Talyn dejó la oficina de su madre y se
encontró con su “tío” en la secretaría. Poco más bajo que él, Dancer se parecía
mucho a su padre. Lo suficiente para hacerle querer pegar a ese bastardo allí
mismo.
Pero, a diferencia de su padre, su tío tenía
unos ojos rojos brillantes en lugar de los típicos blancos Andarion.
Era un extraño defecto genético lo que
causaba que los ojos de Daner brillaran con ese tono rojo. Uno que significaba
que su tío era extremadamente posesivo y leal a su mujer. Un rasgo que también
estaba dentro de Talyn. Irónicamente era una de las mutaciones genéticas por
las que la mayoría de las mujeres Andarion matarían para que la tuviera sus
hombres.
Y todas allí excepto Felicia le habían dado
la espalda.
Si supiera su verdadero linaje…
Dance le recibió con una mirada poco menos
que halagüeña. Una que se convirtió en un ceño fruncido cuando se percató de
que los rasgos de Talyn eran muy parecidos a los suyos y a los de Fain.
Justo cuando Dancer abrió la boca para
hablar, una hembra Hyshian muy alta entró en la oficina mientras sonreía.
Una sonrisa que Talyn devolvió inmediatamente
mientras ella le daba un abrazo de eso. Por lo menos eso había mejorado su día
ya que era como una segunda madre para él.
-¿Jayne? ¿Qué haces aquí?
De espaldas a Dancer, ella le sujetó
suavemente la cara entre sus manos.
-He oído que Lena ha disparado a Fain a su
llegada y tenía que venir a verlo por mí misma –frunció el ceño al ver la
herida que tenía en el ojo, cortesía de su padre-. ¿Qué le ha pasado a mi pequeño?
Talyn se encogió de hombros con aire
despreocupado.
-Lo mismo de siempre. Me choqué contra un
puño.
Ella chasqueó la lengua y siguió
examinándolo.
-Pensé que te habías retirado del batallón
del Anillo.
-Sí. Pero no de las peleas contra imbéciles…
¿Cómo están Hadrian y los niños?
Ella resopló.
-Todos bien. Sway ha estado agobiándome para
que le deje volver de acampada contigo. No sé qué hicisteis la última vez, pero
le gustó mucho.
-Intercambiamos porno, básicamente. Ya sabes…
lo típico de tios. Los niños se cansan de nadar en una piscina llena de
estrógenos.
Pegándole suavemente en el brazo, se rió.
-¿Os conocéis?
Jayne se dio la vuelta y al fin vio a Dancer
en la habitación.
-¡Hola cariño! No te había visto. ¿Por qué te
escondes en la esquina?
Él señaló a Talyn con la barbilla.
-Estoy vigilándole.
Ella se volvió a reír.
-Me he debido de perder una gran fiesta.
-Pues sí –dijo Hauk con sequedad-. Fain no
nos explicó exactamente el barril de pólvora que podía llegar a ser el
comandante. No estábamos para nada preparados para su cálida bienvenida.
Jayne se volvió para mirar a Talyn.
-Necesito saberlo. Fain se negó a contármelo.
¿Qué broma le gastó tu madre supuestamente en la escuela?
-¿Madre? –preguntó Dancer, incrédulo.
Talyn le ignoró.
-El día de su graduación, lo empujó desnudo
delante de un auditorio lleno de gente.
Ella se cubrió la boca con la mano.
-No puede ser.
Él asintió.
-¿Por qué le odia tanto?
-Estuvieron comprometidos –le respondió Dancer-.
Es a quien Fain dejó por Omira.
Jayne tomó aire bruscamente.
-Joder, Hauk. ¿Por qué no me lo dijiste antes
de que volviera a juntarlos?
-No tenía ni idea hasta que Fain abrió la
puerta cuando llegamos aquí. Solo era un crío cuando le desheredaron. No sabía
nada sobre su antiguo compromiso… pero, en retrospectiva, avergonzar a un Batur
y romper su compromiso con un linaje de tanto prestigio explica mucho la
hostilidad imperdonable que siente mi madre por él.
Dancer miró con suspicacia a Talyn.
-Me sorprende que tu padre se haya casado con
tu madre teniendo eso en cuenta.
Talyn se obligó a no poner los ojos en blanco
ante la gran estupidez de su tío.
-Lena no está casada –dijo Jayne antes de que
Talyn pudiera pararla-. Nunca ha estado casada que yo sepa.
Dancer se quedó blanco cuanto calculó mentalmente
y se dio cuenta de quien tendría que ser el padre de Talyn.
-Sí –dijo Talyn con sequedad-. Me alegra de
haber heredado la inteligencia de la rama materna de la familia.
Al ver la cara de Dancer, Jayne frunió el
ceño.
-¿Qué?
Dancer parecía enfermo mientras se esforzaba
en aceptar la amarga verdad.
-¿Por qué no dijo nada?
-¿A quién? –respondió Talyn de forma
defensiva-. ¿A quién de tu familia le hubiera importado una mierda?
Dancer se pasó una mano por el pelo.
-¿Lo sabe mi madre?
