- ¿Nickaboo? ¡Apúrate, niño! ¡O llegarás tarde a la escuela!
Nick
Gautier dejó caer la toalla con la que estaba secando su cabello húmedo
mientras miraba de reojo el reloj en su mesa de luz para confirmar el
hecho de que su madre aún era la más precisa y acosadora alarma personal
en la historia de la humanidad.
Al menos en lo relacionado con sus horarios del hogar, de la escuela y el trabajo.
Qué raro... luego de salir de la ducha, había dispuesto de casi cuarenta y cinco minutos.
¿Cuánto tiempo le llevaba ponerse un par de jeans y una horrible camisa hawaiana?
Aparentemente treinta y cinco minutos.
– Diablos, sí que me muevo lento en las mañanas – menos mal que sus enemigos mortales no lo sabían. Sería picadillo de cajún.
Tirando la toalla en el baño, corrió a la cocina y casi se tropezó con la nueva adición peluda de la familia.
Xevikan,
quien dejó escapar un fuerte siseo a modo de protesta antes de
dirigirse a una esquina y arquear su espalda contra la pared.
Nick
quiso gruñirle en respuesta, pero como su madre no sabía que su nueva
mascota era en realidad un antiguo cambia formas que Nick y sus amigos
habían liberado de una dimensión infernal para luego acogerlo, se
contuvo. Con su suerte, ella pensaría que se había contagiado moquillo o
algo y lo llevaría a vacunarse. – Perdón, Señor Botas Peludas – .
Xev
le clavó la mirada antes de proyectarle mentalmente su ira. – Realmente
odio ese nombre que le diste a mi encarnación felina, Gautier.
Nick le dio una rápida sonrisa al enorme Mau egipcio que lo miraba indignado. - ¿Por qué piensas que te llamo así?
Xev
sacó sus garras para limpiarlas pero Nick vio la que estiró en su
dirección. Divertido por el insulto con el dedo medio que Xev había
copiado de Caleb, Nick se estiró hacia el tocino solo para darse cuenta
que su peludo huésped le había ganado de mano. Otra vez. Si, era algo
bueno que sintiera lástima por Xev.
Realmente. Por miles
de años, el antiguo ser había sido prisionero en un reino sin amigos o
familia. Ahora era demasiado cauteloso con un mundo que no entendía, y
era antisocial, por lo cual decidieron que lo mejor era dejarlo en casa
de Nick para que descansara mientras Nick iba a la escuela o al trabajo.
Y todos estaban felices de esa forma. Además como Xev sufría de un
severo trastorno post-traumático combinado con increíbles poderes y casi
nada de paciencia o tolerancia, había menos posibilidades de que el
mundo llegara a un final violento si Xev se mantenía alejado de los
eventos que pudieran elevar su nivel de estrés y lo tentaran a un
asesinato en masa.
-¿En serio, Nick? -
Nick
se dio vuelta para encontrarse con su madre, bajita y rubia, que lo
miraba con bronca. Diablos, nunca sería capaz de entender como una mujer
tan pequeña como Cherise Gautier pudiera ser tan aterradora cuando se
enojaba. Pero bueno, su novia, Nekoda Kennedy, tenía los mismos poderes
para absorber la testosterona.
Y todo lo que Kody debía hacer era fruncir los labios en su dirección.
– ¿Qué?
Cerró
la puerta de la heladera, y movió el pote vacío de leche en su
dirección. – Primero decime ¿por qué te tomaste toda la leche anoche,
después de que fuera a acostarme? Y segundo ¿por qué dejaste el envase
vacío en la heladera? -
Él cerró la boca y desvió su
mirada al verdadero culpable, quien probablemente había tomado la leche
directamente del envase sin usar un vaso para rematarlo. Pero su madre
pensaría que estaba loco si culpaba al gato, el cuál no tenía pulgares.
Así que cuadró los hombros y aceptó la culpa por su amigo.
