Carta de Sherri por el abuso de Brynna (Parte I)
viernes, abril 06, 2012Si eres la persona necesitada, por favor, usalo. Créeme, nadie sabe del dolor más que yo. Yo sé lo que es ser un niño que no tiene ningún refugio. Despertar todos los días, rezando para que toda tu vida no sea más que una larga pesadilla y que hoy, finalmente vamos a ver que nada de eso era cierto ... Sólo que darse una bofetada en la cara, literal y figurativamente, en el minuto de abrir los ojos. Sé del dolor de no poder decírselo a nadie. Ese miedo. El horror. La parte de ti que muere un poco cada día, mientras sangras internamente y en silencio, donde nadie puede verte. Yo sé lo que es caminar por los pasillos de una escuela y que se burlen de las cosas que tú no puedes hacer para ayudar: Los dientes que fueron destruidos cuando se golpeó en la boca con una botella de vidrio de Coca-Cola. Su pasado de moda de la hand-me-downs que no encaja. Para graduarse con un traje prestado que es de color beige y no blanco, porque era todo lo que se podía conseguir. Para no tener el diploma de inmediato porque no se podía pagar la cuota, o un anillo de clase. Ni siquiera las invitaciones para la graduación. Para sentarse en la clase todos los días, mientras que su estómago ruge y muerde, y de tragar aire porque te estás muriendo de hambre y no tienes dinero para el almuerzo y el desayuno, es algo que sólo se ve en la televisión.
Para entonces, yo era buena en ocultar mi dolor. Tenía que serlo para poder sobrevivir. Que nadie te tenga ninguna confianza. Cualquier información tuya puede ser y será utilizada para atormentarte más.
Sigo creyendo que no tiene por qué ser así. Cuando estaba en octavo grado, mi mejor amigo de toda la vida (se convirtió en mi amigo, porque luché contra un matón que se metía con él), me preguntó si yo tenía miedo de tener hijos. "¿No tienes miedo de qué también abusen de ellos?" Yo estaba horrorizada. "Nunca podría hacer que un hijo mío se sintiera así," le aseguré. "No haría esto ni a mi peor enemigo."
Cuando yo me muera y me enfrente a mi creador, quiero ser capaz de decir que, si bien podría haber tropezado y caído varias veces en mi vida, nunca, nunca ataqué intencionadamente a nadie. No quiero ser una de esas criaturas amargadas que me robaron mi infancia y la inocencia. Aquel que, cuando murió, la gente aplaudió. No quiero a nadie que estire los labios cuando piensa en mí y decir, "¿Sabes qué aunque muerto, no está muerto lo suficiente?" Cuando yo me muera, quiero ser como mi hermano mayor y que la gente sonría con lágrimas en sus ojos y digan: "Dang, como le echo de menos. Él era muy divertido. Ahora que él se ha ido nada es igual."
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