-¿Saber qué? –preguntó Jayne-. ¿Qué sabéis
vosotros que yo no sé?
Cruzando los brazos, Dancer señaló a Talyn
con la barbilla.
-Que es mi sobrino.
Ella resopló burlonamente.
-Imposible. Keris hubiera… -su voz se quebró
hasta que finalmente lo encajó-. Oh dios mío, no hay duda de por qué le
disparó. Me sorprende que no hubiera sido a la cabeza.
Talyn se mofó.
-Me sorprende que no le hubiera apuntado al
paquete. Eso explica por qué se puso el casco ahí cuando salió de la nave. No
debe de haber cambiado mucho desde que era joven.
Dancer se acercó a él despacio.
-Sabía que te parecías a Fain. Pero joder…
Pensé que era por eso por lo que te había escogido como novio.
Él encogió la cara de disgusto.
-Estás hablando de mi madre. ¿Te importa?
Dancer se rio.
-No. Entiendo por qué nos atacaste así.
Estabas protegiendo a tu madre...
Intentó abrazarle, pero Talyn se echó hacia
atrás.
Su tío se tomó el rechazo con calma.
-Fain se va a cagar cuando se entere. No me
puedo creer que tenga un hijo.
Jayne su unió a las risas de Dancer.
-¿Quién se lo va a decir?
Dando un paso atrás, Dancer negó con la
cabeza.
-Yo no.
Se acercó a Talyn para tocarle la mejilla y
poder examinar sus rasgos.
Talyn le apartó la mano de un manotazo.
-No soy tu puta, giakon. Quitame las manos de
encima.
Dancer volvió a dejar pasar el insulto.
-La culpa va a acabar con Fain.
-Bien –Talyn se alejó del alcance de su tío-.
Espero que se ahogue con ella.
-Cuidado. Estás hablando de mi hermano, y es
un buen hombre. Estuvo a mi lado cuando nadie más lo hizo.
-Me alegra saber que puede ser leal a
alguien. Los dioses saben que nunca le ha mostrado a mi madre ese lado de su
personalidad.
Jayne se puso entre ellos.
-Eh, chicos. Respirar y parar antes de que
digáis algo de lo que podáis arrepentiros. Os estáis guiando por vuestras emociones.
Pero Dancer, no sabes lo duras que han sido sus vidas. Os quiero a todos. Sois
mi familia. Pero dicho esto, Fain les hizo daño. Mucho. Y Talyn… no tienes ni
idea de lo que tu padre ha pasado. Créeme. El destino se la ha devuelto. Y con
intereses. Él tampoco ha vivido un cuento de hagas. Hay una razón por la que
lleve un informe Tavali.
-Y no me importa una mierda, tía Jayne.
La puerta de la oficina de su madre se abrió.
Su padre salió a toda prisa.
Fain puso cara de asco al ver a Talyn, y
después centró su atención en Jayne y Dancer.
-No puedo trabajar con eso… -su voz se fue
desvaneciendo hasta que se convirtió en un sonido ahogado mientras apuntaba a
la puerta-. ¡Es imposible!
Talyn le agarró.
-¿Has herido sus sentimientos? ¿Qué le has
dicho?
Dancer su puso entre ellos justo cuando su
padre iba a pegarle un puñetazo.
-¡Parar! ¡Los dos!
-¡Talyn!
Él se congeló al oír el tono de su madre y se
retiró de la pelea.
-Sí, mejor sigue andando, cachorro.
-¡Fain! –espetó Dancer mientras apretaba los
dientes-. Guárdatelo.
Él alzó las manos en señal de rendición.
-Llama a Nyk. Me retiro.
Se marchó de la oficina furioso dando zancadas.
Dancer dejó escapar un largo suspiro mientras
miraba a Galene.
-Sé que odias a mi hermano y estoy seguro de
que tienes derecho a hacerlo. Pero deberíais saber que mientras vosotros os
teníais el uno al otro, él no tenía a nadie en absoluto. Ni siquiera tiene un
país al que llamar hogar.
Galene torció el gesto.
-¿Y qué hay de su humana?
El rostro de Dancer se volvió amargo y
mordaz.
-Digamos que de los dos años que estuvieron
juntos, su recuerdo más feliz es probablemente cuando le empujaste desnudo al
auditorio, lleno de su familia y amigos, y cerraste la puerta detrás de él.
Galene no podía respirar mientras esas
palabras hacían eco en sus oídos.
¿Dos años?
¿Qué?
Miró a Jayne en busca de una explicación.
-¿Qué le pasó a su mujer?
-¿Antes o después de que le pillara
acostándose con un humano en su cama?
Sintió como la bilis subía por su garganta.
-¿Es en serio?
Jayne asintió, dándole un abrazo para
reconfortarla.
-No tenía ni idea de que Fain era el que te
dejó.
-No tenía ni idea de que fueras amiga de su
hermano.
Por sus actividades y asociados no tan
legales, Jayne nunca hablaba de sus amigos o de su familia en más que términos abstractos.
Nunca llamaba a nadie por su nombre, excepto a su esposo y a su hijo. Y lo
hacía si te consideraba muy cercano.