– Porque soy un estúpido. Es lo que ocasiona que haga las cosas mal aunque no tenga intención de hacerlas – .
Ella
revoleó los ojos, y tiró el envase vacío a la basura. – Ve antes de que
vuelvas a llegar tarde. Te amo aunque me vuelvas loca -. – Yo también
te amo –. Tomó su mochila del piso, besó su mejilla y miró mal al gato.
– Hasta luego, Botas Peludas. ¡Y no profanes mis sábanas!
Era
demasiado tarde. Xev ya se enfilaba para la habitación de Nick, era su
turno para usar la cama. Suspirando ante lo inútil de advertirle a Xev
cualquier cosa, miró a su mamá. – Compraré más leche de camino a casa
del trabajo – .
– Gracias Boo. Que tengas un buen día –. –
Y tú también. No trabajes demasiado duro –. Nick se dirigió a la puerta
trasera y cruzó el estacionamiento del condominio hasta la pared de
ladrillo que lo separaba del patio de la escuela. Aunque había nubes de
tormenta agrupándose a la distancia, dirigiéndose hacia el rio, se tomó
un momento para apreciar el día.
Subió el cierre de su
chaqueta e inhaló el aroma familiar de café y beignets que venía con la
brisa, desde los restaurantes y negocios.
Honestamente, estaba agradecido de sentirse en casa en el French Quarter, y rodeado de sus amigos y familia.
De estar parado en este lugar, en la ciudad más linda del mundo.
Si,
era un buen día para estar vivo. Su amigo Acheron, quien era un antiguo
atlante, tenía razón. Cada día debía comenzar con propósito y debía
vivirse con gratitud. Después de que lo forzaran a vivir como alguien
más por un breve período de tiempo, Nick había decidido que aunque su
vida fuera retorcida y peligrosa, la prefería sobre cualquier otra.
Esta
existencia y el mundo podían no ser perfectos. Pero eran perfectamente
suyos. Lo único que cambiaría en este punto sería el número de
criaturas paranormales que lo querían ver muerto. O esclavizado. Sí,
sería bueno estar fuera de un par de listas por un tiempo. No se
quejaría de eso.
Eh, Ca c'est bon. Así era la vida.
Algunos días te comes lo sobrenatural, otros lo sobrenatural te devora a
ti. Y en esta ciudad y más específicamente, en su jodida vida, esa
frase tenía significado.
Corrió por las escaleras de la
Escuela Secundaria St. Richard, y entró en el edificio de dos pisos,
hecho de ladrillos rojos y se dirigió a su casillero para cambiar sus
libros y así poder comenzar correctamente su día con tan poco drama como
fuera posible. Lo cual sería un muy buen cambio de ritmo.
–
¿Por qué estás sonriendo, Gautier? – Nick sonrió aún más cuando cerró
su casillero y se volvió para hacerle frente a su obstinado
guardaespaldas.
– Son casi las 8 a.m. y nada ha tratado de
matarme o comerme todavía. Es un buen día, si me lo me preguntas
–.Revoleando los ojos, Caleb lo rodeó para abrir su propio casillero.
–
Realmente odio a la gente alegre en la mañana. Pienso que debería
haberte dado de comer a tus enemigos con mis propias manos anoche–.
Nick se rió.
– Pero no lo hiciste – bromeó contra todo
sentido común, con un tono de voz cantarín, el cual había aprendido de
un demonio Caronte muy especial llamado Simi, mientras Caleb sacaba sus
libros y los introducía en su mochila de marca.
– Lo que
quiere decir que piensas que soy todo lindo y esponjoso. Además, me
extrañarías si me fuera –. Con un grosero bufido, Caleb subió el cierre
de su mochila para cerrarla.
– Cuidado, Cajun. Yo no
probaría esa teoría, si fuera tú –. Nick se apoyó contra el banco del
casillero y trató de no envidiar la oscura y perfecta apariencia de
actor de Hollywood de Caleb que hacía que todas las mujeres en su
escuela le dieran una mirada de anhelo mientras pasaba caminando a su
lado. Estudiantes y profesores. – No tendrías que cargar este peso si te
fueras de aquí –.
