No hay nada en el universo que el dragón maldito, Falcyn, odie más que a la humanidad... excepto a los humanos griegos. En una guerra de la que no quería formar parte, ellos destruyeron sistemáticamente todo lo le importaba. Ahora está recluido, lejos del mundo y esperando el día en el que la evolución se deshaga de la plaga humana.

Medea era la nieta del dios griego Apolo, y fue una de las primeras de su gente en ser condenada a morir. Pero no dejará que nadie controle su vida. Ni siquiera su infame abuelo. Y cuando Apolo envía una nueva plaga a destruir lo que queda de su gente, se niega a quedarse mirando como le arrebata todo lo que quiere una vez más.

Esta vez, conoce un arma secreta que puede detener al dios y a su ejercito de demonios. De una vez por todas. Sin embargo, ese elemento está en las manos de un dragón que no quiere tener nada que ver con política, los dioses, la humanidad, demonios o apolitas. Y especialmente no con ella. Es un objeto impasible.

El enemigo de mi enemigo...

Cuando Apolo hace un movimiento contraproducente, fuerza a Falcyn de nuevo en la lucha. Ahora Medea tiene el arma que necesita para salvar a su gente, o a liberado el Armagedon. Si no encuentra la forma de controlar al dragón antes de que sea tarde, Falcyn será una plaga para la humanidad peor que la que Apolo ha desatado. ¿Pero cómo podría alguien controlar a un dragón cuyo derecho de nacimiento es la aniquilación del mundo?