Extracto exclusivo de Born of Legend (La Liga #11)

jueves, diciembre 24, 2015


Jullien miró Ushara con incredulidad.

-¿Quieren que renuncies? ¿Por mi culpa?

-No. Quieren que renuncie porque estoy a punto de reventar su Canting y lo saben. Es por sus acciones, no por las tuyas.

-Por mi culpa- repitió con insistencia.

Pero ella estaba siendo igual de obstinada como él.

-Rompieron el Código. Ellos son los que lo hicieron mal. No tú.

-Estoy teniendo dificultades al culparles a ellos cuando sólo estaban tratando de protegerte.

-Sea como fuere, no soy tan indulgente por lo que te hicieron a ti. También quiero sangre por eso.

Él resopló.

-Oh, no dejes que esto –dijo señalando a su pose calmada y relajada- te engañe. No soy un santo ni un mártir. No voy a perdonar. Voy a exigir mi venganza. Por mi cuenta. Pero eso queda entre nosotros. Después de todo, soy un contencioso bastardo, el hijo de todos los bastardos, y un Anatole eton. No dejamos nada pasar. Nunca. Ese barco era sólo la primera ronda. Pero son tu familia y no quiero que se enfaden contigo.

Riéndose, ella le puso la mano a la frente cuando finalmente entendió por qué estaba protestando por interferir. No le estaba diciendo que lo dejara ir porque, como Chaz, estaba tratando de hacer las paces. Más bien, quería un trozo para él.

-Eso es tan. . . retorcido. Pero dulce. De una forma macabra.

-Sabías que estaba roto cuando me acogiste. Está dentro de ti, mu tarra. Yo vine a este matrimonio con una enorme etiqueta de advertencia. Y una recompensa por mi cabeza. Lo sabías, cielo. Lo sabias.

-Sí. Sí que lo sabía. -Suspirando, se levantó-. Déjame ir lidiar con esto y…

-Oh, yo voy contigo.


-Jules...

-Estoy bien, Shara. Tuve mi crisis nerviosa. Me lamí las heridas. Ahora estoy de vuelta. La única cosa que puedes agradecerle a mi psicótica abuela y a mi tía es que aprendí a recuperarme rápido de la locura. Tenía que hacerlo. Me llevaba el golpe más duro. Me aislaba en mi interior, recuperaba el aliento, me cabreaba y volvía a  la lucha contra el doble de fuerzas, con renovado vigor y determinación. Eso es lo que hago. Es por eso que estoy todavía aquí y vivo, mientras que el resto de mi familia está en sus tumbas. Si llaman a mi puerta, es problema suyo. Me hicieron levantarme. Ahora, estoy respondiendo a la puerta. ¿Quieren un pedazo de mí? Se lo ganarán. No voy a mandarte allí a luchar sin mí. Si tú vas, yo voy. Soy tu marido. Mi lugar está a tu lado, como apoyo, cada paso del camino, hasta Tofet, ida y vuelta. Defendiéndote con mi último aliento. Nunca vas a estar sola, siempre y cuando esté aquí.

Él era tan diferente de su primer marido. Tan diferente de cualquier persona que había conocido. Mientras ella estaba acostumbrada a hombres fuertes que se levantaban a luchar y defender, eran mucho más autoritarios respecto a eso. Todos la dejaban de lado rápidamente y tomaban las riendas. Jullien sabía cuándo liderar y cuándo mantenerse firme. A diferencia de lo que le pasaba con ellos, con él no se veía amenazada. Él la pondría a ella como líder y permanecería atrás, siempre y cuando se le diera el respeto que sentía que los demás le debían a ella, y sólo levantaría acabar con todos los que no lo hicieran.

¿Honestamente? Adoraba a eso de él. Era como tener un lorina de guerra domado en la mano. Sólo él era mucho más encantador y dulce.

Aunque, no se comportaba mejor cuando le plantaban cara, y era mucho menos predecible.

Definitivamente mucho más aterrador.

-Muy bien –cedió ella-. Ármate. Esto no va a ser agradable.

-¿Ya te has olvidado del agujero del que me sacaste?

Ella se estremeció ante el recuerdo.

-Voy a matarlos.

-Oh cielo, por favor. . . -Se mordió el labio seductoramente-. Quiero todo el honor, y el primer tiro.

Con un afán de que en realidad la aterrorizaba, se deslizó fuera de la cama y se fue a la ducha.