– ¿Qué quieres decir? –
–
Tú dijiste que cuando el demonio de mi padre muriera no tendrías que
estar nunca más en esta escuela cuidándome. Ahora él se ha ido, y sin
embargo, te quedaste… mi fiel, y guapo protector –. Nick batió sus
pestañas jugando. Ignorando el fingido coqueteo de Nick, Caleb cerró el
casillero y se pasó la mano por el elegante peinado de su cabello negro
azabache. Sus oscuros ojos oscuros se tornaron naranjas por un momento,
mientras miraba a Nick con dureza. – Sí, bueno, mi instinto de
conservación y el sentido común se activaron. Si algo te come, heredara
mi alma y servidumbre. Aunque seas molesto la mayor parte de los días,
prefiero tratar contigo que con otras de mis posibles opciones. Porque
seamos sinceros, mi suerte y experiencias pasadas me dicen que nunca
sería un súcubo sexy que pase sus días trabajando como una supermodelo
en bikini, sino más bien una escamoso anciano exhibicionista al que le
gusten sacarle las alas a los daeves y pegarlos en tarros. . . o
clavarlos en las paredes –. Él empujó un libro de química hacia Nick.
– He estado allí. He hecho eso. El círculo vicioso es una mierda y
quien lo diseñó debería ser relegado al nivel mas bajo del pozo especial
de Thorn –.
Nick chasqueó la lengua. – Pobre Caleb.
Tienes mil años de antigüedad y todavía estás en la escuela secundaria.
Hombre, en serio necesitas hablar con un consejero acerca de su
expediente académico –.
– No me presiones, Gautier. Mis instintos maternales no empiezan sino hasta el mediodía –.
Riendo,
Nick se apartó de los casilleros, para que LaShonda pudiera abrir el
suya. Vestida con un traje azul marino, de estilo j-pop tenía su rastas
recién hechas recogidas con un moño que hacía juego.
– Buenos días, Miss Sunshine –.
LaShonda
frunció el ceño mientras sacaba los libros para su primer período. –
Alguien está de buen humor esta mañana –. Nick le guiñó un ojo. – ¿Qué
puedo decir? Ver tu hermoso rostro puede animar mi estado de ánimo más
agrio – .
– No dejes que su novio o su Kody te escuchen
hablar con ella de esa manera, Gautier, o ellos tendrán Nuggets de
cajún fritas para el almuerzo – . Sonriendo, Nick se hizo a un lado para
que Brynna Addams, la mejor amiga de LaShonda, y una de las pocas
personas en las que que sabía que podía contar en los momentos de mayor
importancia. A diferencia LaShonda, con su estilo audaz, Brynna era
mucho más tranquila en su elección de vestuario, con un pantalón marrón y
una camisa blanca. – Buenos días, mi otra Miss Sunshine. Siempre es un
placer verte –.
– Estas de muy buen humor –. Brynna
frunció el ceño hasta que su mirada fue más allá de él. Por el cambio
en el aire, sus instintos le dijeron que alguien con un alto nivel de
habilidades sobrenaturales se acercaba por detrás. Alguien letal y que
podría matarlo en un santiamén. Y sin mirar, sabía exactamente quién
era. Un talentoso ser celestial cuyas cualidades conocía demasiado bien.
Con
su corazón mas liviano, se dio vuelta, ignorando las reglas respect a
la cercanía entre estudiantes y abrazó a Nekoda para poder inhaler el
suave aroma a vainilla que era único de ella. Su cabello castaño estaba
atado en una trenza desprolija que servía de marco para un hermoso
rostro. Un rostro que contenía un par de brillantes ojos verdes que
nunca cesaban de prenderle fuego a su sangre, aunque inicialmente
hubiera sido enviada para asesinarlo antes de que se cumpliera la
profecía de su maldición, además Caleb aun tenía sus dudas respecto a
confiar en su lealtad hacia ellos. Sin embargo Nick no podía evitar lo
que sentía.
