Segundo capítulo de "Born of Betrayal" (La Liga 9)

jueves, noviembre 13, 2014

Fain sintió que su estómago se encogía por el temor mientras echaban el ancla y llamaban al contingente Andarion para que los recogieran.

Joder, te odio, Jayne. Por eso no tenía amigos. Por eso no quería amigos. Porque le hacían mierdas como éstas constantemente. Su hermano Dancer y Jayne, la amiga de Dancer, pensaban que era divertido proponerle como voluntario para ser el adjunto de una mujer que le odiaba con el fuego de mil soles.

No lo era.

La última vez que había visto a Galene Batur, le había dado una patada en el culo en público en el estadio, con todos sus asuntos colgando, y le había cerrado la puerta en la cara. Algo por lo que le habían pegado, y no solo sus padres, que se horrorizaron por la indecente demostración.

No podía esperar para ver lo que Galene le haría esta vez.

Probablemente dispararme.

Si tenía suerte.

Si tenía suerte, no sería en las pelotas.

Suspirando de indignación, se levantó para acabar con ello. No había necesidad de retrasar lo inevitable. Sería muchas cosas, pero cobarde no era una de ellas.

Y no era como si no le hubieran disparado antes. Por lo menos esta vez tenía una armadura. A no ser que le disparara en la cabeza o en la ingle, sobreviviría al encuentro.

Físicamente al menos.


La dignidad… eso sí podría ser un problema. Iban siete a cero en cuanto a eso.

Titubeó en la puerta y se quitó el casco para añadir una capa más de protección entre su ingle y lo que pudiera acabar volando hacia la parte de su anatomía que preferiría conservar. Aunque para ser honestos, no estaba seguro de por qué a estas alturas. No es como si ahora tuviera muchas oportunidades de usarlo.

No vayas por ahí.

Chayden le dio unas palmadas en la espalda.

-¿Estás bien, Hauk? Parece que estás apunto de maldecir a alguien.

Fain le miro de manera cortante. ¿Maldecir? No…

Matar. Definitivamente.

-Estoy bien.

El hermano pequeño de Fain salió del área de contención para ponerse a su lado.

-Estoy con Chay. Te estás poniendo un poco verde.

Fain esquivó la mano de Dancer mientras su hermano le tocaba la frente, y apenas pudo resistir la necesidad de pegarle.

-Sé que eras solo un niño cuando me fugué con Omira. ¿Pero recuerdas que estaba comprometido con una mujer Andarion antes de casarme con ella?

Dancer se quedó boquiabierto.

-No, no lo recuerdo. ¿A quién estabas prometido?

Fain se puso frente a la rampa que tenían justo delante.

-A la comandante Galene Batur.

Fain escuchó las maldiciones de Dancer mientras bajaba la rampa hacia la única mujer que estaba seguro que le degollaría nada más verlo. Mientras echaba un vistazo a los soldados Andarion que se habían reunido, mantuvo el casco con mucho cuidado en posición. Solo por si acaso.

Su mirada fue directa hacia ella, como por arte de magia. “Joder” fue lo primero que se le pasó por la cabeza. Como todas las mujeres Andarion, Galene había sido una adolescente preciosa. Pero la guerrera adulta que les esperaba era una de las más bellas y sexis de su raza. Como los Andarion envejecían más lentamente que los humanos, no parecía tener más de treinta años.

Alta, ágil y exquisita, iba vestida con una armadura de batalla estándar Andarion roja y negra que se amoldaba a un cuerpo hecho para que lo adoraran en privado mientras estaban desnudos.

Y muy a menudo.

Tomó aire entrecortadamente mientras pasaba por su mente de forma involuntaria una imagen de esas largas piernas a su alrededor. Hacía mucho tiempo que no se sentía tan atraído por una mujer. No desde la última vez que la había visto.

Cada parte de él estaba alerta y jadeante.

Y ahora estaba doblemente agradecido por el casco en el paquete. Tendría que haberme puesto unos pantalones más amplios. Que Dios le ayudara si tenía que sentarse con una erección semejante. Únicamente ese dolor podría matarle.

Céntrate.

Algo más fácil de decir que de hacer. ¿En qué estaba pensando cuando me alejé de eso?

Joven y estúpido no era bastante. Pero entonces, hubo circunstancias que habían forzado su mano. Cosas que habían hecho que quedarse con ella fuera impensable. Quizá debería haber peleado más.