Ushara dejó escapar una risa amarga. Él era un luchador. La sacerdotisa no se había equivocado en eso. Un verdadero hijo de Kadurr. Definitivamente podía ver la sangre del Samari en él. Tenía mucho sentido. Ese espíritu infatigable era lo que había salvado su raza y los motivó a seguir hacia delante contra unas probabilidades abrumadoras. A la vista de todo ello, habían elegido ser peligrosos.

Aun así, esto se va a poner mal. Su padre fue muy respetado y ella era una joven comandante. Muchos nunca se habían puesto de acuerdo con su nombramiento bajo el liderazgo de Trajen.

Muchos de ellos nunca habían apreciado la manera en la que Trajen había subido al mando, sobre todo al haberlo hecho de una nación rival.

Eso incluía a algunos miembros de su propia familia, como el padre de Kirill al que nunca le había gustado Trajen, o había apreciado el hecho de que no estaban siendo dirigidos por un Andarion. Pensaron que Trajen era un ser humano normal, y a su parecer, eso le hacía débil.

Si ellos supieran. . .

Cuando estuvieron vestidos y se dirigieron a la reunión, Ushara estba enferma de preocupación y temor. Si Jullien estaba nervioso o aprensivo, hizo un gran esfuerzo por ocultarlo. Parecía completamente tranquilo y confiado. Calmado, incluso.

-¿Cómo lo haces?

-¿Hacer qué? -preguntó.

-Permanecer perfectamente tranquilo y sereno cuando estás caminando hacia la sala de estar de tus enemigos. Vas me lo preguntó cuando fuiste al templo con nosotros y tiene razón. Nada parece perturbarte. ¿Es un rasgo aristocrático innato o algo más? ¿Cómo manejas toda esa confianza y esa gracia real en todo momento?

-Es sencillo. Tú y Vas camináis con el temor de decir o hacer algo mal y que entonces no les vais a gustar más. O de equivocaros y perder su respeto. Yo sé que al entrar me odiarán. No hay absolutamente nada que pueda decir o hacer, incluyendo prender fuego a un bebé o darle una patada a un cachorro, para que ellos me odian más. Así que no tengo nada que perder en lo que a ellos respecta. En realidad es bastante liberador saber que no hay forma de hacer que les guste. Ni siquiera un acto divino podría ponerles a mi favor. Así que no tengo presión o miedo de ningún tipo. No hay nada que pueda hacer para fastidiarla. Cualquier cosa que diga o haga será socialmente inaceptable, dicha de la peor manera imaginable, y mal interpretado por todos. Podría simplemente pasármelo bien y aceptar que de todos modos me van a acusar de ser el Rey de Todos los Bastardos.

Ella se rió y negó con la cabeza.

-Eso es triste y sin embargo terriblemente cierto, ¿no?

Se encogió de hombros con indiferencia.

-En realidad es una bendición.

Antes de entrar a su oficina, ella se tomó un momento para enderezarle el abrigo a Jullien. Le parecía adorable como se apañaba siempre para tenerlo ligeramente torcido. Había vuelto a usar sus gafas de color rojo en lugar de lentillas y, a pesar de sus fuertes y valientes palabras, vio el dolor que asomaba en sus ojos. A pesar de que él no hizo ningún comentario sobre lo que le habían hecho, ella sabía que no solo le había dejado nuevas cicatrices físicas en su cuerpo. También las tenía en su alma.

Podría asesinar a su familia por eso. Veía los rastros de lo que habían hecho cada vez que le tocaba la cabeza y hacía una mueca de vergüenza. En la forma en la que se encogía e hombros, se contenía y enderezaba la espalda como si estuviera determinado en no dejárselo ver a nadie.

Incluso a sí mismo.

Tenía una fuerza interior y una dignidad que le asombraban.

Con todo en su lugar, él abrió la puerta y la sostuvo para ella, que lideró el camino hasta su oficina.

Y cuando todos vieron que estaba con ella, cada par de ojos  se pegó a ellos, y comenzaron a oírse susurros. Ushara no les dijo una palabra mientras entraba en la habitación y se dirigía a la mesa de Zellen.

-Mi día libre, ¿eh?

Zellen asintió.

-¿Sala de conferencias?

-¿Por qué no? Parece un buen lugar para un tribunal popular, ¿no es así?

Su padre se puso de pie mientras se dirigía hacia el pasillo que conducía a la misma.

-¿Crees que es una buena idea traerlo aquí?