Ella era su primer amor.
Honestamente,
no podia imaginar sentirse de esta forma con nadie más. Y si tenía que
morir, preferiría que fuera por su mano y no por la del enemigo.
Su corazón siempre sería de ella y de nadie más.
La abrazó con fuerza - Y aquí llega la parte más luminosa de mi día. Buenos días, cher –.
Frunciendo el ceño, Nekoda llevó su mano hasta su rostro y le quitó el cabello de la cara. – ¿estás bien?
Brynna
sonrió mientras abría su casillero. – Chica, está de un humor muy pero
muy extraño. Me pregunto si Madaug estuvo programando juegos otra vez.
Nekoda
se rio nerviosa ante el recuerdo del video juego Zombie Hunter, que
Madaug St. James había creado y accidentalmente convirtió a todo el
equipo de futbol americano en zombies y causó que el anterior entrenador
se comiera al director.
– ¿No lo hizo, verdad?
–
No, definitivamente no. Ni siquiera juega al solitario en su
computadora desde esa noche –. Nick tomó la mochila de Kody de su mano
para llevarla por ella. – Estoy vivo, en New Orleans, donde se supone
que debo estar. Aquí, contigo, la chica más hermosa de todo el universo
–. Besó su mejilla antes de señalar a Caleb con la barbilla. – Y aquí
tenemos al rey del mal humor frunciendo el ceño y planeando mi muerte y
desmembramiento. Todo está bien en el mundo y estoy muy feliz e la
escuela, en este tiempo l que pertenezco, con todos ustedes que piensan
que perdí completamente la cabeza.
Caleb se mofó. – Por el
amor del Dios ¿podrías dejar de decir esa basura? - gruñó apretando
los dientes. – Personalmente, no tentaría a los Destinos, niño. Tienes
una manera espantosa de aplastar esos pensamientos felices y metértelos
por la garganta haciéndote llorar por tenerlos.
Nick
consideró la idea por unos momentos. Entonces, cerrando la distancia
entre él y Caleb no pudo resistir decirle en voz baja la pregunta que su
comentario había inspirado en su cabeza. – En una pelea entre el
Malachai y los Destinos ¿quién ganaría?
Puso una mano en el hombro de Nick, para empujarlo. – Cuídate de la arrogancia, Gautier. Es una cosa espantosa y fatal.
– Solo hice una pregunta.
La
mirada en el rostro de Caleb era intense y escalofriante. – Reza para
que nunca sepas la respuesta. El precio de una guerra siempre es mucho
más alto de lo que piensas que serás cuando te metes en la primera
batalla.
Bueno, entonces…
De repente, un
escalofrío le bajó por la espalda. Algo que no podía identificar. De
momento ya no estaba en el pasillo de su escuela. Mas bien, se estaba
mirando a sí mismo mientras estaba parado sobre las ruinas de un templo
griego. Uno que recordaba haber visitado solo una vez, cuando había
salvado la vida de Nekoda, luego de que casi muriera en un ataque contra
él.
El hogar de la enigmática Artemisa, diosa de la caza.
Solo
que la diosa griega no se encontraba allí en ese momento. Sabía, sin
que nadie se lo dijera, que era otro vistazo del horrible futuro que
vendría.
El future post – apocalíptico donde destruía a todos y a todo. Donde él y su ejército dejaban al mundo entero en ruinas.
Todo
el Olimpo estaba en llamas a su alrededor, y todos los templos habían
sido destruidos. Nick, en su forma de demonio, con su piel roja y negra y
sus ojos brillantes, se erguía fuerte y desafiante, con sus alas
plegadas a su espalda. Su ejército estaba en las cercanías, esperando
sus órdenes. La sangre de los antiguos dioses goteaba de su armadura.
