Nuevo Extracto de #Styxx [ Febrero 9541 A.C. ]

jueves, julio 18, 2013

Mucho después de medianoche, Styxx yacía en la cama, tratando de dormir, pero era imposible. Si no fuera ya suficiente con el dolor insoportable del cráneo, Aqueron había sido golpeado antes por el alto y grandioso delito de encontrarse con la mirada de su padre, al pasar por el pasillo.

Le quemaba la espalda por el dolor empático de las heridas de su hermano. Aun no sabía cómo había soportado la cena sin llorar o gritar de agonía, pero ahora que estaba solo, podía retorcerse y gemir en paz.

¿Por qué no puedo morir ya?

Sin duda, la muerte sería mejor que vivir así. ¿Cómo podría doler tanto la cabeza sin hacer que la víctima muriera o dañara el cerebro?

¿Cómo?

Aspirando el aire bruscamente entre los dientes, escuchó a alguien en la puerta. Se quedó paralizado por el pánico. No podía ser Aqueron. Los dos estaban demasiado doloridos como para levantarse de la cama.

La puerta se abrió para mostrar a su padre bajo la tenue luz del fuego. Esto no puede ser bueno. Su padre nunca le molestaba por la noche.

¿Qué he hecho ahora?

Era una idea estúpida. No había hecho nada. Más bien, ¿qué cree que he hecho? Styxx cerró los ojos, fingiendo dormir y rezando para que su padre lo dejara en paz. En cambio, su padre se sentó en el borde de su cama. Styxx contuvo el aliento, aterrado de lo que esto significaba. ¿Por qué estaba aquí? ¿Qué podía querer de él a estas horas?

No hice nada. . . 


Había demostrado su mejor comportamiento durante semanas. Sólo Aqueron se había portado mal recientemente. No es que culpara a su hermano. Ambos estaban cansados de la forma en que se les trataba.

Su padre hundió los dedos en el pelo de Styxx. Su mano era tan grande que era capaz de abarcar toda la cabeza de Styxx en su enorme palma.

Los ojos de Styxx se abrieron de golpe mientras esperaba el dolor que seguro le seguiría.

Sin embargo, su padre empezó a pasar la mano por los rizos rubios de Styxx, jugando con ellos, apartándolos de su cara. Tal vez no estaba enojado con él, después de todo. Esperando lo mejor, se encontró con la mirada de su padre bajo la luz de las llamas, pero no se atrevió a decir una sola palabra. Había una extraña ternura en la mirada de su padre, mezclada con preocupación.

- Me recuerdas mucho a Estes cuando era niño. Las cosas que dices y haces. . . Esto me hace pensar en nuestra infancia juntos y cuanto lo echo de menos. Incluso esta era su habitación en aquel entonces…- Su padre pasó el pulgar sobre la frente de Styxx y sonrió a causa de los recuerdos. De repente, el olor a alcohol en el aliento del rey le golpeó duramente. Su padre estaba terriblemente borracho.

Mordiéndose el labio, Styxx rezó para que su padre no cayera en una de las legendarias furias que su madre tenía cuando se pasaba con las copas.

- Él era mi único amigo y todavía lo es. No tienes ni idea de lo que es tener un hermano como él. Uno en el que puedes confiar en que nunca haría nada para traicionarte.-

Su padre estaba equivocado acerca de eso. Aqueron era el mejor amigo que se podía pedir. Ni siquiera Estes podía igualarle.

Inclinándose más cerca, su padre entrecerró los ojos mientras sostenía su barbilla en la mano. Giró la cabeza de Styxx para poder estudiar su rostro desde diferentes ángulos.

- Te pareces a nosotros pero… ¿Eres realmente mi hijo?

- Padre.

- ¡No me hables!

Styxx apretó su mandíbula cerrada mientras una nueva ola de terror se apoderaba de él. ¿Qué haría su padre?

Su padre echó la manta hacia atrás para poder inspeccionar bruscamente cada centímetro del cuerpo de Styxx.