-Mejor idea que provocarle. -ella se inclinó hacia delante, como si fuera un secreto.- Déjame decirte una cosa que he aprendido sobre cómo tratar con mi marido. Piensa en él como la lorina gigante en su hábitat natural, durmiendo felizmente en su cueva. Podría sacar la cabeza para verte pasar de largo, pero siempre y cuando no llames su atención, no atacará. Hagas lo que hagas, por el bien de los dioses, no le lances una piedra. Porque una vez que tengas toda su atención, va directamente a la yugular. Pregúntale a Kirill.

Eso hizo que su tío se pusiera en pie.

Lo que a su vez hizo que Jullien se diera la vuelta hacia él.

El padre de Kirill, Klavdii dio un paso hacia adelante hasta que observó en el tamaño exacto de Jullien, y vio el color de sus ojos.

Luego se retiró.

Ushara pasó su mirada sobre los hombres reunidos en la sala de espera.

-Pasemos esto a la sala de conferencias, ¿eh?"

-¿Quién lo autoriza? -preguntó su padre.

-Yo.

Trajen, que apareció de entre las sombras, pasó por su lado.

Su padre pegó un salto, alarmado asustado.

Trajen se detuvo en la puerta de la sala de conferencias para mirarles.

-A menos que uno de ustedes quiere retarme por mi posición.

Uno por uno, desviaron la mirada.

Trajen miró a Jullien, con una ceja levantada.

-Tentador, pero estoy demasiado cansado.

Con un bufido, Trajen le dio una palmada fraternal.

-Irónico. Eres el único que tendría una posibilidad de ocupar mi lugar y probablemente el último que querría intentarlo.

-Porque yo no soy un puto idiota. . . . Solo tengo daño cerebral.

Riendo, Trajen entró a la sala de conferencia para tomar asiento en la cabecera de la mesa. Su sonrisa se desvaneció en el momento que el resto tomó asiento.

Ushara sentó a su derecha, con Jullien detrás. Ella lo miró.

-¿No te sientas?

Él sacudió la cabeza y se quedó de pie, con las piernas tensas y los brazos cruzados.

Eso no era para nada intimidante o aterrador. Pasó una mirada divertida a Trajen que estaba sonriendo antes la postura de Jullien.

Trajen se aclaró la garganta.

-Estoy pensando antes de empezar. . . . ¿Hay que desarmar su guardaespaldas, VA Altaan?

-Ya le quité las pistolas. Pensamos que sería una mala idea que las tuviera en esta situación.

-Bien pensado. ¿Cuchillos?

Miró a su alrededor otra vez.

-Solo uno. Es su mantita de seguridad. Odio tener que quitárselo. Se pone un poco nervioso sin él.

-Bueno, no queremos eso. ¿Algún otro tipo de armamento del que deba saber?

-Sólo las manos y los colmillos, pero la verdad es que no podemos quitárselos.

Trajen se acarició la barbilla especulativamente por un segundo.

-Sí, supongo que no. Muy bien entonces. Recordad que todos debemos comportarnos lo mejor posible, ¿de acuerdo?

Ushara no tenía ni idea de por qué Trajen estaba tratando de provocar a su familia, Sin embargo, no dijo nada, mientras sus primos, su tío, su padre y hermanos abarrotaban el lugar. Davel fue uno de los últimos en aparecer. Con una mueca, se abrió paso entre ellos. Para mostrar que estaba de parte de Jullien.

-Buenos días. Lo siento, llego tarde. —Él la besó en la mejilla para que todos en la sala supieran de qué lado estaba. Después se situó al lado de Jullien e intentó lo mismo pero, por alguna razón, no fue tan impresionante como cuando lo hizo Davel. Sin embargo, fue adorable.

-Está bien. Primera queja. –Dijo Trajen recostándose en su silla.

Kirill se levantó.

-Hizo estallar mi nave. Toda la maldita nave ¡No queda nada!.

-Lo sé. —Respondió Trajen arrastrando las palabras.— Estaba allí. Lo vi. Me partí de risa.

-¿Y se lo permites?

-Permitir es una palabra fuerte. No estoy seguro de haberlo podido detener. dado su estado de ánimo en aquel momento. Al menos, no sin perder una parte vital de mi anatomía. Decidí que no valía la pena hacer eso por tu lamentable trasero.

-Puedo corroborar que mientras retrocedía lo vi ascender y… —Davel rio.— fue bastante…impresionante.