Al igual que la suya.
El
tiempo se fue deteniendo mientras se veía a si mismo buscar enre las
ruinas algo que parecía haber perdido. El sonido se detuvo. Solo podia
escuchar su corazón latiendo. Fiero y fuerte.
Desafiante.
– Ambrose.
Se encogió ante la voz desconocida en su cabeza.
Ah,
que mierda. Las voces desconocidas en su cabeza no era una buena señal.
Especialmente cuando querían su completa atención y usaban un nombre
que se suponía nadie conocía. Y terminó tan pronto como empezó.
Como
un video en cámara rápida, todo volvió a la normalidad. Estaba
nuevamente en la escuela, en el pasillo con Caleb, Brynna, Kody y
LaShonda mirándolo fijamente.
–¿Nick?
Abrió
la boca para responder a Kody pero no pudo. Nuevamente tuvo ese
sentimiento irreal y escalofriante de que todo en el pasillo volvía a
cámara lenta.
De repente, escuchó un extraño sonido de
cascos que venían en su dirección. El relinchar de un caballo ahogó
todos los otros sonidos en la escuela.
Contra su voluntad,
Nick se dio vuelta para ver a un jinete con una túnica blanca ondulando
que montaba un caballo negro al galope, a través de los estudiantes y
profesores. Largando fuego por la nariz, el caballo tenía ojos rojos
color sangre, que quemaban con su odio.
El jinete tenia
una antigua balanza en sus manos. – ¡Ambrose! – la voz no era ni
masculina ni femenina. Era completamente fría y demoníaca. Terrorífica.
Sin parar, se dirigió hacia él a puro galope.
Sin poder moverse, Nick se quedó congelado mientras el jinete lo atravesó y lo dejó sin aliento y helado.
– ¡Nick!
Parpadeando
ante Kody, movió su cabeza para aclarar su visión mientras el jinete
que solo él podia ver, abría la puerta principal. Ni siquiera Kody o
Caleb lo habían detectado. Lo miraron con ceños fruncidos idénticos
mientras los maestro corrían a cerrar las puertas pensado que el viento
las había abierto.
¿Cómo era posible? Siempre habían podido ver cosas como esta cuando él las veía. Generalmente antes de que las viera.
Abrió la boca para contestarle a Kody al mismo tiempo que sonó la campana.
¿Qué mierda…?
Nick
parpadeó mientras miraba a todos en el pasillo que ahora se apuraban
para llegar a sus salones. Un momento atrás había tenido quince minutos
para llegar a tiempo.
¿o no?
Miró de reojo al reloj en el pasillo que confirmó que era hora de que comenzaran las clases. No podía ser.
–
¿Gautier? Caleb gruñó desde la puerta del salón. ¿Cómo había llegado
tan rápido hasta allá? Seguramente no se habría teletransportado frente a
los humanos.
– ¿Querés que vuelvan a amonestarte por llegar tarde?
La
respuesta era un gran no. Había pasado suficiente tiempo de su
adolescencia en este edificio. Lo último que quería era sumar tiempo
adicional, especialmente cuando no había obligación. Desestimando lo que
había visto como una ilusión atribuida a alguna clase de flash inducido
por su Nintendo, Nick se dirigió al salón donde Nekoda, Brynna y Calen
estaban ubicándose en sus asientos.
Aun así, algo parecía
fuera de lugar. Como si estuviera caminando a través de una densa y
pesada niebla. Se inclinó hacia donde estaba Nekoda para susurrarle. –
¿Estoy donde debo estar, cierto?
Su ceño fruncido era idéntico al suyo. – ¿Eres mi Nick?
Dioses,
eso esperaba. Sino por qué estaría vestido con esta espantosa camisa
hawaiana naranja. La última vez que había estado en otra dimensión y
cuerpo, su vestuario había sido mucho mejor. También era mucho más
petiso que su yo de un metro ochenta, desgarbado y que se golpeaba las
rodillas con todas las cosas.