Sí, claro. No había sido tan sencillo.

Una batalla podría haberla ganado. Lo que en aquel entonces llevaba encima estaba totalmente fuera de su control.

Cuando ella levantó la vista y le miró, se le secó la garganta y su cuerpo se puso aún más duro al recordar como ella solía mirarle.

Como si él fuera su preciado héroe.

Pero lo jodió todo. De mala manera.

Sí, se había ganado el infierno que era su vida. Cómo deseaba que las cosas hubieran sido distintas… Especialmente entre ellos. A pesar de estar enamorado de Omira, no era nada comparado con lo que había sentido por Galene cuando eran niños. Fue su primer y único amor verdadero.

El que se le había escapado y le atormentaba cada minuto de su vida.

Su mayor arrepentimiento.

Las peores decisiones en la vida son las que hacemos por miedo. Odiaba admitir que su padre había tenido razón siempre que el bastardo lo había dicho. Pero la vida le había demostrado lo sabio que era su padre.

Al principio, ella no se detuvo a mirarle mientras observaba a los Tavali que iban detrás de él. No tenía ni idea de quién era. No hasta que se quitó la máscara Tavali y mostró su rostro.

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Galene estaba impresionada por la disciplina y la formación militar de Los Tavali, algo que nunca habría esperado de unos piratas al margen de la ley que tenían tanta fama por su desvergonzado desprecio a las leyes y costumbres sociales como por su brutalidad y salvajismo. Aunque llevaban diferentes uniformes y estilos de armaduras, se sincronizaban como un ejército disciplinado.

Le habían dicho que seguían su propio conjunto de leyes, pero nunca lo había creído.

Hasta ahora.

Era increíble. Y el que los lideraba era un gran guerrero. Alto y con los hombros anchos, estaba tan cachas como cualquier hombre Andarion.

Y ese contoneo…

Era masculino y tan apetecible que se le hacía la boca agua. Seguro de sí mismo. No tenía ni idea de su especie, pero fuera lo que fuera, tenía que darle crédito.

Eso era lo que pensaba hasta que se quedó quieto y puso todo el peso en su pierna izquierda. Casi sonrió ante la imponente postura que era idéntica a la favorita de Talyn, especialmente cuando no estaba cómodo con lo que le rodeaba.

La mirada del Tavali se centró en ella mientras cogía con una mano la máscara roja y negra que tapaba su cara y la bajaba.

Andarion. Eso explicaba sus ojos blancos.

Mientras inspiraba en aprecicación a su robusta belleza, de pronto le reconoció. Sí, estaba mayor y tenía barba de tres días, pero conocía esa barbilla. Conocía esas hermosas y perfectas facciones y esa piel acaramelada que una vez la calentaron.

De hecho, aún lo hacía. Aunque en lugar de lujuria, sentía una rabia pura y absoluta.

Actuando por puro instinto, sacó su pistola y disparó. La bala aterrizó justo en el pecho, donde su corazón debería estar en caso de haberlo tenido.

Se formó un caos total mientras caía al suelo y los otros Tavali sacaban sus armas y apuntaban. Al igual que hacían los soldados Andarion con ella.

Tirandose en frente de ella, Talyn le quitó el arma de la mano. Él y los diez Andarion que había escogido como guardia formaron un muro entre ella y los demás.

-¡Médico! –gritó un Tavali en Andarion.

-¡Arrestarlos! –exigió un soldado de Sentella.

Galene miró por encima del hombro de Talyn para ver a Dancer Hauk, el hermano pequeño de Fain, llamando a los soldados para que la protegieran a ella y a su equipo.

Talyn se colocó cerca para protegerla.

-¡No! –dijo cogiendo del brazo a su hijo para evitar que hiciera algo más temerario que su propia estupidez-. Mantente agachado. Talyn lo hizo hasta que un soldado intentó esposarla.

-¡Quítale las manos de encima!

Antes de poder sujetarlo de nuevo, Talyn tenía a ocho Tavali y a dos de los suyos sangrando en el suelo a sus pies. Con un arma en cada mano, Talyn mantuvo a los demás a raya mientras se mantenía delante de ella.

-¿Alguien más quiere un viaje gratis al hospital?

-¡Talyn! –le espetó ella, poniéndole la mano en el hombro-. ¡Basta! Calmaros todos.