-¡Espero una indemnización!

Ushara arqueó una ceja ante el tono indignado de Kirill.

-Le sugiero que lo tome del dinero que ganó con la venta de mi marido como esclavo. O tal vez de los créditos que alguien de su equipo obtuvo por el equipo que le fue robado y que nunca se le devolvió. Se el valor total que eso tiene de primera mano. Tengo la factura de una décima parte de todo ¿Quieres que te lo envíe?

Kirill la fulminó con la mirada.

-Para tu información, no gané créditos por eso. Tuve que pagarlos para llevármelo a él.

Se dio cuenta demasiado de lo que había dicho.

Ushara no podía respirar mientras esas palabras golpeaban con fuerza. Jullien no se movió.

Su mirada saltaba de su padre a su tío, una y otra vez.

-¿Participabais los dos en esta conspiración?

-Tu padre quería sacarlo de tu vida. Nos ocupamos de él.

Ella arqueó una ceja ante eso.

-No has sido la misma desde que él llegó aquí. Estás distraída y tus lealtades fracturadas. –declaró su padre.

-Mis lealtades están exactamente donde deben estar. Donde siempre han estado. Con mi gran almirante, esta Nación y con mi familia. No he roto ningún juramento ni vacilado en ningún deber.

-Nos has puesto en peligro al traer a un corazón oscuro perseguido a esta Nación, sabiendo que lo odiamos. Que no es bienvenido aquí y que nunca lo será.

-Hombre, eso es duro. –Dijo Davel haciendo una mueca de dolor.

A continuación fue Jullien quien habló en voz baja.

-Yo, por mi parte, te doy la bienvenida, drey. Te quiero, también, de una manera puramente platónica y fraternal.

-Lo agradezco. 

-No hay problema. Eso sí, no prendas fuego a mi nave, especialmente si estoy en ella.

Jullien resopló.

Su padre miró a Davel.

Trajen dejó escapar un suspiro irritable.

-Mirad, estáis haciendo que pierda el tiempo. No estoy recogiendo otra VA. Ushara no ha hecho nada para sacudir mi confianza. Sólo estoy participando en esta pequeña velada para apaciguaros. A la larga, lo superareis.

Klavdii se puso de pie.

-¡Esto es un ultraje!

Ushara negó con la cabeza.

-No. El ultraje viene ahora. Mira a tu alrededor. Cada miembro de Night Rain ha perdido su rango, con efecto inmediato. Los que tienen Canting lo han perdido también. Y eso te incluye a ti, Klavdii, y mi padre.

-¡Qué!

Ella miró a su padre sin pestañear.

-Cualquier persona relacionada con lo que le pasó a mi marido está arrestado. No traicionamos a un Tavali. Por ningún motivo. Puse mi marido en sus manos. Cuando le traicionasteis, también me traicionasteis a mí y a esta nación. Todos habéis violado vuestros juramentos más sagrados. A los ojos de Tavali, habéis cometido traición a la patria y no voy a permitir que eso suceda.

Su padre miró a Trajen.

-¿Permite que esto pase?

-Su marido. Su decisión. A menos que por algún milagro, usted puede encontrar a alguien para hablar en su nombre.

-Yo lo haré.

Todos se giraron conmocionados mientras Jullien hablaba.
Ushara le miró boquiabierta.

-¿Cómo?

-Sólo de pensar que, por desgracia, todos estos cabrones tienen hijos. Aunque me importa una mierda cualquiera de ellos, algunos de su prole que no están en esta sala son bastante monos. Los más jóvenes siguen siendo inocentes. En realidad no es justo castigarles a ellos porque estos cabrones no usaran condón o no se comportaran como seres sensibles con conciencia. No quiero ver a sus hijos en la calle o muriendo de hambre.

Davel fue presa de un ataque de tos repentina. Finalmente se dio por vencido y dejó que se convirtiera en una risa histérica.

Ushara logró mantener la compostura, pero no fue fácil, sobre todo con su hermano y su hiena.

-Bien. Estáis en libertad condicional durante un año. Cualquier infracción y su Canting desaparecerá para siempre. Con tan solo fruncir el ceño en dirección a mi marido y haré que os convirtáis en su escoria personal. Por otra parte, el diez por ciento de vuestro dinero para el próximo año se destinará a pagar los salarios y diezmos que Jullien perdió.

Cuando empezaron a protestar, ella levantó la mano.

