Me tomo un momento en el Día de la Conmemoración para dar las gracias de forma muy especial a todo el personal militar (pasado y presente) y a sus familias. Y para recordar a aquellos que han dado su vida por nosotros (de los cuales tengo muchos en mi propia familia). Dios bendiga a todos y cada uno de vosotros. Mi marido y yo nacimos, mientras nuestros padres estaban destinados en el Fuerte Benning, Georgia, y nuestros padres se retiraron con más de treinta años de servicio en el ejército. Nos casamos en el Fuerte Eustis, Virginia, mientras mi marido estaba destinado (yo estaba como contratista civil en el Fuerte MacPherson, Georgia, cuando nos casamos). Ambos venimos de una larga línea de hombres y mujeres militares que se remonta (en mi caso) a antes de la Guerra de la Independencia (soy un miembro orgulloso de la DAR, Hijas de la Revolución Americana). Y sé muy bien no solo los sacrificios hechos por los que sirven, sino también los hechos por las familias que dejan atrás. Es un trabajo muy duro en todos los frentes. Pero le debemos mucho a los que lo han hecho y que están dispuestos a seguir poniéndose el uniforme. Muchas gracias. Y a todos los que están en activo (tengo amigos y familiares que están destinados) por favor manteneros a salvo y volved a casa pronto, os echamos de menos. Pero sobre todo gracias por ser unos hombres y mujeres tan valientes.