Dancer mantuvo la mira de su pistola en la cabeza de Talyn.

-Creo que tú lo empezaste, Comandante, cuando disparaste a mi hermano.

-Y ahora lo voy a terminar. Bajad las armas. Todos.

Todos titubearon.

-¡Dancer! –gritó Fain mientras se levantaba-. Baja el arma –Se mordió el labio, hizo una mueca y la miró-. Me lo merecía.

Solo entonces Dancer bajó su arma.

-Talyn –dijo ella con amabilidad mientras bajaba el brazo hasta apuntar el arma hacia el suelo-. Está bien.

Sintió como sus músculos se tensaban mientras se debatía antes de mirarla y tirar sus armas al suelo. Los Tavali se acercaron para esposarle. No protestó por ello hasta que fueron a esposarla a ella otra vez.

Antes de que pudieran pestañear, Talyn dejó inconscientes a los dos guardias que tenía más cerca y usó el pie para volver coger el arma del suelo.

-¡Ponedle una mano encima a la comandante y os mataré a todos, cabrones!

El rostro de Fain se oscureció mientras el arma de Talyn volvía a apuntar a Dancer, que estaba entre ellos. Con una velocidad increíble, Fain atacó a Talyn.

La cabeza de Galene empezó a dar vueltas mientras el terror la consumía. Fain y Talyn eran ambos antiguos combatientes del batallón Andarion. Y ahora mismo, luchaban con la muerte en la mirada. Si no hacía algo rápido, iban a despedazarse. Esquivando los golpes, se interpuso entre ellos y los separó a empujones.

-¡Basta! –rugió ella.

Dancer se acercó para coger a Fain del brazo.

Tocándose el pecho donde le había disparado, Fain escupió la sangre que tenía en los labios. Miró a Talyn con odio.

-¡Vuelve a apuntar hacia mi hermano, y te arranco la puta columna, gilipollas!

Talyn ni siquiera se encogió ante la amenaza.

-Vuelve a tocar a la comandante y os destrozaré a todos, incluyéndote a ti y a él, viejo.

Ella tomó aire bruscamente ante el insulto de doble filo. No era solo que Fain era mayor, sino que también insinuaba que no era un Andarion sino un humano… Era como pegarle una bofetada en la cara a los de su especie.

Fain se lamió el labio partido mientras veía como Galene le ponía una mano en el pecho al soldado que tenía enfrente.

-No pasa nada, courani –dijo con un tono amable, usando una palabra cariñosa con la que se refería al soldado como su preciado corazón-. Cálmate.

La mirada del soldado se suavizó mientras la miraba y cubría su mano con la suya. Bajando la cabeza, se llevó la mano a los labios y la besó antes de retirarse.

Pero lo suficientemente cerca como para poder protegerla con su cuerpo otra vez si fuera necesario.

Asqueado, Fain miró a Dancer y asintió con la cabeza. Galene había escogido bien a su nuevo juguete. El chico era grande, incluso para un Andarion. Y por mucho que Fain odiara admitirlo, el bastardo sabía pelear. De hecho, era bastante impresionante lo que había hecho.

Y con la facilidad con la que lo había hecho.

-¿No es un poco pequeño para ti? –le preguntó Fain con malicia.

Galene le respondió con una mueca.

-No creo que sea asunto tuyo con quién vivo.

Fain se quedó boquiabierto por el hecho de que admitiera delante de todo el mundo una relación tan escandalosa. Aunque se sabía que los comandantes dormían con su personal, eran bastante discretos normalmente. Rara vez alardeaban de ello.

Fain la miró con el ceño fruncido.

-Vaya, estás llena de sorpresas.

Ella le dirigió una sonrisa cruel.

-Lo aprendí antes… del mejor.

Dio un paso adelante.

Al igual que Talyn.

Galene los volvió a separar.

-¡Chicos! ¡Basta!

Fain sonrió antes de lanzarles una gran bomba verbal.

-¿Os dais cuenta de que acabáis de atacar a un miembro de la familia real Andarion?

Galene jadeó.

-¿Disculpa?

Dancer sonrió de forma engreída.

-Los Tadara han adoptado a mi hermano.

Fain esperaba que eso hiciera que apagara el fuego que había en los ojos del juguetito. Pero no lo hizo. Desafiante y temerario, resopló al oírlo.

