Extracto exclusivo de Death Doesn't Bargain

viernes, julio 28, 2017


Aquí os dejo el nuevo extracto totalmente traducido al español. Para aquellos que queráis seguir la trama de Deadman's Cross y aún no hayáis leído Deadmen Walking, ¡este extracto podría contener spoilers!

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¿Kal?


Débil y dolorido, Kalder se congeló al escuchar una voz que nunca había pensado volver a oír.

No. . . No era posible. No era más que la tortura forjada por los bastardos que habían estado desgarrando despiadadamente su carne durante tanto tiempo que había perdido todo concepto de tiempo. Todo concepto de razón. Debido a su crueldad, su madre se había convertido en dolor, y el castigo su único alimento.

Sacudiendo la cabeza para despejarlo, alargó la mano para estabilizarse.

Alguien le cogió la mano.

Sorprendido, apretó el puño listo para pelear, hasta que su mirada se centró en la cara del hombre frente a él. Sólo que no era un hombre. Vio a un muchacho. Un muchacho que una vez corrió tras él con una profunda adoración en sus ojos azules del mar que solamente un hermano pequeño podía tener.

¡Kal! ¡Kal! ¡Espérame! ¿Puedo ir contigo? ¡Por favor! ¡Por favor!

Y en ese solo latido del corazón, notó como se rompía mentalmente ante la avalancha de recuerdos que había hecho todo lo posible para enterrar y olvidar.

-¿Muerig?

Su hermano apretó su mano mientras asentía.

Sin embargo, Kalder no le creyó. ¿Cómo podría hacerlo?

-Estas muerto.

-Y tú también.

-Sí, pero yo estaba condenado y olvidado -Muerig no. A diferencia de él, su hermano siempre había sido un hombre bueno y decente. Honorable. Amado por todos los que habían sido afortunados de ver su amabilidad. Nunca había mentido ni engañado.

Mientras Kalder se había pasado la vida bebiendo y conspirando, Muerig había estudiado y trabajado duro. Siempre sobrio y serio. Siempre generoso en todos los aspectos.

Y había muerto porque Kalder era un pedazo de mierda inútil.

La tristeza inundó el rostro de su hermano un instante antes de que un demonio le agarrara y saliera volando con él.

-¡No! -Kalder se levantó de un salto, pero no pudo pararlo. Ni recuperar a su hermano de las garras del demonio.

Una risa femenina sonó en sus oídos.

-Así que hay algo que amas . . .

El horror lo llenó cuando se dio cuenta de lo que acababa de hacer. Cómo se había traicionado a si mismo una vez más.

Y su hermano. Pero una resonante furia reemplazo al horror al ver que todo había sido un truco.

-¡Maldita seas, Vine!

Cuando se giró para atacarla, ella chasqueó la lengua.

-Golpéame y tu hermano sangrará de maneras que no puedes ni imaginar.

Ahí estaba equivocada. Porque él poseía toda la imaginación cuando se trataba de hacer sufrir a los demás. En eso, que ella le ganara representaría un verdadero reto.

Sí, había buenas y sanas razones por las que había sido condenado.

Se lo había ganado, con los dos puños, abriéndose paso directamente al trono del diablo. No era algo de lo que estar orgulloso. Simplemente una declaración de hecho. Un hecho que estaba deseando enseñarle.

Sin embargo, sus palabras de advertencia pararon su mano de un modo que ningún ataque podría hacer. Porque Muerig era una de las pocas cosas en su vida por las que se había preocupado. Uno de los pocos que siempre había estado dispuesto a proteger y sangrar por él.

-¿Qué quieres decir?"

En un instante paso de estar en un hoyo infernal y ardiente, a que ambos estuvieran fuera de un pútrido agujero. El olor allí era aún peor que los agujeros de Hadeo donde los demonios le habían perseguido. Las paredes a su alrededor parecían respirar, y rezumaban con una sustancia viscosa que sólo podía ser sangre.

-¿Kal?

