo.”

Tocado por sus palabras sinceras, Darling le dio un beso en la frente. “Va a estar todo bien. Ahora tenemos que irnos.”

Ella asintió antes de seguirle el paso.

Él la condujo a través del campus y hacia la pista de aterrizaje donde había dejado su avión caza.

Casi estaban a salvo.

Sólo unos minutos más.

Si pudieran llegar a despegar, nadie podría detenerlos. Él se aseguraría de dejarla a salvo con Nykyrian, y todo cambiaría a mejor.

Mañana serían libres de vivir las vidas que deberían haber vivido desde el principio.

Por favor, destino, no me cagues en esto.

Dentro del hangar, Darling miró de reojo a un pequeño grupo de seis hombres vestidos como ingenieros universitarios, pero no les prestó atención mientras llevaba a su hermana a su nave que estaba a la izquierda.

No hasta que escuchó que uno de ellos hablaba con los otros en Caronese - un lenguaje que no era común en este lugar en el sector Garvon. Temiendo que fueran asesinos que iban tras el, escuchó la conversación con más atención. “¿Che, no es esa la princesa que estamos buscando?”

Esas palabras se registraron en su mente al mismo tiempo que vio al grupo corriendo en su dirección, sacando sus armas.

¿Qué carajo? No eran soldados Caroneses ni guardias que su tío había mandado. Estaban vestidos como civiles.

Pero sus armas eran militares.

Mierda. Era un ataque.

Cuando su líder salió de la esquina frente a ellos, a Darling se le congeló la sangre.

Era Clairon Lubomir. La mano derecha de Zarya…y su aliado.

No, no era el Aliado de Darling.

Era el de Kere.

Doble mierda. Clarion nunca creería que Kere también era el heredero Caronese contra el que luchaban y al que odiaban. Ninguno de ellos lo creería. Todo lo que veían era al enemigo con sangre real que apoyaba a todo lo que siempre los había reprimido. Cada cosa que había salido mal en sus vidas. Cada desilusión, desde no tener un mejor trabajo, hasta tener una esposa que los dominaba y los retaba hasta no poder concentrarse.

Todo era culpa de su familia.

Ninguno de estos hombres sabía las cosas que había soportado para proteger sus espaldas. Cuántas veces había peleado a su lado y en contra de los soldados de su tío.

Cuántas veces los había puesto a salvo cuando estuvieron heridos o bajo ataque. Y en este momento, aunque lo supieran, no les importaría. Si usás el uniforme, te juzgan por el escudo en tu manga el mismo en el que envolverán tu cuerpo en tu funeral.

La puta que me parió…

Comenzaron a disparar.

Darling se movió para escudar a su hermana. “¡Corré Lise! Metete en la nave.”

Sin cuestionarlo, ella dejó caer su mochila y por una vez en su vida, lo obedeció. Corriendo con la espalda hacia su nave, Darling trató de protegerla como pudo.

Hizo un conteo mental de las armas que tenía con él. Todas estaban diseñadas para matar. Si usaba aunque sea una, destruiría a sus aliados. Y eso era lo último que quería. Eran buenos hombres con familias que conocía, y en algunos casos, conocía muy bien. No se merecían morir por un error estúpido.

Pensá, Darling, pensá. Lo último que habría anticipado era que sus propios aliados iban a atacarlo.

¡Mierda! ¿Por qué no lo había tenido en cuenta?

Porque se suponía que los muy bastardos iban a estar en territorio Caronese, no en Garvon.

Ah si, esa era una de las razones…

Sin mencionar que nunca antes habían ido tras su familia. Habían ido tras Arturo, su mujer y sus hijas. Pero la familia inmediata de Darling siempre había estado prohibida.

Gruñó frustrado. Solamente tenía dos disparos para dejarlos inconscientes que había usado en los guardias de Lise. ¿Por qué no había traído más de esos?

¿Porque quién habría pensado en algo así?

Darling se mantuvo entre Lise y sus ataques mientras retrocedía, hacia el avión. Disparos de color rebotaban por todos lados. Gracias a los dioses que no tenían una mejor puntería. A través de los años, se había reido de Clairon por su mala puntería e incluso había tratado de enseñarle cómo disparar mejor.

Gracias a los dioses que Clairon aprendía muy lentamente.

Un disparo llegó a milímetros de Lise. Si no hubiera agachado su cabeza un segundo antes de incrementar su velocidad, la habría perdido.

Le hirvió la sangre. Así que ese era el gran plan de Clairon. ¿Secuestrar a su hermana, y entonces qué? ¿Pedir rescate? ¿Acaso estaba fuera de sí? Artuno no pagaría por recuperarla. Asumiría que la habrían violado y entonces le sería inútil. El único valor que tenía para su tío era que fuera virgen. Mierda, mierda, mierda…

Lise llegó al avión, y luego dudó al mirar de reojo a Darling y a los hombre que tenía a sus talones. Si ella subía la escalera, sería un blanco fácil incluso aunque tuvieran mala puntería.

Dándose vuelta, Darling sacó su blaster y abrió fuego para cubrirse, tratando de conseguir tiempo suficiente para que ella pudiera llegar a la cabina. No tenía intención de dañarlos. Apuntó al espacion entre Clairon y el hombre a su derecha.

Pero no funcionó así.