-¡Talyn! –le espetó Galene antes de que el chico pudiera hablar-. Ni una palabra más. ¡Lo digo en serio!

Él inclino la cabeza de forma respetuosa.

-Sí, comandante.

Pero su mirada decía que le estaba costando contener su opinión al respecto.

Y no era una muy bonita.

Fain le devolvió la mueca con una de su propia cosecha.

-Debería hacer que os arresten.

-Inténtalo –dijo el hombre con una sonrisa arrogante y burlona-. Estarás muerto antes de esposarme… Si vuelvo a la cárcel, viejo, haré que te arrepientas.

-¡Talyn!

Un tic le apareció en la mandíbula mientras Galene se acercaba, enterraba la mano en su pelo, y obligaba al chico a mirarla a los ojos. Solo entonces el fuego desapareció de su mirada.

Juntó la mejilla con la suya y le susurró algo al oído antes de besarle la frente. Bajó la mano hasta la barbilla del chico y se miraron otra vez.

Por fin calmado, el soldado retrocedió.

Fain miró a los demás Andarion que había allí. El hecho de que ninguno de sus soldados encontrara la situación extraña lo decía todo sobre la aventura que tenía Galene con su segundo al mando.

Normalmente, los Andarion nunca se tocaban el uno al otro en público. Ni siquiera las parejas casadas. A no ser que se estuvieran peleando, era costumbre mantener una distancia respetuosa entre uno y otro en todo momento.

Le consumió un odio irracional y fiero hacia el chico. No tenía ni idea de por qué le importaba o de los celos en su corazón, pero los tenía. Y quería la cabeza del chico en una lanza.

Mientras toda la vida de Fain se había ido directa al infierno después de su último encuentro, era obvio que Galene había estado viviendo el sueño de cualquier amante de los niños.

Galene retrocedió mientras los médicos llegaban para atender las heridas de Fain.

Miró a Dancer.

-Iremos a mi oficina donde contactaré con Tadara Cairistiona de inmediato para informarle de lo que ha pasado. Si aún quiere que me arresten, me someteré a su autoridad. Hasta entonces… -se volvió para mirar a Fain-. Espero que mueras de forma dolorosa por tus heridas.

Y con eso, se marchó.

Talyn volvió a mirarle lleno de odio antes de seguirla. Como un cachorrito fiel.

Jodido bastardo.

Si, vale, un enorme jodido bastardo, pero aun así…

El médico dejó escapar una sonrisa malvada en voz baja al ver las heridas de Fain. Especialmente al ver la que tenía el ojo que se estaba empezando a infectar, y que quemaba como una cabrona.

-Veo que has conocido al guardaespaldas de la comandante. ¿Qué has hecho? ¿Hablarle con el tono de voz equivocado?

Fain miró a la mujer Andarion con el ceño fruncido.

-¿Es que lo hace mucho?

Ella resopló mientras le examinaba el ojo.

-De hecho, debes de caerle bien.

-¿Y eso?

-Aún respiras. Normalmente mata a cualquiera que haga una mueca en dirección a la comandante.

Dancer suspiró mientras Fain se sentaba y dejaba que le quitarán la armadura del pecho para ver la herida del disparo.

-Lo siento, Fain. Cuando dijiste que era un trabajo desagradable, debería haberte escuchado. No tenía ni idea de que te odiara tanto. Pensé que era el único que te llevaba a este nivel de violencia.

Fain bajó la mirada para ver la herida sangrante que tenía en el centro del pecho. Si hubiera llevado puesto otra cosa que no fuera su armadura Tavali, ese disparo le hubiera matado al instante. Tal y como estaba, dolía una barbaridad y tendría que estar vendado un par de días, pero viviría.

-Me imagino que no estaría muy contenta de volver a verme. Sin embargo, infravaloré su grado de odio hacia mi.

-¿Qué le hiciste?

Chayden cogió el casco que Fain había estado sosteniendo contra su ingle.

Fain tragó saliva mientras miraba a Dancer antes de responder la pregunta de Chay.

-Rompí nuestro compromiso para casarme con una humana.

El médico tomó aire bruscamente ante sus palabras.

Al ser humano, Chayden no tenía ni idea de la bofetada que eso suponía, y lo que le habría costado a Galene en una sociedad como la suya.

-Vale, ¿y qué?

El médico resopló.