- Pareces tan humano…

Mordiéndose el labio, Styxx quería gritar mientras el dolor lo atormentaba con fuerza cada vez que su padre tocaba las zonas de su pequeño cuerpo magullado por los golpes recibidos de Aqueron. Pero no se atrevía a permitir que su padre supiese que estaba dolorido cuando no había ninguna razón obvia para ello.

Su padre le puso bocarriba. La mandíbula de Styxx tembló mientras las lágrimas llenaban sus ojos. Había una buena razón por la que había estado acostado boca abajo.

Costándole trabajo respirar, vio como su padre sacaba un cuchillo de su cinturón. ¿Va a matarme?

- ¿Pero eres humano? Tengo que saberlo.

Antes de que Styxx pudiera moverse o reaccionar, su padre le cogió el antebrazo en un abrazo sin piedad y violentamente le hizo un corte. Incapaz de contenerse, Styxx gritó mientras la sangre cubría su brazo y empapaba las sabanas.

- Dulce Hera - dijo su padre en voz baja. -¿Qué he hecho?- Agarró el brazo herido de Styxx, tratando de detener el flujo de sangre. -Lo siento mucho, Styxx. Perdóname, hijo.-

Le temblaban las manos mientras su padre envolvía el brazo de Styxx con una tira de tela que arrancó de las sábanas de Styxx. Después, lo cogió en sus brazos y lo meció mientras Styxx sollozaba en silencio. -Shh, pequeño. Todo está bien. Todo está bien…-

Pero no era así y Styxx lo sabía. Desde el momento de su nacimiento, su padre había puesto en duda su paternidad. Si no era con palabras, era mediante las desprevenidas miradas que Styxx veía cada vez que estaban solos.

- No es tu culpa, hijo. Es ese demonio bastardo. Él es el culpable de todo esto. Él es el que me hace dudar de ti. Cada vez que veo su cara… me llena de tanta violencia.-

No era sólo la cara de Aqueron, era también su cara.

Su padre cogió su cabeza con su gran mano y le besó en la frente y luego la mejilla.

- Tú eres mi bebé. El heredero por el que oré y realicé sacrificios a los dioses. Sé que lo eres. Lo sé.- Las lágrimas llenaron sus ojos mientras lanzaba una suspicaz mirada a Styxx.

- ¿No es así? -

¿Cómo podía responder a esa pregunta cuando él tampoco estaba seguro? Su padre se daba cuenta de todo lo que él sabía a ciencia cierta. Que no estaba bien. No era normal. Mientras Aqueron tenía los ojos de un dios, Styxx era el que sentía los dolores fantasma de las heridas causadas a su hermano. Él era quien escuchaba al azar los pensamientos perdidos de la gente. Oia las voces de los dioses mucho mas fuerte que Aqueron. Sentía las emociones de otras personas y los actos que pretendían, aun cuando trataban de ocultarlas, y predecía el tiempo sin fallar.

Pero lo peor eran los despiadados dolores de cabeza que lo atormentaban todo el tiempo.

Tal vez no soy humano…

Con toda honestidad, Aqueron parecía ser mucho más normal que él.

- ¡Respóndeme!- Gruñó su padre. -¿Eres mi hijo?-

Sólo había una respuesta que dar. Para bien o para mal. –S-s-si.-

Su padre puso la cabeza de Styxx bajo su barbilla y lloró mientras seguía meciéndolo.

No lo soltó de nuevo hasta bien pasado el amanecer. Entonces, puso a Styxx en su cama y le metió entre las sábanas manchadas de sangre, como si nada hubiese ocurrido.

Besando la frente de Styxx, le dio un ligero apretón en el hombro y le dejó solo.

Asustado y dolorido, Styxx se quedó mirando el vendaje improvisado con el que su padre había envuelto y anudado su antebrazo. Con mano temblorosa, lo retiró para ver lo que había sospechado… que ya estaba sanando de la brutal herida. Al final del día, habría desaparecido casi por completo, con sólo una cicatriz para marcar su situación.

No soy mas humano que Aqueron.

Y su padre ciertamente le mataría si alguna vez se enterase de la verdad. 


Traducción: Gema Prieto Gigan

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