Dudó. – ¿Eres mi Kody? – le preguntó. – Si – ella estiró la sílaba. – ¿Por qué lo preguntas?
Nick se rascó la nuca. – No lo sé. Tuve un presentimiento extraño, de repente.
– Se llama detención, Sr. Gautier – Richardson arrancó el papel para él .
Genial. Épico
Nick
no estaba seguro qué le molestaba mas. La detención o el hecho de que
la troll no todavía no pudiera pronunciar su nombre correctamente.
Siempre decía “Gah-tee-ay” cuando sabía que se pronunciaba “Go-shay.”
– No digas una palabra.
Nick
puso mala cara al escuchar la voz de Caleb en su cabeza. Normalmente no
lo hubiera escuchado. Pero por una vez, estaba agradecido de tener esta
suerte, y decidió escuchar el bueno consejo de Caleb. No hacía falta
contrariar al establecimiento.
Solo por hoy. Solo quería
tomarse el resto del dia para calmarse y volver a la normalidad. No mas
fantasmas mutantes en el pasillo. No mas voces desconocidas en su
cabeza.
Normalidad.
– Por favor, por el amor de dios, dejen que mi día sea normal por una vez…
– ¿Qué? – gruñó Richardson. – ¿No hay una respuesta sagaz, Sr. Gautier? ¿El ratón le comió la lengua?
Nick le dedicó una sonrisa encantadora que no sentía. – No Señora. Un cocodrilo llamado sentido, antes conocido como Común.
Con un gesto de desprecio hacia Nick, se dirigió a su escritorio para poder insultar a alguien mas y arruinar su día.
Caleb
suspiró irritado. – Genial – le proyectó a Nick – ahora también tengo
que lograr que me manden a detención. Realmente te odio, Gautier –.
Nick batió sus pestañas en su dirección. – Pero si te amodoro, Caliboo.
Eso logró un quejido por parte de Caleb.
–
¿Qué dijo, Sr. Malphas? – le preguntó Richardson. – Tengo un mal
intestinal severo causado por una hemorroide externa que parece estar
creciendo a mi derecha –. Miró fijamente a Nick.
La clase
explotó en risas mientras Richardson se puso de pie. – ¡Suficiente! –
dijo golpeando el escritorio con sus manos. – Por eso, Sr. Malphas,
puede acompañar al Sr. Gautier en detención después de clases.
Caleb suspiró irritado. – Más tiempo de calidad con mi hemorroide. Justo lo que quería para Navidad. Yippee ki-yay –.
Nick
se forzó a no reaccionar ante el sarcasmo que solo él podia escuchar.
Si no fuera por el hecho de que conocía la verdad sobre cómo se sentía
Caleb con respecto a él, lo habría lastimado su animosidad. Pero
mientras había estado atrapado en otra dimensión, había visto por si
mismo lo que Caleb pensaba de él.
Eran familia.
Hermanos en armas.
Si,
peleaban y se burlaban. Pero al final del día, matarían o morirían el
uno por el otro. Era algo que ambos habían probado. De eso no cabía
duda.
Así que digirió la mordacidad del demonio con calma y trató de tener en mente lo dura que debió ser la vida para Caleb.
Él
había perdido a todos lo que alguna vez le importaron. Vio como sus
enemigos asesinaron brutalmente a su esposa y había pasado siglos
esclavizado a un amo demoníaco y cruel que había odiado sus tripas.Uno
que no había dudado en abusar y burlarse de él con cada oportunidad que
tuviera. Si, el padre de Nick había sido horrible con todos a su
alrededor.
Caleb tenía cada razón en el universo para odiar a Nick, y por el contrario, era el mejor amigo que jamás había tenido.
—Oye imbécil – Nick proyectó mentalmente a Caleb – Gracias.
Caleb frunció el ceño — ¿Por qué?