-Tuvo que amarte de verdad.

-¿Por qué?

-Porque no te disparó entre los ojos.

#####

Galene tragó saliva mientras se cerraba la puerta de su oficina y llamaba a la reina. Justo acababa de llegar a los controles cuando por fin Talyn habló.

-Así que ese es mi padre.

-¿Disculpa?

Él suspiró.

-No hay ningún otro hombre al que atacarías así, sin razón. Solo a Fain Hauk.

Sus ojos se llenaron de lágrimas al oír su tono carente de emoción.

-Si lo sabías, ¿por qué le atacaste?

-Fue a por mi madre. Nadie hace eso. Sin importar quién o qué son.

Tenía ganas de matar a Talyn por su ser tan imprudente… algo que había heredado de su padre.

-No deberías haberte puesto en peligro por mí. Eres más listo.

Él, indiferente, se encogió de hombros.

-Tú no dudaste en protegerme.

-Soy tu madre.

-Y yo tu hijo. Así me criaste.

Ella se dividió entre el deseo de abrazarle por lo que acaba de decir, o darle en el culo como habría hecho cuando era pequeño.

-Te dije que fueras médico, ¿no es así?

Él la miro de forma impertinente.

-Me criaste para ser fiero. Como tú. No para llevar una bata de médico y servir a otros.

-Cuidado –le advirtió ella- aún no eres tan grande, puedo ponerte sobre mi rodilla.

Él resopló de forma burlona ante su amenaza.

-Me gustaría verte intentándolo.

Ella le dio una palmadita en el trasero.

-Chico imprudente.

La luz en sus ojos desapareció al oír el zumbido del enlace.

-¿Son los Tadara?

-Seguramente.

Talyn le dirigió una mirada sincera que decía que estaba más que dispuesto a morir por ella.

-No dejaré que te hagan daño, Mattara. No por ese insignificante trozo de mierda.

-Es tu padre, Talyn. No tienes por qué insultarlo.

El tic volvió a su mandíbula mientras apartaba la mirada.

Ella fue a responder el enlace. Como había predicho, era Tadara Cairistiona.

-¿Qué ha pasado? –preguntó ella sin preámbulos.

Galene inclinó la cabeza respetuosamente.

-Perdónene, mu Tadara. Me cogió con la guardia baja y permití que mis emociones hablaran por mí. No tenía ni idea de que había adoptado un nuevo hijo. Debería haberme dicho que teníamos a un nuevo miembro de la familia real al que proteger.

La mirada de la reina era severa y letal.

-Solo estamos nosotras, Galena. Quiero saber tu versión antes de decidir un veredicto. Y quiero la historia completa.

La mirada de Galene se posó en Talyn.

-Antes de que su señoría fuera repudiado por su madre biológica, estaba comprometida con él.

Cairistiona tomó aire con brusquedad.

-¿Te dejó por la humana con la que se casó?

Ella asintió.

-Por sus acciones, mi propia familia me abandonó y terminé en la desgracia.

-No digas más, Comandante. Lo entiendo. Yo misma le habría disparado en tu lugar.

Gracias a los dioses que la reina era tan comprensiva. Claro que tenían décadas de historia juntas. Y una lealtad inquebrantable la una por la otra.

-Lo siento, Majestad. Si hubiera sabido la identidad de Fain, lo hubiera manejado mejor. Pero es la primera vez que le veo desde el día que me dijo que fallé a la hora de complacerle.

La mirada especulativa de Cairistiona se posó en Talyn.

-¿Es el padre de Talyn?

Galene apretó los dientes- Solo dos personas además de ella sabían la identidad del padre de Talyn. Talyn y su bisabuela, que le había acogido hace años cuando estaba viviendo en la calle, embarazada de él.

Pero era una sentencia de muerte mentirle a la reina.

-Sí, Majestad.

-¿Él lo sabe?

-Nunca le he ocultado cosas como esas a mi hijo. Talyn lo sabe. Su padre no.

Cairistiona dejó escapar una risa amarga.

-¿Talyn?

Él miro preocupado a su madre antes de avanzar e inclinarse.

-¿Majestad?

-Parece que ahora tienes sangre real, chico. Mi nieto. Un tiziran de Andaria.

Él se quedó boquiabierto. Hasta ahora, no había tenido un linaje. De hecho, no había sido apto para muchos beneficios Andarion, incluyendo el matrimonio. Era algo que ambos habían aceptado amargamente hace mucho tiempo.