-Seguid protestando y lo haré un veinte por ciento. Y Kirill, se te han bajado dos rangos, capitán Altaan.

-¡Eso es una mierda!

-No, no lo es. Tienes suerte, sigues siendo incluso un cebo en este momento, teniendo en cuenta lo enfadada que estoy contigo. Así que no quiero quejas al respecto. Ahora ya podéis iros. ¡Salid antes de que deje que mi marido vaya a por vosotros!

Salieron lentamente, y muy a regañadientes.

Davel suspiró.

-Nuestra casa va a ser muy divertida en las vacaciones familiares para los próximos años.

-Ah, te encanta -Ushara sonrió.

Davel se rio.

-Sí, tienes razón.

Su padre los miró mientras la sala se vaciaba.

Ushara esperó a que hablara. Esa expresión en su rostro siempre significaba que una charla cáustica se estaba gestando. Honestamente, no estaba de humor. Ya era demasiado mayor para sus discursos, sobre todo cuando ella no era la que había hecho algo tan moralmente reprobable.

Pero antes de que pudiera comenzar, la puerta se abrió.

Ushara frunció el ceño cuando sus abuelos llegaron con la suma sacerdotisa. No tenía ni idea de qué se trataba, pero la aterrorizaba, especialmente teniendo en cuenta el ceño fruncido en el rostro de su abuelo mientras se les acercaba.

-Vidarii  -saludó Trajen-. ¿Qué podemos hacer por ti?

-Quería comprobar noticias que mi nieta me dio antes de irse.

 Se acercó a Jullien con Unira Samari a su lado.

Jullien se tensó inmediatamente y adoptó la postura de ese guerrero que no era un buen presagio para aquellos que estaban frente a él.

-Tranquilo, m'tana –dijo la suma sacerdotisa, tocándole ligeramente el brazo-. Todo va bien.

Él lanzó una mirada incierta a Ushara.

-Graspa?

Sin respondele, le quitó las gafas a Jullien con suavidad para poder mirarle a los ojos. Él aspiró bruscamente a su color.

-Queridos dioses… Es verdad. No estabas mintiendo.

-Paka? –dijo su padre y se puso en pie-. ¿Que esta pasando?

Las lágrimas brotaron de los ojos de su abuelo. Con reverencia, él y su abuela se pusieron de rodillas frente a Jullien y se inclinaron.

(PARTE BORRADA DEBIDO A UN SPOILER MASIVO)

Unira se rió con Jullien, luego le dio el sobre en la mano.

-Este es el regalo que mencioné ayer y que quería que tuvieras.

Con el ceño fruncido, lo abrió y se quedó sin aliento cuando se dio cuenta que era el título de la nave de Unira.

-No entiendo.

-Soy viejo y no necesito hacer más bloqueos. Los dioses estaban tratando de decirme algo cuando me castigaron. Y he estado pensando mucho desde que te vi trabajando en mi niña... Quiero que la tengas.

-Pero no soy un Tavali.

-Aún no. Pero lo serás, y necesitarás una nave. Tiene que ir con alguien que la entienda y la ame como lo hice yo. Tú no solo la quieres, sino que también puedes repararla y mantenerla volando como nadie más puede. No puedo pensar en ningún capitán mejor que tú.

-Gran…

-Matarra -dijo con un brillo en sus ojos, interrumpiéndolo.

Jullien sonrió.

-Yo…

-No digas que no puedea aceptarla. Ella era para ti. Lo sé con cada parte de mi corazón. Los dioses querían que la tuvieras, y yo también "

Jullien le tomó la mano.

-La aceptare con una sola condición.

-¿Que es…?

-Que permanezcas como miembro de la tripulación.

Unira chasqueó la lengua.

-Vas a tener que convertirte. No voy a volar con un capitán pagan y arriesgarme a la ira de los dioses.

Jullien se rió.

-Entonces tenemos un trato. Además, iba a convertirme todos modos.

Poniéndose de puntillas, le dio dos besos en las mejillas.

-Siempre he querido un hijo propio. Los dioses no podían haberme dado un hijo mejor, más ilustre o guapo que tú.

Jullien tragó saliva cuando esas palabras le pusieron serio. No estaba seguro de cómo tomarlas. Nadie había le querido antes.

Ushara le puso su mano en el hombro.

-Le has dejado sin palabras. Eso es toda una hazaña.

Davel le pasó el brazo alrededor del cuello de Jullien y le besó en la mejilla.