Sin hacer ningún comentario, Jayne miró a
Talyn.
-¿Cómo lo llevas?
Él se encongió de hombros.
-Soy Andarion.
-Eso no es una respuesta.
-Para él, lo es –Galene le frotó el brazo-.
Comunica al equipo que lo volveremos a intentar mañana con los Tavali. Necesito
un día para reorganizarme mentalmente.
-Sí, señora.
Le saludo cortantemente antes de cambiar de
opinión y los dejó para llevar acabo sus órdenes.
Jayne respopló.
-Estoy tan acostumbrada a verle como un civil
que se me olvida lo militar que es nuestro niño cuando lleva puesto ese
uniforme.
Galene sonrió orgullosa.
-Yo estoy más dispuesta a romper el protocolo
que él.
Jayne dejó escapar un largo suspiro.
-Lo siento mucho, Lena. Fui yo la que te
sugirió para la posición. No tenía ni idea de dónde te estaba metiendo.
La tristeza recorrió a Galene mientras
recordaba el día en el que se había enterado de que estaba embarazada con el
hijo de Fain. Había sido uno de los momento más perfectos de su vida. Se habían
comprometido en su sexto cumpleaños. Con solo dos días de diferencia de edad,
se habían criado juntos y habían ido a las mismas escuelas. Como iba a ser su
marido, ni siquiera había mirado a otros hombres.
En aquel entonces, Fain había sido todo su
mundo. Un atleta renombrado y un campeón, había estado destinado a convertirse
en un héroe de guerra como su padre, y ella había planeado ir a la escuela de
medicina como sus padres. Su boda habría sido al atardecer, después de su
graduación.
Y Talyn había sido concebido el día del cumpleaños
de Fain. Su virginidad fue un regalo para su amado prometido.
En lugar de convertirse en el encantador
padre y el devoto marido que ella esperaba, Fain le había roto el corazón y
había tirado su amor como si fuera insignificante. Nunca se había recuperado de
su traición.
Era el único para ella.
Y ella no era nada para él… Solo basura
descartada que había dejado en el pasado y nunca había mirado atrás.
-Le odio muchísimo –susurró-. Pero me ha dado
el mayor regalo de mi vida. No puedo pedir un hijo mejor.
-Es igual que su padre.
Galene frunció el ceño ante el comentario de
Jayne.
-Lo es –dijo Jayne a la defensiva, con una
risa nerviosa-. Ahora que lo sé, lo veo claramente. No sé cómo pude haberlo pasado
por alto todos estos años. Talyn no es solo el hijo de Fain, es su clon.
Motivado. Fiero. Solitario. Fuerte. Cabezota. Leal.
-No estoy de acuerdo con la última parte.
Jayne negó con la cabeza en desacuerdo.
-Algo pasó, Lena. Algo muy malo. Conozco a
Fain desde hace años. Si rompió el compromiso contigo y no sabes por qué, fue
por algo horrible. No se habría marchado sin razón. Ese no es el hombre que
conozco. No hay nadie más honorable o leal que Fain Hauk.
-Estaba enamorado –dijo escupiendo la
palabra. Con una humana.
Jayne torció el gesto.
-Quizás, pero tengo una pregunta para ti, y
vienes de una familia de médicos así que sabrás la respuesta mejor que yo.
Tanto Keris como Dancer son stralen. ¿Cuáles son las probabilidades de que el
gen pasara por completo a Fain?
Ella se encogió de hombros.
-Los genes son extraños.
-Sí, lo son. Y es un rasgo extremadamente
raro pero… piensa en ello.
Jayne se marchó.
-Es posible que nunca nos quisiera a ninguno
de nosotros –susurró ella. Sin embargo, si eso era verdad, ¿por qué había
dejado su linaje Andarion para casarse con una humana?
No eran tan estúpido.
Por mucho que le doliera admitirlo, la vida
de Fain debía haber sido tan mala como la suya sin su prestigioso linaje. Había
sido un miembro de la realeza militar antes del escándalo. Uno de los doce
clanes de guerreros originales de Andaria.
El primero de los clanes de guerra de
Andaria. Su familia de guerra Hauk había establecido y fijado los estándares
para todos los guerreros que les precedieron. Había sido el antepasado directo
de Fain, que llevaba el mismo nombre que su hermano, quien había fundado la
Liga contra la que estaban luchando.
En un abrir y cerrar de ojos, como ella, Fain
lo había perdido todo. Y Jayne tenía razón. Por muy raro que fuera el gen, al
tenerlo dos hermanos y otro miembro directo de la familia, sería extremadamente
improbable que Fain no lo tuviera también.
Por supuesto, solo había una forma de saberlo
con seguridad.
Decirle que tenía un hijo.
A pesar de sus sentimientos por ella, la
química de su cuerpo haría que el gen se pusiera en marcha si pensaba que su
hijo estaba amenazado.
Aunque eso no importaba. No arriesgaría la
vida de Talyn para averiguarlo. Fain no lo merecía.
Aun así… le dio algo en lo que pensar.
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Fuente: Oficial Sherrilyn Kenyon
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