Ahora…

-¿Qué tienes que decir, Tiziran Talyn?

Tragó saliva antes de hablar.

-No lo sé, Majestad.

-Yaya –le corrigió Cairistiona, usando el término Andarion para abuela. Se rio ante la expresión estupefacta de su hermosa cara-. Respira, chico. Recuerda, una vez te sentaste en mi regazo a dibujar y colorear, y para hacer los deberes de la escuela… Sé que te llevará tiempo acostumbrarse. Tu padre está teniendo el mismo problema para aclimatarse a su título. Pero lo harás con el tiempo.

Ella volvió a centrarse en Galene.

-Parece que no puedo castigar a mi hijo por proteger a su madre biológica. Incluso de su padre biológico. Y aunque normalmente pediría tu cabeza por este asalto, las circunstancias fueron atenuantes. Por eso, y dado el hecho de que Fain vivirá y es comprensible tu motivación, lo dejaré pasar sin ningún castigo. Pero no lo repitamos, ¿de acuerdo?

-Nunca, Majestad.

-Cairistiona o Mattara, Galene. Eres la madre de mi nieto, después de todo. Por eso, mandaré un contingente de guardias reales para ambos. Y mientras Talyn, como tiziran, puede retirarse del servicio militar, voy a asumir que no tiene intención de dejar tu lado mientras estemos en guerra –preguntó mirando hacia él.

-Mi sitio está con mi madre.

Cairistiona sonrió con orgullo.

-Hablas como un verdadero Andarion –volvió a mirar a Galene-. Si puedes contenerte y no descuartizar al padre de tu hijo, haré como si nada de esto hubiera pasado. ¿Te parece aceptable?

-Sí, Majestad.

-Cairistiona.

Galene titubeó antes de volver a hablar.

-Cairistiona… asumo que querrás que renuncie a...—

-No. Quiero que sigas siendo el comandante de nuestras fuerzas combinadas. Aún eres la más cualificada para dirigirnos. Y me siento mucho más tranquila contigo a la cabeza que con un comandante de otra nación.

-Será un honor, Ma… Matarra.

Cairisitiona sonrió en aprobación.

-Muy bien. Y no tengas miedo a decirle a Fain que tiene un hijo. Es su lugar –suspiró fuertemente-. Por ahora, dejaré que la guardia adicional se asegure de que no le ataquéis. Sin embargo, hay ciertas ventajas que nuestro pequeño lorina tendrá como tizirian. No estoy seguro de que las queráis ninguno de vosotros. Cuando estéis preparados, hacérmelo saber y haré un anuncio público.

Galene inclinó la cabeza.

-Gracias. Por todo.

-No me lo agradezcas aún, cariño. Tiene todas las papeletas de acabar en desastre. Estamos en guerra con La Liga. Si perdemos, todos lo pagaremos con nuestras vidas. Hemos cometido traición contra la organización que ha reinado en nuestros mundos durante los últimos quinientos años. Que los dioses estén con nosotros –cortó la transmisión.

Sin duda. Galene se giró para ver a su hijo.

-Lo gracioso es que no veía así el día en mi mente cuando me levanté esta mañana.

Talyn se rio.

-Yo tampoco.

Su mirada se suavizó mientras digería su nuevo lugar en el mundo. Era más de lo que merecía y no podría haber deseado nada mejor para él.

-Tirizan Talyn. Tiene un tono bonito.

Él se burló de sus palabras.

-No soy un príncipe, Mattara. Esto no cambia nada.

-Lo cambia todo. Silencia a esos bastardos que se han reído de ti por ser un Vest. A todas esas putas maliciosas que han girado la cara cada vez que mirabas en su dirección al saber que eras de mi linaje. No puedo esperar a verlas atragantarse con su propia bilis cuando oigan las noticias.

Y aun así él negó con la cabeza con obvia indiferencia.

-Nunca me ha preocupado lo que piensen de mí.

Tristemente, era verdad y ella lo sabía. Pero le preocupaba lo que pensaban de ella. Había derramado muchas lágrimas por esa preciosa cara cuando había sido un niño pequeño. Le había cuidado cuando le sangraba la nariz por las peleas en las que se había metido contra aquellos que llamaban puta a su madre o algo peor.