-¡Oh! Creo que esto significa que es todo mío ahora, drey. Voy a torturarte en mi tripulación.

-Hermoso –dijo Jullien en un tono muy seco-. ¿Dieciocho meses?

-Sí.

Jullien suspiró con cansancio. Pero había un brillo en sus ojos que dijo que no le importaba.

(MÁS ELIMINACIÓN DE SPOILERS MASIVOS)

Davel le dio una palmadita en la espalda.

-Bienvenido al clan Altaan, drey. Haré que lo cambien en tus papeles.

Jullien se revolvió el pelo.

-Aunque aprecio la idea, creo que voy a seguir usando Ixur.

-¿Por qué?

Él hizo un gesto con la barbilla hacia la expresión contrariada de su padre.

-Para no irritar su paka aún más y para evitar que su tío pierda aún más la cabeza. Creo que es mejor mantener cierta apariencia de armonía familiar, por el momento. Además de que mantiene una capa de protección entre mí y Ushara y Vasili. No quiero que ninguno de mis enemigos los use para venir a por mí.

Unira le puso una mano en el hombro de forma maternal.

-Eres un buen hombre, y un marido devoto. Yo sugeriría al menos cambiar a Samari para protegerse de aquellos que te están buscando para tu alias actual. Podemos fabricar fácilmente toda la nueva documentación, para protegeros tanto a ti como a ellos.

Jullien tragó saliva mientras su garganta se apretaba en señal de gratitud.

-Me siento honrado, Ger Tarra.

Nadie había jamás intentado protegerlo de sus enemigos antes. Honestamente, es amable de su miedo de que alguien considere su bienestar ahora.

-Gracias. Te juro que voy a hacer nada para avergonzar a vuestro linaje.

-Tengo plena fe en ti, m'tana. Desde el primer momento en que te vi, supe que eras un Andarion de alta integridad y nobleza.

-Yo no iría tan lejos. Pero me esfuerzo por hacer lo correcto... a veces.

Ella sonrió.

-Los Kadurr se vieron obligados de vez en cuando a cometer pecados con el fin de arreglar las cosas. Sin embargo, los dioses les perdonaron. Son las intenciones detrás de las acciones que los dioses tienen en cuenta más que las propias acciones.

-No estoy seguro de que eso me ponga en mejor lugar, ya que mis intenciones no son a menudo mejores que mis acciones.

-Por lo menos eres honesto –dijo la sacerdotisa riendo y negando con la cabeza-. Y con eso, tengo mucho que hacer. Voy a tomar mi licencia ahora.

Su abuela les cogió a ambos de las manos.

-Una vez que tu Dagger se convierta, esperamos una boda real. No esa parodia que hiciste sin tu familia presente. Hablaré con tu madre y tus hermanas, y comenzaremos la planificación. Queremos el conjunto al completo.

Ushara se rió.

-Mi pobre amor no tiene idea de lo que le espera.

Davel chasqueó la lengua con la mirada.

-Hermano, toma mi palabra. Corre.

Su padre asintió.

-Vas a desear que te hubiera disparado en la cabeza.

Jullien volvió hacia Trajen.

-¿Es una broma?

-Ya te gustaría –Trajen dejó escapar una risa malvada-. Me alegra ser célibe. Me ahorra mucho drama –se dirigió hacia la puerta, pero se detuvo para mirarles-. Para que conste, si hubiera reemplazado a Ushara como mi VA hoy. . . mi segunda opción habría sido Dagger. Me habría subido su Canting basándome en sus excepcionales conocimientos militares y políticos, en sus habilidades de diplomacia cuando decide usarlas, y sus habilidades en batalla más que demostradas. Así que no ganaste ningún terreno. Te lo digo para que lo digieras. Una vez tenga la ciudadanía, será trasladado a Canting y de ahí a las filas del modo más rápido que me sea posible. No querría a poner a nadie más a mis espaladas o a las de Ushara –miró de forma tajante a Davel-. Haz saber cuando lo llevaremos a la tripulación que considero mi familia. Si alguien le hace algún mal, me encargaré personalmente. Para mí, él es mi hermano pequeño. Y voy a joder a cualquier Tavali que le toque.
Con eso, Trajen los dejó.

Zellen dejó escapar un lento suspiro.

-Voy a contárselo a todos. Y empezar a trabajar en el nuevo papeleo.

Davel golpeó con los puños Jullien.

-Estra, mi drey.

Jullien inclinó la cabeza hacia él.