Oyó la débil voz de Muerig, llena de lágrimas, y ese tono heló su furia. Pues mientras él había nacido como un furioso luchador e intolerante, listo para morir en cualquier momento, su hermano nunca había sido un luchador de ninguna clase.

Y ese momento le llevó de vuelta a un tiempo y lugar donde todo era simplemente complicado. De vuelta a los horrores de esa inquietante pesadilla cuando había encontrado el cuerpo maltratado y sin vida de Muerig y todo se había unido en un solo dolor reverberante, ya que todos los pecados de su vida le habían perseguida hasta casa para atravesar con una estaca directamente su corazón, que únicamente servía para bombear veneno a través de sus endurecidas venas.

Esto . . . Esto era mucho peor que verse a sí mismo por lo que realmente era.

Para lo que le habían hecho.


Sobre la cabeza de Kalder, apenas fuera de su alcance, Muerig estaba atado a una estrecha cornisa. Su piel se había pelado por la falta de agua. Su agonía aumentaba con cada respiración entrecortada. Pero peor que el tormento en aquellos ojos tan similares a los suyos era la profunda resignación que encontró en ellos.

El deseo tácito de que la muerte acabara con su sufrimiento.

Era un grito silencioso y resonante que Kalder conocía íntimamente. Uno que su propia alma había estado gritando desde que nació.

Con un furioso grito de guerra, Kalder intentó escalar la roca volcánica para liberar a su hermano, pero se resbaló por la superficie manchada de sangre, que le abrió las manos y las dejó devastadas.

Muerig gritó.

Kalder se dio cuenta demasiado tarde de que, de alguna manera, las terminaciones nerviosas de su hermano estaban conectadas a la superficie del mismo suelo y las rocas alrededor de él. Y cada paso o movimiento que hacía causaba a su hermano más agonía. Se estremeció ante el horror de todo aquello.

-Perdóname, Muerig.

Muerig gruñó.

Temeroso de moverse para no causar más daño, Kalder contuvo la respiración mientras pensaba en maneras de liberarlo de su prisión. Aun así, cada cambio de peso le causaba más agonía a su hermano. Era una guarida maníaca construida por los monstruos más malvados.
¡Maldito sea el ejército cimerio! Habían pensado en todo demasiado bien. No había nada que no hiciera más daño a su hermano.

Y nada de eso mataría a un hombre que ya estaba muerto. Así que no había forma de liberar a Muerig.

Era asqueroso. Las viñas habían crecido a través del cuerpo de Muerig, plantándolo en la parte inferior de la cornisa sobre la cabeza de Kalder. Peor aún eran las manos demoníacas que lo sostenían, en particular la de su garganta que se apretaba cada vez que Kalder se acercaba.

-¿La vida de quién valoras más?

Kalder se tensó ante la súbita pregunta que provenía de una puta  sin corazón.

-¿Qué?

-Ya me has oído, sirena. Cambiaste tu fuerza vital por la de Cameron para llegar aquí. Dime, la vida de quién cambiarías por la de tu hermano?

-La mía.

Gadreyal se rió antes de que se materializara para flotar en el aire cerca del lugar donde Muerig estaba colgado. Sus alas revoloteaban con el recuerdo de cuando alguna vez había estado del lado del bien.

Pero eso fue hace eones.

Ahora, ella era una criatura desalmada y despiadada.

-¿Crees que te lo dejaríamos tan fácil? No, pececito. Nunca. Además, ya te tenemos. Lo que buscamos es algo mucho más importante que tú, escoria escamosa.

Vine se materializó a su espalda. Como el monstruo de Deruvian que era, envolvió sus ramas espinosas a su alrededor y las apretó para que él no pudiera moverse. Se clavaron profundamente en su carne, haciéndole sangrar. Sus brazos y piernas palpitaron aún más mientras luchaba contra la restricción.

No sirvió. Ella lo tenía y no había nada que él pudiera hacer, excepto sangrar más. Nunca se había sentido tan impotente. Tan débil.

Y la odiaba por ello.