Y veía el dolor mudo en esos ojos adolescentes cuando las mujeres lo rechazaban porque no tenía línea paternal. Solo el linaje roto de su madre. Habían sido extremadamente crueles con él.

Incluso le habían despojado una vez de su rango militar por Gain.

Había sufrido mucho como resultado directo de las acciones de su padre. Eso, más que nada, era por lo que odiaba a Fain. Podía lidiar con su propia humillación. Había escogido su camino por su propia voluntad.

Era lo que le había tocado injustamente a Talyn lo que avivaba su odio.

Lo que su hijo se había visto forzado a soportar le hacía ansiar la venganza contra su padre. Su orgulloso y precioso bebé no se merecía nada de eso.

Sus ojos se llenaron de lágrimas.

-Siempre has sido mi valiente campeón.

Cuando todos la habían abandonado, Talyn se había quedado a su lado. Su responsable hijo.

Quizá no verbalmente. Tenía el pronto de su padre, y una bocaza capaz de soltar un sacarmo tan letal que había puesto a prueba su temperamento y control en varias ocasiones.

Pero su corazón siempre había sido leal. Siempre la había querido.

Siempre feroz. Su pequeño lorina feroz.

-Te mereces ser un tizirian.

-Los títulos no significan nada para mí. Lo sabes.

Solo su rango como su ayudante le había importado. Había trabajado muy duro para llegar hasta su posición lo más rápido posible para estar con ella y vigilarla. Algo que había sido el doble de difícil para él por no tener un linaje militar de prestigio por parte de padre y haber estado bajo el mando directo de los enemigos de su padre.

Era por lo que se había visto forzado a convertirse en un miembro del batallón Andarion cuando solo era un niño. Con todo lo que gana, aunque fuera poco, su rango militar debía avanzar de acuerdo con sus artes marciales. Aunque le habían tirado muchas piedras por el camino.

Por Fain.

Pero incluso sin el linaje de su padre, incluso siendo ella más dura de lo que era con el resto de los soldados, se había convertido en uno de los oficiales más jóvenes de la armada Andarion. Había obtenido su rango actual a una edad cuando los demás acababan de comenzar su servicio obligatorio. Había arriesgado literalmente la vida y sus extremidades para mantenerlos a todos a salvo.

La había hecho sentirse orgullosa.

-Puedes pensar que no veo esas cosas, Talyn. Sin embargo, otros no, y sé lo mucho que quieres casarte y empezar tu propia familia.

Él apartó la vista, pero no antes de que pudiera ver el amargo anhelo que había dentro de él por algo que se le había negado durante todos esos años.

-Exacto. Te conozco, hijo mio. Como tizirian, podrás escoger entre cualquier mujer que quieras.

Él resopló ante sus palabras.

-No era lo bastente bueno para ella sin un título real, estoy seguro de que no las quiero por tenerlo. Además, quiero a mi Felicia. Soy afortunado y estoy agradecido por tenerla en mi vida.

Galene se mordió el labio. A pesar de que adoraba a Felicia por cuidar de Talyn siempre que tenía libertad, sabía la verdad. Felicia era de pago, una mujer de compañía que también carecía de linaje completo. Una que Talyn se había forzado a pagar para mantener un estilo sobre el nacimiento de Felicia que no sabían los demás. Y los términos del contrato originales de Felicia aún enfermaban a Galene. Ningún otro hombre Andarion había firmado eso, o gastarse los créditos que él se gastó por sus servicios. O comprar su contrato de la agencia. Galene se encogió al recordar esa pesadilla en particular.

Pero por ella y Fain, el estatus social de Talyn era aún más bajo que el de los esclavos. No importaba cuántos títulos ganara en batalla. Cuántas menciones y premios ganara como héroe militar, aún no podía casarse legalmente.

Ni pagar por una pareja.

¿Lo peor? Solo una agencia de compañía había querido firmar un contrato con él. De entre todas. El resto le habían dado con la puerta en la cara, dejándole con ninguna otra opción que una sola mujer en su vida.

El título y el linaje era lo que le importaba a la gente. Cuanto más puro el linaje, mejor, y más opciones tenía el Andarion. Si Fain se hubiera casado con ella como debería, Talyn hubiera podido salvaguardar todo su futuro.

-La sangre de tu padre te da lo que yo nunca pude darte.