Al momento en el que apretó el gatillo, el disparo fue absorbido como si los soldados de la resistencia estuvieran protegidos por un campo de fuerza. Un momento después, pulsos de energía volaron para todos lados.

Era un patrón distintivo que conocía demasiado bien, porque él lo había creado y diseñado.

No…

Seguramente no…

Uno de los disparos le pegó en el pecho, tirándolo con tanta fuerza que causó que se deslizara por el piso de cemento. Si no hubiera estado usando su armadura, lo habría matado. Pero peor que su herida, los pulsos se dividieron en otra ronda de disparos que rebotaron por todo el hangar – así como había querido que lo hicieran cuando los construyó.

Él miró con horror cuando uno de esos pulsos fue derecho a la espalda de su hermana. “¡Sashi! ¡Ayudame! Gritó antes de que la paralizara el disparo. La tiró de la escalera y aterrizó al lado de su nave.

Su grito lo devastó. Pero no tanto como el hecho de que no podía llegar hasta su pequeña hermana a quien había jurado proteger de todo mal una y otra vez.

Aterrorizado, la miró mientras una laguna de sangre se formaba en el cemento, saliendo debajo de su cuerpo.

No…

¡No!

Había tanta sangre. Empapaba su ropa y la cubría su mano estirada. Darling quería ir a ella y protegerla. Pero no podía moverse.

Y sabía exactamente por qué. El tricom – el arma que había construido exclusivamente para Zarya, para protegerla de sus enemigos.

En vez de eso, había sido usada contra él y contra Lise.

Maté a mi hermana pequeña…

Las lágrimas llenaron sus ojos mientras la verdad lo pateaba en los dientes y lo golpeaba más fuertemente que la explosión que lo había paralizado. La pena y la agonía rasgaban su conciencia.

Al tratar de salvar a Lise, había causado su muerte. ¿Cómo podía haber sido tan estúpido? ¿Cómo había podido hacerle esto el destino?

Los miembros de la resistencia se adelantaron con pasos soberbios, riéndose por su triunfo. Dos de ellos fueron en dirección a Lise, mientras el resto se dirigía a donde estaba Darling.

Uno de ellos lo pateó en el hombro con la punta de su bota. “Miren eso. El bastardo no puede ni moverse.”

Otro de ellos chocó su mano con Clarion. “ ¡No puedo creer que funcionara! Tenemos que mandarle flores a Kere o una mujer o algo para agradecerle por esto.”

Clarion sonrió al sacar el tricom de su cinturón y besarlo. “No puedo esperar a decirle a Zarya que el plan funcionó a la perfección. No va a poder creerlo.”

El rebelde que se había inclinado sobre su hermana, se puso de pie. “Tengo malas noticias, gente. La perra está muerta.”

Darling sintió que una sola lágrima se le caía por el costado de su ojo mientras el rebelde confirmaba su peor miedo.

Su preciada hermana menor estaba muerta.

Por mi culpa.

Por algo que él había inventado.

Una y otra vez, vio imágenes de Lise acercándose a él para que la sostuviera o la protegiera. Vio la sonrisa en sus ojos y escuchó su risa mientras lo abrazaba con fuerza, y le decía cuánto amaba a su hermano mayor. Él tenía ocho años cuando ella había nacido, y desde el momento en que había visto por primera vez su cabecita sin pelo y sus enormes ojos verde avellana mirándolo fijamente, ella había agarrado con sus deditos su meñique y se lo había llevado a la boca. Desde ese momento había comprado su corazón.

Más allá de sus peleas. Más allá de sus diferencias. Ella lo era todo para él.

¿Cómo era posible que estuviera muerta?

¿Cómo pude matarla?

El soldado más cercano a él puteó. “¿Estás seguro?”The soldier closest to him cursed. “Are you sure?”

“Miralo vos mismo. La explosión le dejó un agujero en el cuerpo. Que desperdicio. Podríamos habernos divertido con ella mientras esperábamos el pago.”

Una furia sin par y agonía atravesaron el alma negra de Darling.

¿Cómo podría mirar a su madre y a su hermano después de esto?

¿Cómo podría mirarse al espejo?

¿Por qué no me me mató a mi también?

Uno de los soldados lo pateó en las costillas. “¡Pelotudo hijo de puta! Nos cagaste la vida con esto.” Apuntando su arma a la cabeza de Darling, lo miró a Clairon. “¿Querés que mate a este también?”

Gruñendo furioso, Clarion se acercó a Darling. Con la punta de su bota, levantó la cara de Darling para poder ver sus rasgos. Al momento en que lo hizo, una amplia sonrisa curvó sus labios. “Oh, no Davon. Esto…esto es mucho mejor que la princesa.”

“¿En qué sentido?”

Clarion se rió nuevamente mientras le pateó la cabeza a Darling otra vez. “Lo que tenemos aquí, caballeros, es el adorable puto real en carne y hueso. Darling Cruel. El heredero al trono Caronese y el futuro gobernador de nuestro imperio, que no vale nada. Nos ganamos con la lotería, de pura suerte.” Chocó las manos con Davon. “Súbanlo abordo antes de que alguien más lo vea. Valdrá diez veces más que la princesa.”

Traduccion: Mariana Agnelli para Rito de Sangre
Fuente: Oficial Sherrilyn Kenyon

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