Debe haber sido así como atraparon a Muerig. Y cómo planeaban atormentarlo eternamente. Atarle allí para que él pudiera ver a su hermano sufrir y saber que él era la causa de su sufrimiento.

No había peor infierno.

-¡Vine! Suéltale. ¡Ahora!

Kalder jadeó al oír la voz trémula de Thorn resonar entre ellos. A pesar del calor que hacía allí, ese tono envió un escalofrío por todo su cuerpo.

Esa ferocidad fue suficiente para hacer que Vine le soltara inmediatamente y retrocediera. Pero sólo por un instante. Luego se recuperó y lo agarró de nuevo.

-¡Tú no me das órdenes, hijo de mala madre!

Thorn apareció delante de ellos con una expresión en su rostro que decía que tenía que ser la criatura más tonta simplemente por respirar y desafiarlo.

-Oh, maldita nenaza, por favor. . . En el estado de ánimo en que estoy, realmente no quieres presionarme. O tal vez sí. Por favor ... -sonrió fríamente en su rostro-, dime que sí. Por ti, estaría dispuesto a cenar con sangre. Y que les den a las consecuencias.

Sus ojos verdes se volvieron rojos.

Vine soltó sus ataduras y se retiró. Gadreyal se adelantó, pero Thorn paró su avance con solo arquear una ceja. Una hazaña verdaderamente impresionante.

Aun así, la Irin sacudió la cabeza.

-No tienes autoridad aquí, demonio. Él nos pertenece.

-Ahí estás equivocada. He conseguido su liberación. Hazle daño y estaré encantado de llevármelo por la fuerza –miró con frialdad a Vine antes de devolver aquella mirada a Gadreyal-. ¿Quieres presionar más mi paciencia?

La respiración de Gadreyal se intensificó cuando aterrizó y se acercó lo suficiente como para mirar a Thorn a los ojos.

-No sé qué extraña relación tienes con nuestros amos o qué poderes ejerces aquí, pero llegará el día en que no podrás parar mi mano tan fácilmente.

-Lo espero con ganas. Pero recuerda, Gaddy, cuando llegue ese momento, no te protegeré las espaldas. Te voy a cortar la garganta.

Él la rodeó para recoger a Kalder.

Kalder no podía creer que Thorn estuviera aquí. El mismo demonio que lo había liberado una vez para servir en la tripulación del Capitán Bane.

El mismo demonio que le había degollado para condenarlo a ese infierno y reemplazar a Cameron y a su hermano.

Vine gruñó indignada.

-¿Qué? ¿En serio? ¿De verdad vamos a liberarle porque lo dice este parásito?

Gadreyal asintió.

-Deja que el bastardo de la sirena se vaya. Créeme. No puedes ganar esto.

Maldiciendo, Vine dio un paso atrás, luego siseó a Kalder.

-Esto no ha terminado, bastardo. Te arrancaré la carne de los huesos.

Thorn bufó.

-Por su aspecto y su olor, diría que ya lo has hecho.

Totalmente ofendido por ese comentario innecesario, Kalder se quedó boquiabierto.

-Veamos qué aspecto tendrías y cómo olerías tú después de que te torturaran.

Thorn hizo una mueca maligna.

-Como sangre, pis y mierda. Porque estaría cubierto en la suya por haber intentando torturarme. Y me deleitaría con la violencia de todo ello.

Sí, era un bastardo enfermo. Lo más probable es que lo hiciera.

Mientras Thorn se alejaba, Kalder lo detuvo.

-Mi hermano está aquí. ¡No me iré sin él!

Thorn siguió su mirada para ver el cuerpo torturado de Muerig. Se estremeció en respuesta a la espeluznante visión.

-Lo siento, muchacho. Sólo negocié por tu libertad. No la suya.

-Entonces puedes quedártela. No lo dejaré aquí sufriendo así.

-No tienes elección.

A Kalder le habían dicho eso toda su vida y ya estaba harto.


-¡No! Si él se queda, yo me quedo.



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