-Tú me has dado lo único que importa.

Acariciándole la mejilla, ella negó con la cabeza.

-Deberías haberte casado hace mucho tiempo. Deberías de estar planeando la Resistencia para tu hijo mayor ahora mismo.

Él puso los ojos en blanco.

-No necesito una mujer incordiándome. Ya tengo una madre sobreprotectora para eso.

Antes de poder contestar, se abrió la puerta de su oficina. Miró por encima del hombro de Talyn para ver a la mismísima bestia arrogante que entraba sin permiso. Sus labios hicieron una mueca de desagrado involuntariamente.

Talyn la abrazó contra su pecho y la sujeto para que no pudiera volver a atacar a Fain de nuevo.

-No le mates –le susurró al oído-. Caristiona no te lo perdonará.

Riéndose, le abrazó.

-De acuerdo.

Le besó en la mejilla antes de dejarle ir.

-Estaré fuera –Talyn miró amenazante a Fain-. Llamame si necesitas algo, Comandante.

-Lo haré, Talyn. Gracias –forzándose a mantenerse calmada, miró a Fain-. ¿Qué haces aquí?

Fain observó a Talyn hasta que la puerta se cerró detrás del mocoso.

-No puedes evitar ponerle la mano encima, ¿verdad?

Galene frunció el ceño ante los celos que eschuchó en ese tono tan sexy y profundo, y no pudo resistir seguirle el juego.

-Deberías haber estado aquí hace unos minutos, cuando estaba azotándole el culito. Creo que habrías disfrutado. Yo lo hice.

Él torció el gesto en desagrado.

-¿De verdad vives con él?

-Sí, desde hace años.

-¿Y qué? ¿También haces que eructe después de alimentarle?

-Lo he hecho.

Aunque intentaba no juzgar a los demás, a Fain le daban nauseas ella y su estilo de vida. ¿Cómo podía estar tan flagrante con un chico con casi la mitad de su edad? ¿No tenía ninguna dignidad?

-¿Qué te pasó, Galene?

-Mi familia me abandonó y me vi obligada a vivir en la calle. ¿Y tú?

Eso calmó un poco su ira.

-Nunca pretendí hacerte daño.

Ella le miro con el ceño fruncido.

-Vaya. Si el daño que me hiciste fue sin quererlo, no quiero pensar en lo que podrías haber hecho si te esforzaras. ¿Sabías lo que me pasaría si me dejabas por una humana? ¿Qué mis padres me habrían hecho un desfile? ¿Qué me mandarían flores para celebrarlo?

-Asumí que te comprometerías con otro hombre. Merrell o Chrisen.

Ganele desvió la mirad mientras revivía el pasado. Si no hubiera estado embarazada… Si Fain no le hubiera rechazado por una humana… Podría haber sobrevivido al escándalo. Pero una vez que su embarazo se hizo evidente y después de que su madre la declarara públicamente traidora, ninguna familia la aceptaría. No mientras llevara ese bebé.

Y no importaba que su vida hubiese sido mejor, no podría destruir a su hijo. Tampoco haberlo abandonado. No con lo que les pasaba a los niños Andarion abandonados. Se negaba a salvarse sacrificando a Talyn. Su concepción había sido su estúpido error.

No el de él.

A pesar de arrepentirse de cada minuto en el que había conocido a Fain Hauk, jamás se arrepintió de tener a Talyn en su vida. Sin importar lo difícil o horrible que fuera, había mirado su preciosa cara y había hecho que todo mereciera la pena.

-¿Y bien? –preguntó Fain-. ¿Por qué no te casaste con Merrell?

-Merrel no quería tener nada que ver dentro de lo socialmente aceptable conmigo después de que te fueras. Era una paria para todos, Fain. Tan deformada, decían, que llevé a un hombre de alta cuna con el que estaba comprometida hasta los brazos de una patética mujer humana… En lugar de haberte empujado a ese auditorio, debería haberte matado allí mismo. Eso habría salvado mi estatus social, y ese es de lo único que me arrepiento en la vida.

-¿En serio? ¿Eso es de todo de lo que te arrepientes?

Ella se rio amargamente.

-Tienes razón. Me arrepiento de algo más.

-¿Y qué es?

-De no haberte disparado en la cabeza cuando llegaste.

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Traducción: Loudd P. 
Fuente: Oficial Sherrilyn Kenyon

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