-Estra.

Petran cogió a Ushara entre sus brazos y la sostuvo antes de besarle la parte superior de la cabeza.

-Ahora sé cómo el paka de tu madre sintió cuando ella me arrastró a casa para encontrarse con él.

-¡Paka!

-Es verdad. Él me echó. Le llevo a tu madre un mes entero convencer a su yaya que yo era digno de cortejarla. Todavía tenía que someterme a una purificación completa con su padre y hermanos antes de que me dejaran estar cerca de ella. Odiaba a ese bastardo hace tiempo.

Jullien arqueó una ceja.

-¿Purificación?

-Entrenamiento de supervivencia -explicó Petran-. Y para que lo sepas, se supone que no te van a vender. Lo hicieron sin mi conocimiento ni consentimiento. Sólo se supone que te llevan a donde te encontraron y te dejan allí. Eso era lo que habíamos acordado.

Ella frunció el ceño.

-¿Entonces por qué estabas peleando con Davel?

Su padre se rascó tímidamente a la oreja.

-Yo no le creí cuando me dijo lo que habían hecho. Le acusó de mentir.

-¡Paka!

-Lo sé. Pero es difícil escuchar algo como eso y creerlo. Yo no quería hacer daño a alguien a quien amaba por...

Se empezó a poner colorado.

La expresión de Jullien convertido en piedra.

-¿Alguien como yo?

-No voy a hacer nunca otra vez, muchacho. Te lo prometo -su padre le tendió la mano a Jullien.

Asintiendo, Jullien la estrechó.

Él tiró de él y lo abrazó.

-De hoy en adelante, yo te considero mío, y te defenderé como tal."

-Gracias, Gur Tana.

Aclarándonse la garganta, se echó hacia atrás para mirarles a ambos.

-Y voy a estar esperando un nieto. Junto con algunas nietas.

Ushara se rió.

-Vamos a empezar a trabajar en eso de inmediato.

-¡Bien! No estoy haciendo más joven. Los días como hoy me envejecen más rápido.

Su enlace comenzó a zumbar con el tono de Vasili. Ella lo respondió y, a continuación, se puso pálida.

-¿Cariño? ¿Qué pasa? –ella hizo una pausa-. ¿Vas? Respira, cielo.

Jullien frunció el ceño ante su tono preocupado.

-¿Todavía estás en la escuela? –su voz temblaba-. Vale. Quédate ahí. Voy para allá. No te muevas –y colgó.

Jullien le frotó la espalda.

-¿Qué pasa?

-No estoy segura. Estaba demasiado alterado para hablar con claridad. No podía entender lo que estaba diciendo. Pero tengo que ir a por él.

Ella se dirigió a la puerta.

Los tres de ellos fueron con ella a la escuela de Vas, que terminó siendo algo bueno ya Vasili no estaba en su clase. Más bien, estaba escondido en el baño de hombres, y se negaba a salir.

-¿Vas? –le llamó Jullien mientras entraba con Petran y Davel para buscarle-. ¿Estás ahí?

Sollozando, Vas salió corriendo de la última baño y se arrojó a los brazos de Jullien.

Jullien lo sostuvo mientras veía las miradas de asombro de Petran y Davel.

-¿Qué pasa, mi tana? ¿Alguien te hizo daño?

Vasili sacó una pequeña caja y se la entregó a Jullien. Hablaba con palabras entrecortadas y entre sollozos.

-Estaba . . . en . . . mi . . . m-m-m-mochila.

Con el ceño fruncido, Jullien abrió la caja, y luego maldijo en voz alta cuando vio un dedo cortado y sangriento. Llevaba el anillo de sello que había intercambiado al comprar piezas de la nave de Oxana. Cerró la tapa y le dio la caja a Davel antes de que volver a coger a Vasili entre sus brazos y abrazarlo con fuerza.

-¿Viste quién lo puso ahí?

Sacudió la cabeza y lloró aún más fuerte.

La maldición de Davel al verlo igualó la de Jullien y se lo pasó a su padre.

-¿Dónde está la mochila? –preguntó Jullien.

-C-c-c-clase.

Jullien mantuvo sus brazos envueltos apretadamente alrededor de Vasili mientras salían del cuarto de baño e iban con Ushara. Miró a su alrededor, tratando de encontrar a alguien que no fuera de allí. Que los dioses le ayudaran, porque cuando le pusiera las manos encima al responsable iba a desgarrarle garganta con sus propias manos.