Nick
sonrió mientras Caleb respondía en voz alta— Por no dejarme morir, por
pelear a mi lado cada vez que te necesité, y por despertarte esta
mañana cuando sé que duermes hasta el medio día o la tarde—
Su ceño fruncido se profundizó— Eres tan raro.
Dado
el hecho de que Nick era el hijo odiado de un demonio cuyo único
propósito era un día acabar el mundo, y había nacido para convertirse en
el peor jinete del apocalipsis, esclavista, para ser específicos y
estaba saliendo con el fantasma de una guerrera que podría asesinar en
el futuro, raro era un eufemismo colosal.
Para eso, si existiera un ticket de vuelta a la normalidad, Nick sería el primero en la línea para comprarlo.
Su
vida era un caso extremo de estudio de la ley de Murphy, todo lo que
podía ir mal, iba mal, de la peor manera posible y en el peor momento
posible.
Sí, eso era un buen resumen de su día a día.
Lo triste era, que estaba acostumbrándose a eso.
Justo
cuando sonó la campana Caleb estornudó. Y luego estornudó otra vez y
una vez más. Nick se congeló ante el sorprendente sonido que jamás había
escuchado antes. Nunca. Especialmente teniendo en cuenta que las
facciones de Caleb se pusieron pálidas instantáneamente.
— ¿Estás bien amigo?
Caleb se pasó la mano por la frente como diciendo que no era un buen día para ser Malphas.
— De repente no me siento bien.
—Tampoco luces bien.
—¡Dioses, Nick eres tan directo!
Kody refunfuño mientras caminaba a su alrededor para revisar a Caleb, y puso la palma de su mano en su frente
—Cielos, cariño. Estás ardiendo por la fiebre
Caleb sacudió su cabeza. —Es imposible, yo no me enfermo. — Empezó a toser, fuerte.
Con
los ojos entrecerrados Nick dio un paso hacia atrás.—Bueno, no soy un
enfermero ni un médico, pero eso suena como si estuvieras bastante
enfermo para mí, y no de la mejor manera, sino del tipo
Llama-mi-madre-necesito-sopa-y-Kleenex.
Kody palmeó la espalda de Caleb — ¿Estás bien Corazón?
Negando
con la cabeza respiró con dificultad y comenzó a toser de nuevo.
Richardson vino hasta ellos y habló con un tono irritante.
— ¿Hay algún problema?
Nick intercambió una mirada preocupada con Kody antes de responder.
—Creo que Caleb se está enfermando.
Burlándose,
Richardson torció su labio—Me parece que está b… – sus palabras se
cortaron mientras Caleb vomitaba sobre sus pies, gritando ella dio un
salto hacia atrás, pero no antes de que el vomito alcanzaa us horribles
zapatos marrones. Nick arrugó la nariz.
—Amigo, eso es tan
asqueroso – y genial al mismo tiempo. Era bueno saber que Caleb tenía
una puntería excepcional para todo. – Hombre ¿qué comiste en el
desayuno? Eso no se ve bien. Parecen pedacitos de comida para gato o
algo
.
Richardson se puso verde y comenzó con arcadas, y
luego los maldijo de una manera que hubiera logrado que los suspendieran
si el director los escuchaba decirlo.
– ¡Llévenlo ahora a la oficina!
–
Si, Señora. – Nick mantuvo los labios pegados para no reírse por el
asqueroso karma, mientras pasaba el brazo de Cale alrededor de sus
hombros y lo guiaba hasta el frente de la escuela. Kody los siguió.
Tan pronto como salieron del salón, Nick se detuvo para susurrar.
- ¿Quieres que te lleve al baño para que puedas transportarte a casa?
Caleb respiró con dificultad. – Yo-yo.yo no puedo teletransportarme –.
Nick se quedó helado del horror. – ¿Cómo?
El terror absoluto se reflejó en los ojos oscuros de Caleb. – Perdí mis poders, Nick. Soy humano.
Tradución: Mariana Agnelli, para Rito de Sangre A Dark Hunter Fan Site
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