Nadie podría alterar Vas así y vivir. Nadie amenazaba a su familia. Nunca.

Petran y Davel salieron detrás de él.

-¿Quién crees que hizo esto? –le preguntó Davel a Jullien.

-Nyran –gruñó Jullien-. Tiene que ser él. Nadie más está tan enfermo.

Ni siquiera su abuela le habría hecho eso a Vasili. Ella le habría enviado una mano a Jullien con una nota amenazante. Como regla general, ella no aterrorizarba a los niños a menos que los conociera personalmente. Para ella, no había diversión en asustar a un extraño a menos que estuviera allí para presenciarlo.

-¿Qué ha pasado? –preguntó Ushara.

Davel le tendió la caja a Ushara.

Con la tentación de darle un puñetazo, Jullien le arrebató de la mano.

-¡No le enseñes eso a tu hermana! –la metió en el bolsillo antes de que le explicara lo que era-. Es el anillo de sello cambié por la nave de tu hermana.

-Eso no es todo lo que hay ahí –dijo Davel en voz baja.

-Es todo lo que necesita saber –Jullien le fulminó con la mirada-. No hagas que te golpee con una silla. Ya que no puedo ponerle las manos encima al que hizo esto, te haré un digno sustituto para descargar mi ira.

-Hermano, tienes serios problemas para controlar la ira.

-La verdad es que sí -Jullien apretó los dientes. Quería sangre por esto. Cualquiera que traumatizar a un niño tan innecesariamente...- Tenemos que buscar su mochila.

Él y Davel fueron a buscarla mientras Ushara y su padre llevaron a Vasili hacia la oficina para llevárselo el resto del día.

Mientras se dirigían a la clase, Davel suspiró.

-Necesitas relajarte. No le pueden hacer daño en esta base.

-Perdona si no estoy de acuerdo. Consiguieron acercarse lo suficiente darle un dedo cortado. Pueden acercarse lo suficiente para hacerle daño.

-Alguien tiene que haberle visto.

-Entonces señálales para que pueda poner fin a sus vidas.

Al entrar en la sala, el maestro comenzó a protestar.

-Está bien –dijo Davel, aplacándole-. Este es el padre de Vasili. Su madre está con él en la oficina y nos lo vamos a llevar a casa.

El profesor pasó una mirada curiosa sobre el cuerpo de Jullien.

-¿Eres un Tavali?

Davel respondió por él.

-Es TNT. ¿Hay algún problema?

-¿Fyreblood?

Davel asintió.

-Samari.

Jullien arqueó una ceja mientras Davel continuó respondiendo por él.

El maestro parecía impresionado.

-¿Alguna vez habla?

Jullien sonrió.

-Los que no me conocen piensan soy callado. Los que me conocen, desearían que lo fuera.

-¿Perdon?

Se colgó la mochila de Vasili encima del hombro y esbozó una sonrisa hacia el maestro.

-Típicamente practico sarcasmo excesivo ya que los golpes al azar en la garganta tienden a hacer que me detengan en la mayoría de los sistemas.

-Y por eso no dejamos que hable mucho. Que tenga un buen día –dijo Davel mientras le sacaba de la habitación-. Gah. . . No puedo creer de Shara te permita salir en público sin supervisión.

-¿Qué? Nadie sangró, murió o fue golpeado en la cabeza durante esa reunión. Mis habilidades sociales han mejorado mucho, especialmente teniendo en cuenta el estado de ánimo en el que estoy.

-Un pensamiento aterrador. Explica mucho sobre la política Andarion.

-Sí, exacto. Es por eso que el estándar Anatole de diplomacia siempre ha sido: claro que vamos a negociar si resulta que hay supervivientes.

Jullien comenzó a buscar dentro  de la mochila mientras se dirigían a la oficina.

Se detuvo frente a la puerta al encontrar la nota que habían metido en el interior con la caja. La abrió, leyó las palabras y su furia aumentando con cada una.

Justo cuando crees que estás a salvo. . .

“Tarde o temprano, todos pagamos los honorarios del Korilon. Tu factura llega, Julie. Deberías esperarla.”


Su visión se oscureció. <<Oh, por favor. Eres tú el que debería vigilar las sombras. Voy a por ti, Nyran. Y estás a punto de sangrar. Mucho.>>


Traducción: Loudd P. y Emma Gigán

Enlace al original exclusivo: AQUÍ

Más Información En...

5 comentarios